«Día negro para periodismo en Chile. Fernando Paulsen llamando a periodistas para explicar la querella presentada contra otros periodistas», escribió en su cuenta de Twitter el periodista José Luis Santa María, quien trabajó como director de la revista Qué Pasa. Como se sabe, cuatro periodistas del semanario están incluidos en la querella por injurias presentada por la Presidenta Michelle Bachelet a raíz de unas transcripciones publicadas en su edición impresa, donde uno de los involucrados en el caso Caval la asocia directamente al negocio inmobiliario.
Paulsen dejó su puesto de panelista en ‘Tolerancia Cero’ y aunque mantiene un pie en los medios como conductor en radio ADN entre las 18:00 y 20:00 horas, trabaja desde 2014 en el estudio del penalista Juan Pablo Hermosilla, quien es el abogado de Bachelet en este caso.
Paulsen explica que su trabajo es de consultor interno, «no trabajo en casos, trabajo con los abogados analizando aspectos comunicacionales y otras variables en el contexto de una estrategia legal. He hablado con decenas de periodistas que me han llamado para preguntarme y a otros que son mis amigos los he llamado yo. Pero ¿donde está el lobby? No he hecho ninguna gestión en favor de nadie, no he ido donde ningún fiscal, ningún juez para tratar de influir», dice el periodista a El Mostrador.
Paulsen enfatiza que la querella no pretende coartar la libertad de expresión y cuenta que en su programa de radio del jueves pasado leyó la nota completa que la revista publicó en su web.
«Me pareció un ejemplo de libertad de expresión que destaco. Aparecían todos nombrados: Pablo Longueira, Herman Chadwick, padre e hijo, el abogado de Luksic, la Presidenta, lo leí completo y a la hora y media lo bajan con la explicación de que afecta la honra de las personas, sin embargo, lo mantienen en la edición impresa. La querella no dice nada respecto de la edición en Internet», explica, en términos muy similares a lo que ha señalado Juan Pablo Hermosilla en público respecto a que las injurias –a juicio de los querellantes– radican en la supuesta intencionalidad que implica dejar la mención a la Presidenta en la edición impresa. «Corregir el impreso tiene un costo, es cierto. Pero significa que ese costo vale más que la honra de las personas», puntualiza Paulsen.
Como ejemplo de las conversaciones que ha tenido en torno a este caso, dice que fue él quien contactó a Ascanio Cavallo, que aparece como testigo de los querellantes. «Es muy probable que lo incluyan porque él fue director de un medio [La Época] y puede explicar cómo funciona un medio», afirma.
En privado, algunos allegados a la causa han comentado que Cavallo no está muy cómodo con su designación como testigo.
De cualquier manera, Paulsen insiste en que todas sus gestiones son parte del trabajo que hace habitualmente en el estudio de Juan Pablo Hermosilla y ninguna –en su opinión– constituye lobby. «Yo no he llamado a nadie para convencerlos de nada. He hablado con otros periodistas como les puede ocurrir diariamente a ustedes», explicó.
Y sobre una supuesta incompatibilidad del trabajo en radio con el trabajo en una oficina de abogados, manifiesta que «cada vez que me toca hablar de un caso que tiene que ver con la oficina de Juan Pablo, en la primera línea digo que yo trabajo ahí, a diferencia de otros que andan pontificando sin decir que están relacionados con el dueño de un medio», afirmó.
Fuente: Edición Original El Mostrador
Fotografía: Emol
