El laberinto previsional-electoral de la derecha

El laberinto previsional-electoral de la derecha

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No tenemos contrafactual, pero si J.A. Kast hubiese ganado la segunda vuelta, el ánimo destituyente que aún se respiraba en 2022, probablemente habría aprobado la nueva Constitución. Si no por convicción, al menos como desaprobación a ese eventual gobierno.

Pero ganó Gabriel Boric. Y con él se instaló en La Moneda una generación sin experiencia, con pretensiones moralistas, y más armada de consignas que de soluciones. En tiempo récord, los errores de gestión minaron la credibilidad gubernamental y las prioridades ciudadanas giraron. El agobio del presente le quitó la agenda a los sueños de futuro y la izquierda se vio empujada a mirar donde no quería: crecimiento, seguridad y control migratorio.

El período de Boric devino en una suerte de invernadero para las ideas típicamente de derecha como la capitalización individual, la libertad de elección y el mérito como motores de movilidad social. En el terreno de las pensiones, donde la izquierda marcaba el paso, el clamor pasó de “No + AFP”, a “Con mi plata NO”.

El cambio constitucional perdió toda relevancia y las banderas del progresismo cedieron terreno frente a un electorado más preocupado por el desarrollo económico y la seguridad. Sebastián Piñera en tanto, otrora el Presidente con la más alta desaprobación hoy aparece en una encuesta Criteria como el Mandatario mejor evaluado desde la transición.

Así las cosas, con un gobierno asolado, la derecha tiene todo para ganar las elecciones de este año. Pero, como si se tratara de un mal crónico, parece más empeñada en dispararse en los pies. La reforma de pensiones se ha convertido en un nuevo campo de batalla derechista, en una lucha facciosa por quién encarna más fielmente los valores del electorado y representa a la “verdadera derecha”.

El Presidente en tanto no habla, toma palco y observa cómo las disputas opositoras podrían abrir la puerta a un nuevo triunfo de la izquierda en un momento predominante conservador. Esta historia no tiene nada de nueva y encuentra su expresión más reciente en el fracaso del segundo proceso constituyente, donde las ansias por la hegemonía en la derecha facilitaron un triunfo del gobierno.

Hoy, algo similar podría repetirse, esta vez con la discusión sobre pensiones como telón de fondo. Un debate entre las derechas con relación a la reforma previsional que, lejos de cerrarse con la posible aprobación de ésta, sólo escalará. El gobierno ya entendió cómo usarla para dividir a sus adversarios, mientras la derecha, atrapada en su lógica facciosa, parece más preocupada de usar las pensiones para sus disputas internas que de proponer un proyecto de país. Si la oposición no zanja sus diferencias previsionales y de otro tipo en una primaria amplia, la primera vuelta presidencial será una batalla campal entre facciones que podría regalarle al oficialismo un cómodo pase al balotaje.

Pensándolo bien, quizás todo esto no sea una paradoja en la derecha. Quizás el canibalismo sea su único instinto verdaderamente colectivo. (La Tercera)

Cristián Valdivieso