La situación concreta de la realidad política chilena, desde la perspectiva de la centroizquierda, es la siguiente:
1. El gobierno del Presidente Boric ha perdido entre 20 y 30 puntos de aprobación ciudadana desde que asumió el mando de la nación el 11 de marzo.
2. Por primera vez, en la historia política chilena, el gobierno es apoyado por dos coaliciones políticas diferentes en su historia y que se plegaron al gobierno en momentos distintos. Apruebo Dignidad, en primera vuelta, y la centroizquierda, en la segunda vuelta.
3. Ambas coaliciones, individualmente o sumadas, son minoría en el actual parlamento: 67 diputados en la Cámara, de un total de 155 parlamentarios, y 19 senadores, de un total de 50.
4. Las encuestas conocidas hasta ahora predicen el triunfo del Rechazo el 4 de septiembre y/o un resultado muy estrecho.
5. En los momentos difíciles del Gobierno, como lo fue el denominado “quinto retiro” y el anteproyecto denominado “estado de excepción intermedio”, las bancadas parlamentarias de gobierno se dividieron.
6. Todo indica que la desaprobación del Gobierno ante la ciudadanía obedece en primer lugar a vacilaciones, contradicciones e indecisiones en materia de migración, orden público, delincuencia y violencia en la macrozona sur, así como un desempleo que permanece alto, una inflación anualizada superior al 10% y la proyección de un bajo crecimiento económico para este año.
Frente a este cuadro de hechos concretos, el discurso presidencial del 1 de junio abre una esperanza. El estilo, el tono, la mirada con perspectiva histórica y fundamentalmente la propuesta de contenidos transformadores hacia la construcción de una sociedad más justa y más libre debieran renovar las convicciones y las esperanzas de las fuerzas transformadoras que están detrás del Presidente. Lo anterior obliga, en particular a la centroizquierda y especialmente al bloque denominado “socialismo democrático”, a ser particularmente leales con el Presidente y que esto se manifieste en las bancadas parlamentarias de ambos bloques apoyando las tareas legislativas del Ejecutivo. La primera prueba de esta conducta deseada ocurrirá a fin de este mes, cuando el Gobierno presente la reforma tributaria, la base material de los compromisos transformadores en salud, educación, vivienda y pensiones. No existen alternativas de “matices” ni de individualidades parlamentarias, dado que estas reformas permiten las subsiguientes en las materias descritas. De más está decir que siendo minoría en ambas cámaras se requiere, aparte de la disciplina de la fuerza propia, establecer un diálogo inmediato con el Partido Demócrata Cristiano y sus bancadas, 8 diputados y 5 senadores, así como una relación positiva con los tres diputados humanistas, los 2 ecologistas y los 7 parlamentarios del Partido de la Gente. La suma de lo anterior permite lograr la mayoría en la cámara y llegar con esa fuerza a un Senado empatado. Como lo indica la historia, frente a la reforma tributaria, cuyo objetivo es recaudar más de US$ 14.000 millones en régimen, tendrá una ofensiva desde la derecha en todas sus expresiones: la derecha económica, la derecha política, la derecha comunicacional y la derecha cultural. La transferencia de poder que implica esta reforma será ampliamente resistida por las derechas mencionadas, y por lo anterior, se constituirá en “la batalla de las batallas” considerando que para las fuerzas del Gobierno esta reforma es la más importante por los argumentos ya descritos.
La centroizquierda en general y el socialismo democrático en particular, deben desplegar la máxima fuerza política, social y cultural para enfrentar la ofensiva de la derecha y ser capaces, pedagógicamente, de explicarle a la ciudadanía que cada punto de lo recaudado se utilizará y servirá para mejorar la salud, la educación, la vivienda y las pensiones de una inmensa mayoría de ciudadanos y ciudadanas. En paralelo a este esfuerzo, la centroizquierda debe desplegarse para ganar el plebiscito del 4 de septiembre, para tener una Nueva Constitución que de acuerdo con su principal objetivo, cual es la creación de un Estado social y democrático de derecho, sea coherente y consistente con la orientación estratégica y el programa de gobierno reforzado en la Cuenta Pública del Presidente Boric el pasado 1 de junio. (El Mercurio)
Francisco Vidal