Hace dos semanas la embajadora de Estados Unidos, Bernadette Meehan viajó a Punta Arenas. Era la primera vez que lo hacía desde que aterrizó en Santiago, el 13 de septiembre pasado, pero no la primera vez que estaba en la ciudad. A los 17 años viajó allí desde Río Gallegos en su primera visita a territorio chileno. Por eso, en su reciente viaje pudo reunirse con la familia con la que estuvo en esa ocasión. En su encuentro con el Presidente Gabriel Boric tras llegar al país, recuerda haberle comentado que quién podría haber imaginado que “el futuro presidente de Chile y la futura embajadora de Estados Unidos coincidieron entonces en esa pequeña ciudad al sur del mundo”.
Con su llegada al país, hace poco más de dos meses, se puso fin a una ausencia de tres años y ocho meses sin un representante diplomático de ese nivel de Estados Unidos en Chile. El periodo más largo sin embajador estadounidense en Santiago desde el retorno a la democracia. Por eso, Meehan ha tenido una intensa agenda en estos meses, tanto a nivel oficial como a través de las redes sociales donde se ha preocupado de marcar presencia, manteniendo un activo registro tanto de sus actividades oficiales como privadas. “¡Tuve una increíble visita a Punta Arenas donde pude revivir antiguos recuerdos!”, tuiteó el 7 de noviembre pasado, durante su viaje a Magallanes.
Usted es la primera embajadora de Estados Unidos en Chile después de más de tres años. ¿Cree que la ausencia de un representante de ese nivel en Santiago afectó de alguna manera las relaciones bilaterales?
La respuesta honesta es sí, es difícil continuar las relaciones cuando no tenemos por nuestra parte una confirmación de un embajador en el Senado. Pero, pese a ello, lo que diría es que la demora en la confirmación de un embajador aquí no está de ninguna manera relacionado con nuestra relación con Chile. Fue el resultado de la política doméstica de Estados Unidos y no fue de ninguna manera un reflejo de la importancia que Estados Unidos le da a la relación con Chile. Pero sí, es un desafortunado efecto secundario que por supuesto nos involucró a todos.
Durante estos años China ha tenido una activa presencia en el país. ¿Hay preocupación de parte de Estados Unidos, en especial de la presencia de ese país en áreas estratégicas en Chile, como energía o minería?
Diría un par de cosas, lo primero es que muchas veces cuando me preguntan sobre la relación entre Chile y Estados Unidos o entre Chile y China, se aborda en términos de comercio e inversión. Yo veo nuestras relaciones bilaterales con Chile de manera más amplia. Cuando digo que tenemos un acercamiento valórico común de nuestras políticas exteriores hablo de eso, de ese compromiso con los derechos humanos, con la democracia, con los estándares medioambientales, con los derechos laborales, compromisos comunes para asegurar que las decisiones que el país toma en comercio, intercambio o inversiones no involucren el uso de prácticas económicas coercitivas. No buscamos pedirle a Chile que elija entre Estados Unidos y China, no le pedimos a ningún país que elija entre Estados Unidos y China. El Presidente Biden se acaba de reunir con el Presidente Xi. Es el sexto encuentro con él, el primero desde que fue elegido presidente. Estados Unidos tiene un robusto comercio con China. Creo que no es preciso decir que estamos buscando forzar a Chile a hacer una elección. Lo que sí diría es que lo que Estados Unidos le puede ofrecer a Chile es una asociación basada en valores comunes. Cuando se trata de decisiones sobre seguridad nacional, como usted señalaba en su pregunta, son decisiones soberanas que cada país debe discutir y elegir por sí mismo. Lo que a mí me gusta decir en mis encuentros aquí con diferentes interlocutores es que en Estados Unidos usamos un mecanismo de revisión de inversiones, nosotros lo llamamos CFIUS, Comité para Inversores Extranjeros en Estados Unidos, pero muchos de los países de la OCDE usan mecanismos similares. Esto permite crear una forma transparente y no discriminatoria para un país como Chile o para cualquier otro país para analizar las propuestas de inversiones extranjeras y tomar decisiones que no sólo se basen en el aspecto comercial, el monto y el dinero, sino en cuál es el impacto en la seguridad nacional. Eso le permite a un país identificar sectores críticos, como el de minerales, la seguridad portuaria, la red eléctrica, la seguridad de datos, las telecomunicaciones y ser capaces de decir que si permitimos inversionistas extranjeros en estas áreas habrá un impacto en las preocupaciones sobre la seguridad nacional. Es un mecanismo no discriminatorio. No es algo que mira a China específicamente, en el caso de Chile también vería las inversiones de Estados Unidos, las inversiones europeas, las inversiones canadienses, inversiones de cualquier parte del mundo. Lo que le pedimos a Chile no es que haga una elección, simplemente decimos que creemos que lo que nosotros ofrecemos en términos de valores es una muy atractiva opción y oportunidad. No es una elección binaria. Hay espacio para los dos.
Pero el Presidente Boric dijo hace unos días en Tailandia que Chile había recibido presiones, aunque no dijo de quién. ¿Usted niega que haya presiones de parte de Estados Unidos?
Cada vez que planteamos preocupaciones en el diálogo con Chile en relación a ciertas inversiones u opciones de inversión es porque nos preocupan las empresas no confiables y sus implicancias. De nuevo, esta es una elección que debe hacer el gobierno de Chile, pero cada vez que nosotros hemos planteado nuestra preocupación ha sido por la potencial presencia de empresas no confiables. Ahora, ¿qué significa eso y de qué debería estar preocupado Chile? Es lo mismo por lo que Estados Unidos y otros países tienen estos mecanismos diferentes, porque cuando tú estás involucrado con empresas no confiables, no puedes estar seguro de quien va a tener acceso a la información. Esto es así para la telecomunicación, cuando hablamos de 5G, es así también cuando se trata de servicios de seguridad del hogar, comunicaciones entre unos y otros, etc. Si Estados Unidos está, por ejemplo, compartiendo información, porque tenemos una asociación muy estrecha con Chile, y hay empresas no confiables que están construyendo las redes a través de las cuales nos vamos a comunicar no estaremos muy dispuestos a compartir esa información, porque no sabemos quién al final tendrá acceso a esa información. En Estados Unidos el sector privado está separado del gobierno y ese no es el caso en todos los países. Quizá Chile decida que ese es un riesgo que quiere tomar, esa es una decisión de Chile, pero a veces tiene un impacto en nuestras capacidades para cooperar.
Y en el caso que Chile considere que es un riesgo que está dispuesto a tomar, ¿Cuál sería la respuesta de Estados Unidos?
Nuestra relación con el gobierno de Chile permite un diálogo abierto. Siempre están dispuestos a comunicarse y escuchar las preocupaciones que nosotros tenemos, pero también dejan muy en claro que tomarán una decisión soberana. A veces es una decisión con la que estamos de acuerdo y a veces no, pero entendemos que esa es una decisión que sólo el gobierno de Chile puede tomar y respetamos eso. Todo lo que podemos hacer es presentar nuestras propuestas y decir, basados en nuestros valores comunes, aquí están las razones por las que nosotros pensamos que ofrecemos una gran alternativa. A veces prima ese argumento y otras no, pero esa es la naturaleza de este tipo de transacciones. (…) Si la única preocupación es el precio, lo que parece muy barato y atractivo en el corto plazo puede ser muy caro en el largo.
¿Cree que el gobierno chileno está tomando las precauciones necesarias en este tema?
Diría que el gobierno de Chile siempre ha estado abierto a escuchar nuestras preocupaciones en este tema y respetamos que tome sus propias decisiones. Nunca diría ésta es la elección que deben tomar. Depende de cada gobierno como trata sus sectores críticos. Estados Unidos tiene un mecanismo, otros países tienen otro diferente y todo lo que podemos hacer es transmitir por qué creemos que tenemos una buena propuesta.
¿Todo esto puede afectar el programa de la Visa Waiver? ¿Está en riesgo el futuro del programa?
No ha habido cambios hasta ahora en la participación de Chile en el programa. Hemos dicho, pública y privadamente en encuentros que he tenido con miembros del gobierno que hay tres áreas donde debe haber un aumento de la cooperación de parte del gobierno de Chile. Tenemos un plan de trabajo y estoy confiada que la administración Boric está haciendo todo lo que puede para alcanzar esos requerimientos. La cooperación ha sido excelente. La colaboración ha sido excelente, hemos visto muchos progresos en los meses recientes. Precisamente ahora hay un miembro del Departamento de Home Security trabajando con el gobierno, así que soy optimista que juntos alcanzaremos esas metas para continuar la participación de Chile en el programa.
Pero ¿podemos esperar que el programa de Visa Waiver se mantenga?
Sólo puedo decir que hay un plan de trabajo funcionando y Chile debe cumplir los requerimientos de ese plan de trabajo y si no es capaz de hacerlo, entonces tendremos que revaluar la participación de Chile en el programa, pero en este punto soy optimista que los progresos que han hecho les permitirán a Chile seguir en el programa.
En relación a la reforma de pensiones presentada por el gobierno, hay varias compañías de Estados Unidos involucradas en el sector previsional chileno. ¿Ha tenido contacto con esas empresas, están preocupadas?
Una de las responsabilidades de nosotros como embajada es estar siempre atentos a cualquier cambio que pueda impactar el mercado y los requerimientos legales para compañías que operan en Chile. Esto es igual en todas partes del mundo. Nosotros mantenemos una relación muy abierta con el sector privado que trabaja aquí en Chile. Y hay que ser justo en decir que hemos escuchado preocupación de las compañías de seguros estadounidenses que trabajan en la industria de la AFP. Las compañías estadounidenses han invertido 4 mil millones de dólares en el sector financiero en Chile, lo que es una gran e importante inversión. El Presidente Biden ha sido muy claro que una de sus prioridades en el mundo y en Estados Unidos es promover un crecimiento económico inclusivo, esta es una prioridad compartida con el Presidente Boric. Entonces en EE.UU. entendemos que la reforma a las pensiones es algo que los chilenos han querido por un largo tiempo y apoyamos eso y también reconocemos que este es un proceso soberano. Esta es una decisión que se debe debatir entre el gobierno y los chilenos. Al mismo tiempo es nuestro trabajo asegurar que nuestros inversionistas aquí entiendan cómo estos cambios propuestos pueden impactar su inversión. Lo que estamos tratando de hacer es apoyar los deseos de la administración Boric por reformar las pensiones, hacerlas más equitativas, más justas para las mujeres, para las personas que pueden no trabajar en la economía formal. Estos son aspectos muy positivos de la reforma y al mismo tiempo queremos hacer todo lo posible para que las compañías estadounidenses entiendan y tengan una oportunidad para interactuar con el gobierno para expresar sus preocupaciones e intercambiar información. Por eso promovemos que el gobierno interactúe con las compañías y continúe ese diálogo. (La Tercera)