Estudio: temor “al flaite” incide en elección de particular subvencionado

Estudio: temor “al flaite” incide en elección de particular subvencionado

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¿Cómo eligen la escuela para sus hijas las familias chilenas?, ¿en qué se fijan?, ¿qué buscan?, ¿qué evitan? Éstas son  algunas de las interrogantes que intentó responder el estudio denominado “El soporte para el mercado educacional. Disposiciones culturales y prácticas de las familias chilenas referidas a la elección de escuelas”, realizado por los académicos Cristián Bellei, Manuel Canales y Víctor Orellana, del Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE) y el Departamento de Sociología de la Universidad de Chile.

Los autores dieron a conocer los resultados del sondeo ante una atestada Aula Magna de la Facultad de Economía y Negocios de la Casa de Bello, en Diagonal Paraguay.

El estudio, que se llevó a cabo en plena discusión del proyecto de inclusión que terminó con el copago, lucro y selección (fue aprobado en enero de este año), consistió en entrevistas a más de 150 padres, directores de colegios, sostenedores y autoridades locales de diferentes zonas del país.

La motivación del estudio –se precisó- fue  “contribuir al debate nacional sobre cómo mejor organizar nuestro sistema educacional, actualmente definido institucionalmente como un ‘mercado’”. Los autores hicieron hincapié en que  “se ha estudiado y discutido mucho sobre las escuelas y las instituciones, pero poco sobre las familias”.

El objetivo trazado fue “describir las prácticas de elección escolar de las familias chilenas y comprender las racionalidades que sustentan dichas prácticas”.

PRECIO Y CALIDAD

Entre los hallazgos generales encontrados en el estudio figuran que “la elección de la escuela es un proceso racional: es consciente, pensada y argumentada”. La lógica de la elección “está íntimamente ligada a la posición de clase y cómo ésta se percibe, en cuanto diferencia cualitativa”.

Se detectó que “el sentido de estas elecciones es principalmente social, configurando desde dicha centralidad su visión sobre la educación. La elección de escuela está dirigida a mantener y/o alcanzar una posición social”.  Y el componente “que explica esta elección es, principalmente,  la percepción de los sujetos sobre la relación entre las clases, entre su posición propia y las demás”.

Quedó puesto de relieve que en la elección de la escuela, por ejemplo no priman los criterios racionales de precio y calidad.

Los criterios en que se fijan las familias varía según la zona y el estrato socioeconómico, pero lo que es transversal es que no son la prioridad los indicadores de calidad académica.

► Se establece que en el grupo formado por el empresariado y altos profesionales (escogen los particulares pagados) existe una “débil implantación de la lógica de mercado en su elección, a pesar elegir una oferta privada. Se responde más bien a dinámicas comunitarias e ilustradas, que eligen proyectos académicamente percibidos todos como de buena calidad, y distintos en un sentido cualitativo, justamente como proyectos.  Alto stress en caso de elección no satisfactoria”.

► En el segmento de los técnicos y trabajadores sin calificación universitaria de la economía formal -el estudio señala que son “entre el 40 y 50% de la sociedad chilena, cobijándose en su interior una alta heterogeneidad (a veces se les llama nuevos sectores medios)- se detectó que “más que ‘arribismo’ intentan consolidar una posición percibida como de clase media a través de la educación. Alto stress en caso de sentir un peligro inminente de caída social”. Este segmento escoge los particulares subvencionados.

► El otro grupo son los trabajadores de los “servicios personales o la economía de subsistencia, informal (circundan la pobreza oficial)” (escogen los municipales). “Son cerca del tercio más pobre del país. Intentan hacerse un lugar aceptable en la estructura ocupacional como ‘gente de trabajo’.  Alto stress en caso de percibir un peligro social inminente, o bien insatisfacción por no disponer de opciones educativas reales que cumplan sus necesidades. En algunos casos, confianza en la educación pública”, plantea la investigación.

«FOBIA A LA MEZCLA»

Los autores comprobaron que la seguridad, el orden o la disciplina son elementos importantes que entran en juego para que la elección de colegios en la clase media emergente que busca fundamentalmente colegios particulares subvencionados.

Manuel Canales, profesor del Departamento de Sociología de la Universidad de Chile, fue el encargado de desarrollar estos hallazgos.

La calidad educativa está ausente la hora de escoger el establecimiento, hace hincapié.  “No se habla de conocimientos, aprendizaje, pedagogía, filosofía educativa (…)”, que se refieren a la calidad educativa.

“Si no se habla de calidad, ¿de qué se habla cuando se habla de estos colegios?”, se pregunta Canales. “Se habla en primer término de seguridad o lo que es lo mismo: miedo. Se habla de orden, obediencia, de una proyección detrás hacia la educación superior prevalentemente no selectiva y se habla también de una identidad”, subraya.

“Al inicio (de la elección del colegio) está el temor a la turba, el que elige un colegio particular subvencionado lo hace con una dirección a la separación como segregación respecto de otros y como congregación entre sí. Entienden o parten de la base que la educación de sus hijos presenta un riesgo decisivo entre la mezcla, mismo que controla en la elección respectiva”, indica.

Al objeto de ese miedo se le llama “la turba”, añade el sociólogo. “Al municipal llega todo lo que los colegios rechazan (…) donde llega de todo llega revuelto y así caótico (así lo perciben las familias)”.

 “En el núcleo de la fobia a la mezcla, el temor al flaite” trae el temor al extravío, a la caída. “Los flaites son no tanto los que están abajo recordando el nivel de las cercanías sociales en las que se mueven sino más bien un exterior, una marginalización ostentosa y provocadora”, destaca.

Y agrega que “la mezcla es temida porque en el conjunto vienen las nuevas ovejas negras esta vez brillantes y disonantes como flaites”.

MATRÍCULA

La cantidad de matrícula del colegio también incide en que los padres se inclinen por el establecimiento.

“Mira es un colegio pequeñito. Tiene pocos alumnos de matrícula  total… Son cursos chiquititos y  bueno, esa fue una de las primeras cosas que a mí me atrajo para matricular a mi hijo ahí” (se cita una de las opiniones recogidas).

“Eso es lo otro, un colegio puede ser muy bueno, pero si son muy grandes, tu hijo es un número más, (…) imagínate, para uno son sus guaguas, y para ellos un número, eso como que angustia harto” (otra opinión).

Entre las conclusiones generales de estudio figuran:

No todas las decisiones racionales de los sujetos son de mercado. El mercado educativo se desarrolla a partir de diferencias subyacentes, tanto sociales como culturales, que luego se pronuncian, pues éste se expande a condición de explicitarlas y maximizarlas.

► Entre más fuerte sea la percepción de estas diferencias, y sobre todo si los sujetos las perciben como constituyentes y/o peligrosas, el mercado tendrá más facilidades para penetrar, y de ello, la lógica electiva de los sujetos será cada vez más instrumental y de mercado. Este proceso se da intensivamente en la zona media de la estructura social en las áreas metropolitanas, y es más lento en sus extremos, donde las posiciones sociales son más fijas.

BEYER: «BUEN MOMENTO» PARA INCORPORAR RESULTADOS

Harald Beyer, director del Centro de Estudios Públicos (CEP) y ex ministro de Educación, participó en el seminario y fue uno de los encargados de comentar el estudio.

Según remarca, el resultado de la investigación “es importante, porque sabemos relativamente poco acerca de cómo eligen (un plantel) los padres”.

Los resultados se dan a conocer cuando se vive  “un proceso de cambio de la legislación chilena respecto a la elección de establecimientos”, añade. Hace hincapié en que todavía esto último no está definido, “porque la ley quedó muy ambigua, muy general, todos interpretamos algo distinto lo que se puede hacer con ese artículo y esto va a quedar definido en el reglamento. Éste es un muy buen momento para tratar de alguna forma de incorporar esto en el análisis”.

“Una primera observación que me pareció interesante –plantea Beyer- “es que los grupos altos sienten que tienen que tomar (decisiones) respecto a sus identificaciones naturales entre los padres de familia y los establecimientos (…) están dispuestos a pagar todo lo que sea posible para acceder a esos colegios”.

En este punto recuerda que si se comparan los precios “de los colegios chilenos privados con Argentina, Perú, Brasil, Colombia son sustancialmente más bajos (…) teóricamente pueden cobrar lo que quieran (…) el Nido de Águilas refleja lo que uno ve en un colegio privado en Perú, Brasil o Argentina. Entre medio de un colegio como el Santiago College y el Nido de Águilas se dan los colegios privados en el mundo latinoamericano”.

“¿Por qué ocurre eso? No me cuadra la explicación de que los colegios son caros. Sí, claro, son caros para que lo que estamos acostumbrados en Chile, pero no son caros en la perspectiva internacional (…)”, recalca.

El ex ministro se detiene en las motivaciones de las familias de estratos medios que escogen un colegio “para evitar el riesgo de la mezcla” con sectores inferiores.

“Ese riesgo de alguna forma existe, se percibe, las familias lo tendrían muy presente”, señala.

Y añade “que el segundo elemento que motiva a grandes grupos es asegurar orden y control disciplinario en la escuela”.

“Los colegios deberían contentarse con esto, porque los padres no estarían orientados con movilidad social amplia, según lo que reporta el estudio. Esto es un poco inconsistente con la investigación de otros lugares (España)”, sostiene Beyer.

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