De acuerdo a una reciente publicación de Harvard Business Review, la mayoría de los líderes corporativos entiende que las empresas tienen un papel clave que desempeñar en los desafíos de sustentabilidad; sin embargo, muchos de ellos también creen que implementar una agenda de sostenibilidad no es rentable y, por ende, va en contra de los deseos de sus accionistas.
Esta percepción errada ha persistido en el tiempo, a pesar de la abundancia de estudios que demuestran lo contrario. Solo por citar algunos recientes, un estudio de Nordea Equity Research realizado en 2017 mostró que, en el período 2012-2015, las empresas mejor evaluadas en rankingsde sustentabilidad tuvieron una rentabilidad hasta 40% superior que las peor calificadas. Y en 2018, un estudio de Bank of America Merrill Lynch encontró que las acciones de empresas con un mejor desempeño en factores ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) tuvieron mayor rentabilidad en un horizonte de tres años. Adicionalmente, tuvieron menor probabilidad de grandes caídas de precios y de chances de quebrar, es decir, disminuyeron su riesgo.
Afortunadamente, esta percepción incorrecta está siendo erradicada gracias al despliegue de nuevos instrumentos financieros que vinculan directamente el desempeño en sustentabilidad con el costo y acceso al financiamiento para las empresas. Así lo han anunciado con orgullo en sus conferencias con inversionistas los CFO (gerentes de finanzas) de empresas tales como Thames Water (que obtuvo una línea de crédito por 1.400 millones de libras) y de la aseguradora Generali (línea de 2.000 millones de euros). Si estas compañías cumplen con sus metas en materia de sustentabilidad, lo verán reflejado en un menor costo de capital.
En Chile también vemos esta tendencia, tanto en el sector público como en el privado. Recientemente, el Ministerio de Hacienda emitió dos bonos verdes que tuvieron niveles récord de demanda y lograron tasas mínimas históricas, y permitirán financiar proyectos de transporte limpio, energía renovable y otros. Y la filial chilena de Acciona obtuvo un préstamo cuya tasa de interés será menor en la medida que la empresa mejore su desempeño en sustentabilidad.
Estos nuevos instrumentos financieros permiten la cuantificación a métricas financieras, lo que representa la última valla que hay que superar para lograr una integración completa de la sustentabilidad dentro de las organizaciones.
Es así como los temas que antes manejaban los departamentos de Responsabilidad Corporativa y Sustentabilidad, de a poco han ido permeando las salas de Directorio e influenciando las estrategias de negocios. Como resultado, el CFO se está convirtiendo cada vez más en el nuevo aliado, y ya no el enemigo, de la sustentabilidad. (El Mercurio)
Germán Sáenz