El mundo está pésimo (1ª parte)

El mundo está pésimo (1ª parte)

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Analizando el escenario global y conversando con colegas de diferentes rincones del planeta, hemos llegado a la conclusión, más o menos evidente, de que el mundo está pasando por un período particularmente negativo y deprimente.

El irrespeto al derecho internacional se percibe en diversos conflictos armados; aumenta la violencia y el crimen organizado transnacional; los autoritarios atacan las democracias y los derechos humanos fundamentales; y problemas planetarios como la amenaza de las armas nucleares y el cambio climático se agravan.

La invasión rusa de Ucrania y la anexión de territorios en pleno siglo XXI en Europa han tensionado el escenario mundial y generarán desconfianza por mucho tiempo en los vínculos entre Estados Unidos y la Unión Europea (UE) con Rusia y sus aliados. Si bien el mundo no está en una nueva Guerra Fría, como la que conocimos hasta el derrumbe del Muro de Berlín, con países alineados en bloques, ha resurgido un elemento central de la Guerra Fría: la amenaza de una confrontación nuclear.

Putin advirtió, en junio de 2024, durante el Foro Económico Internacional de San Petersburgo, que entregaría armas de largo alcance a países aliados en otras partes del mundo para alcanzar objetivos occidentales, porque Estados Unidos y Alemania autorizaron a Ucrania a atacar algunos objetivos limitados dentro de Rusia con las armas de largo alcance que proporcionaron a Kiev.

El recientemente reelegido Presidente ruso repitió otra siniestra amenaza: sostuvo que, por alguna razón, Occidente no cree que Moscú vaya a utilizar su arsenal nuclear, cuando esta opción es claramente parte de la doctrina de seguridad nacional de Rusia en caso de que su soberanía e integridad territorial estén en peligro.

El gasto en armas nucleares según estudios del SIPRI (Instituto Internacional de Estocolmo de Investigaciones para la Paz) y de la ICAN (Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares), aumentó en 10.800 millones de dólares en 2023 con respecto a 2022. EE.UU. representó el 80% de ese incremento, y le siguen Rusia y China. Las nueve potencias nucleares, según el informe de la ICAN, gastaron 2.898 dólares por segundo el año pasado para financiar sus armas nucleares.

Asimismo, el gasto general en defensa se ha disparado. En 2023, las compras de armamentos, según el SIPRI, alcanzaron un récord de 2,4 billones de dólares, el mayor incremento anual desde 2009. EE.UU., Rusia, China, India y Arabia Saudita están entre los países que más gastaron en adquisición de armas.

El mundo se ha vuelto más violento, ya sea debido a conflictos estatales o no estatales. Según el Programa de Datos sobre Conflictos de Uppsala, la violencia es mayor ahora que hace una década, alcanzando 238.822 muertes por violencia organizada a finales de 2022. Estos conflictos han erosionado la protección a los civiles y las leyes de la guerra establecidas después la II Guerra Mundial en las Convenciones de Ginebra

La guerra de Rusia contra Ucrania quedó temporalmente en un segundo plano con el ataque terrorista de Hamas del 7 de octubre de 2023, y el asesinato de cientos de civiles inocentes y el secuestro de mujeres y niños como rehenes. La respuesta desproporcionada del gobierno israelí, consistente en un castigo colectivo a los palestinos en Gaza, el desplazamiento forzado de más de 1 millón y medio de personas, bombardeos indiscriminados, y el aislamiento total de la Franja de Gaza, con un balance de miles de muertes civiles, incluyendo cerca de 4.000 niños, y una hambruna masiva, ha polarizado a la región y a muchas sociedades de Occidente. Protestas generalizadas en campus universitarios estadounidenses y en varias capitales de Europa y América Latina, expresan un rechazo extendido a las políticas del Primer Ministro Benjamín Netanyahu que violan el derecho internacional humanitario en Gaza.

Entretanto, el conflicto estructural de fondo de los años venideros será entre EE.UU. y China, mucho más que el conflicto entre Rusia y Occidente. Estamos ante una lucha por la hegemonía global entre la potencia del statu quo (Estados Unidos) y la potencia en ascenso (China). El peligro es la llamada Trampa de Tucídides, una metáfora alusiva al historiador griego, que se refiere a los peligros de una situación en la que una potencia en ascenso desafía a una potencia del statu quo, como Atenas a Esparta, o Alemania al Reino Unido. El problema es que, según un estudio de Graham Allison, de 16 casos históricos similares, 12 de ellos terminaron en guerras.

Frente a estas crisis, se constata un enorme déficit de liderazgo para encaminar el escenario global hacia un momento de mayor cooperación, paz, y prosperidad.

Y, casi sin saberlo, estamos ante uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo: el fenómeno disruptivo de la revolución digital, considerando que casi nada se ha hecho para regular las compañías de big data y el avance de la inteligencia artificial. Abordaremos este y otros desafíos en la segunda parte de esta columna, reflexionando si hay espacio para una cautelosa esperanza. (El Mercurio)

Heraldo Muñoz