El año que comienza hoy

El año que comienza hoy

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¿Cómo será este año? Desde ya impredecible, porque estamos en un ciclo internacional de escasa racionalidad. Prima más bien el voluntarismo irracional, y en 19 días más, un voluntarista de pura cepa se instalará en la Casa Blanca.

Ya hay otro en el Kremlin.

¿Pero serán Trump y Putin tan irracionales como parecen, o es su irracionalidad una estrategia? ¿Como la de Nixon en 1969 cuando, apoyado por Kissinger, desarrolló la llamada “teoría del loco”, según la cual le conviene a un presidente parecer loco para confundir a sus adversarios? Sabemos que a Trump le interesa esa teoría de Nixon. Quién sabe si a Putin también, si los dos se hacen los locos como estrategia. Pero ¡qué mundo este en que no sabemos si son locos o si solo simulan serlo los líderes de los dos países que más armas nucleares tienen! Como optimista innato, creo que solo lo simulan, y no descarto que en 2025 lleguen a un acuerdo pragmático que le dé paz a Ucrania y a Europa. Ojalá prime la sensatez también en los muchos otros focos de riesgo geopolítico que hay. Medio Oriente, hecho un polvorín. China con su afán de recuperar Taiwán. Trump y la guerra de tarifas que amenaza. Más cerca, la sufrida Venezuela, con su transmisión de mando en solo 9 días más.

En cuanto a Chile, ¿qué nos toca en 2025?

Desde que fue rechazada su Constitución en 2022, el Presidente ha adoptado un discurso más moderado. Eso es bueno. Lo malo es que comunica su moderación con lugares comunes de poca sustancia. Palabras bonitas que a veces describen logros que parecen imaginarios. “Hemos optado por fortalecer la salud pública… hemos optado por fortalecer la educación pública, no destruirla”, dice Boric el 19 de diciembre, en un discurso dirigido a Milei, insinuando que este no es capaz de semejantes hazañas.

¿Lo es Boric? ¿Creerá que ha logrado lo que enumera? ¿De verdad cree que está fortaleciendo la salud pública y la educación pública? ¿Piensa que basta con decir las cosas para que ocurran? ¿Tan profundo es su optimismo ideológico?

En cuanto a la aparente moderación, o maduración, no sabemos si lo que sale de la boca refleja lo que siente el alma. Como ha dicho Tomás Vodanovic, “la gran medición para ver si la maduración del Frente Amplio es verdadera será cuando (le) toque ser oposición”. Yo creo que se verá incluso antes.

Una prueba será la reforma del sistema político que tanto necesitamos para ser un país viable. Es crucial que la lidere el Presidente Boric, quien no puede no saber lo importante que es para el país. Al liderarla él se convertiría en un estadista, dejando un magnífico legado transversal, de beneficio para todos los chilenos. ¿Pero se va a atrever? Hasta ahora parece que no. Porque la reforma es resistida por ese aliado sagrado que es el PC, que parece preferir un Congreso fragmentado, y por sectores del Frente Amplio, también con aparentes ganas de cosechar el caos. Mi temor, entonces, es que florezca este año el alma de la primera vuelta. Que Boric opte por complacer a su tercio incondicional. Espero estar equivocado.

En cuanto a la derecha, urge que emerja del pantano autodestructivo en que se encuentra. Al ensimismado egoísmo de los republicanos y de los que están incluso a su derecha, no se le ve límites. Más parece interesarles derrotar a Chile Vamos que al oficialismo. En cuanto al mismo Chile Vamos, es tiempo que se unan en torno a Evelyn Matthei y que la ayuden a forjar un gran proyecto país.

Felizmente la política no es todo.

Veremos este año acelerados avances tecnológicos, en inteligencia artificial y en biomedicina. Veremos nuevas modas. ¿Un retroceso de la cultura de la cancelación tal vez? ¿Menos DEI (diversidad, equidad e inclusión) en las empresas, por miedo a que las demanden los varones heterosexuales blancos que las políticas DEI discriminan? Por supuesto, muchas otras cosas que ni sospechamos.

En fin, el año nos va a deparar angustias, alegrías y sorpresas. Aburrido no va a ser. (El Mercurio)

David Gallagher