El despido de Isabel Amor como directora regional del Servicio de la Mujer y Equidad de Género (Sernameg) de Los Ríos -cargo al que había llegado hacía sólo dos días vía Alta Dirección Pública (ADP)- ha seguido levantando críticas a la gestión de la ministra de la Mujer, Antonia Orellana, y generó que surgieran nuevas denuncias de casos similares. Esto, porque existen otras exdirectoras del Sernameg que acusan haber sido desvinculadas injustamente durante este gobierno.
Una de ellas es Danusia Rivas, exdirectora regional del Servicio de la Mujer de O’Higgins a quien, al igual que Isabel Amor, la despidieron invocando “pérdida de confianza» durante los primeros seis meses de la nueva administración, en 2022.
En el caso de Amor, las dudas se ciernen respecto a la verdadera razón que originó su salida, pues ella afirma que ocurrió por la condena que cumplió su padre por violaciones a los derechos humanos y no por una supuesta “pérdida de confianza”. En el caso de Danusia Rivas, ella explicó en Mirada Líbero que para invocar esa causal, le abrieron un sumario por un supuesto maltrato laboral que dos años más tarde determinó que lo que había existido de su parte era una «falta de cortesía» con un trabajador. Eso sí, ya era demasiado tarde: a ella la desvincularon al principio y no al final de la indagatoria. ¿La real causa de su salida? Rivas cree que fue por motivos políticos.
«UN LARGO VÍA CRUCIS»
-¿Qué sucedió?, ¿porqué fue despedida?
-Pasa con varias directoras durante el año 2022, en el que nosotras desempeñábamos el cargo como directoras regionales de este servicio en las respectivas regiones. Particularmente en mi caso, yo fui seleccionada por Alta Dirección Pública, pues cumplía con las competencias, los requisitos para desempeñar el cargo. Parto en agosto de 2021 como directora, y ya en 2022, una vez instalado el nuevo gobierno del Presidente Boric, comienzan a generarse abiertamente los conflictos al interior de las oficinas en cada una de las regiones. Distintas directoras teníamos diferentes conflictos, pero el más común era siempre invocar el maltrato… Entonces, una vez que comienzan estos procesos de maltrato por una funcionaria o funcionario, es que comienzan los conflictos con nosotros desde el nivel central, Santiago. Y así empieza un vía crucis que duró mucho tiempo y que termina igual que Isabel Amor, despidiéndonos a todas las directoras del servicio por pérdida de confianza, pero en el fondo esto se debía a un motivo totalmente distinto y que todos ya lo sabemos y hay que transparentarlo. Eran motivos políticos.
-¿Cuánto alcanzó a estar en su cargo?
–Me desempeñé 10 meses de un período por contrato por la Alta Dirección Pública de tres años. El contrato dura tres años desde que uno inicia el cargo y posteriormente, cumplidos los tres años, después de un proceso de evaluación, con seguimiento, fiscalización, evaluación de desempeño, puede generarse la renovación, o terminar el contrato ahí. Y este contrato se puede repetir por un máximo de nueve años. Entonces, yo alcancé a estar solamente esos 10 meses.
-¿Y se hizo alguna investigación?, ¿qué razones y justificaciones le dieron para desvincularla de su cargo?
-Ahí tengo que hacer una acotación técnica para poderlo explicar. Cuando un gobierno nuevo asume, en los primeros seis meses de gestión, mientras se está instalando, para despedir un funcionario de la Alta Dirección Pública, esto debe ser fundado. No pueden despedir invocando pérdida de confianza solamente.
-¿Y en su caso?
-Invocaron ‘pérdida de confianza’ y a las otras directoras de otras regiones también, pero tenía que ser fundado, porque eran los primeros seis meses del nuevo gobierno del Presidente Boric. Había que tener motivos que deben quedar registrados, escritos. Entonces, en el caso mío, el fundamento fue… lo llaman liderazgo disfuncional. O sea, yo no era una buena líder. ¿Y por qué no era una buena líder? Porque frente a una acusación que tengo de un funcionario del servicio de la Región de O’Higgins, por maltrato, se inicia un sumario administrativo, que es una herramienta del estatuto administrativo, en donde se hace una investigación.
«EL SERVICIO SE TRANSFORMÓ EN UN SERVICIO POLÍTICO»
-Usted habla en una carta publicada por El Líbero de «modus operandi», ¿cómo funcionaba?
-(Hablo de un modus operandi) para sacar a una persona que es incómoda para la autoridad o para el equipo, porque depende de las presiones. Es muy político el servicio. El servicio se transformó en un servicio político, en vez de ser un servicio técnico, como debería ser, entonces estas presiones significan ‘no nos gusta, nos incomoda, hay que echarla’. Ahora, ¿cómo la echo? El modus operandi responde a eso. Diciendo que (la pesona) es maltratadora, que maltrata a un funcionario. Entonces, ¿qué se hace? Un funcionario llena una hoja, que es un protocolo, y dice, ‘la directora me maltrató porque me gritó’. Y así fue como se inicia mi proceso.
-¿Y por qué usted habla de un «modus operandi»? ¿Fue solo en su caso? ¿O este mismo tratamiento se le dio también a otras personas?
-Sí, a varias otras directoras.
-¿A cuántas?
-De lo que yo conocí y sé, al menos cuatro exdirectoras regionales del Sernameg. Así fue. Y todo el mundo lo sabe. Es así como opera. Esto se conversa primero entre ellos. ¿Por qué? Porque el funcionario del servicio tiene dos herramientas a las cuales recurre en este ‘modus operandi’. El primero es el Estatuto Administrativo. El Estatuto Administrativo, cuando yo soy funcionario de planta, soy inamovible. Por lo tanto, estoy amparado por la ley y nadie me echa. Y la segunda herramienta, es justamente tener una Asociación de Funcionarios, que es un sindicato. Y ese sindicato se encarga de hacer las presiones para sacar a alguien, un director u otra persona.
-¿Y usted cree que esto es una especie de montaje?
-Sí, claramente.
MONTAJE: «MINTIERON PARA PODER SACARME»
-¿Y qué es lo que hay detrás?
-A ver, yo puedo imaginarme lo que hay detrás. O sea, sacar del cargo a seis directoras, siete directoras, por distintos motivos, igual como sacaron a Isabel Amor, es porque necesito el cargo. Esa persona primero no fue contratada bajo mi gobierno. Por lo tanto, yo no puedo tener ni una confianza en esa persona, cómo piensa o no piensa. Y segundo, incomoda. Entonces, estos montajes son mentira. Es mentir para poder tener los argumentos y sacarme. Ese es el montaje. No me gritó. No me miró feo. No me dijo, no sé, una palabra inapropiada. Y está el sumario administrativo, porque existe el protocolo, la acusación y comienza un sumario administrativo, que es una investigación.
El sumario administrativo lo hace la propia institución. La propia institución donde ocurre el hecho anómalo a investigarse. Y lo hace con un funcionario del servicio, con una fiscal del servicio a un funcionario del servicio. Es loco, pero es así. No es imparcial.
-¿Y en qué queda esta investigación?
-Se inicia este sumario administrativo, porque es parte del protocolo. Se comienza la investigación. Al par de semanas te despiden del servicio y el proceso está andando… Y ahí hay un atropello a los derechos constitucionales que tiene cada uno. Y a la presunción de inocencia. Porque yo podría haber sido verdaderamente culpable, como también podría haber sido inocente. Después de casi dos años de haber sido despedida, termina el sumario administrativo, la investigación. Y terminó en que había falta de cortesía de mi parte con el funcionario. Entonces, tú te preguntas, ¿la falta de cortesía, o porque le hablé muy fuerte, muy golpeado, lo miré feo, le dije una palabra inapropiada, merece el despido?
-¿Y todo esto es un montaje?
-Claro, es que el montaje tiene que ver con el modus operandi, que es el proceso para sacar una persona que me desagrada. Esa persona nos desagrada, ¿cómo lo hacemos? Maltrato. Ahí está. Entonces, yo miento, miento, miento en mis declaraciones, ¿cierto? En un proceso. Y da lo mismo en lo que termine, culpable o no culpable. Ya la eché. Y la eché antes de hacer una investigación completa, de terminarla y llegar a una sentencia final.
-¿Se vulnera el principio de inocencia?
–Se vulnera el principio de inocencia, se vulneran los derechos de las personas, se vulnera todo. Un contrato de trabajo a plazo fijo de tres años, también se vulnera. Porque si te echan antes, deben indemnizarte, tampoco se hace eso.
-¿No existieron otras consideraciones técnicas?
-No, no. No existe eso. Y lo que yo sostengo es que nosotros en realidad no somos funcionarios de confianza. Nosotros lo que somos es funcionarios del Estado de Chile. Porque fuimos sometidos a un proceso riguroso de selección. Y si el Estado en comisiones, en un proceso riguroso, te selecciona con las competencias para ese cargo, lo que significa es que tú ya no eres un funcionario igual que cualquier otro. Eres un funcionario elegido por el Estado para cumplir tus funciones, y por lo tanto eres funcionario del Estado. Y en esa condición no puedes ser de confianza. Y ahí en la carta traigo a la luz lo que a mí me pareció súper inteligente, que sostuvo Nicolás Eyzaguirre, que dice que la confianza es de aquella comunidad política ideológica. Y eso es. Cuando yo pertenezco a una comunidad política ideológica contigo y lo comparto, y tú me nombras embajador en China, soy de confianza. Pero yo cuando soy elegida por una comisión del Estado, en una institucionalidad del Estado, no soy de confianza.
-Pero se invoca en su caso pérdida de confianza.
-Igual que en el caso de Isabel Amor.
«SERNAMEG NUNCA ME NOTIFICÓ MI DESPIDO»
-¿Y en su caso no hubo indemnización una vez concluida esta investigación interna?
-No, ni una. Yo te puedo agregar algo que es más terrible, que atenta contra todos los derechos constitucionales básicos. Yo estaba con la presión alta (…) terminé con licencia médica, una presión altísima. Y yo no me enteré que fui despedida. Nunca se me notificó. Nunca.
-¿Y cómo supo que no seguía en su cargo?
-Porque cuando se envía la licencia médica al Sernameg, el Servicio de la Mujer responde que yo ya no soy funcionaria del servicio. Y la Isapre me notifica por mail.
«GOBIERNO FEMINISTA DE CARTÓN»
-Y usted habla en su carta de un despido colectivo. Porque menciona a otras tres mujeres, las directoras de la Región de Aysén, Coquimbo y del Maule. ¿Es así?
-Claro. Antofagasta también, recuerdo. Y posteriormente Punta Arenas y la Antártica también.
-¿En todos esos casos fueron despidos injustificados?
-Claro, y son carísimos los procesos de la Alta Dirección Pública. Son muchos miles de millones de pesos que Chile invierte para tener los profesionales competentes y mejorar la institucionalidad del Estado y profesionalizarla. ¿Y qué está pasando en este minuto? Se está politizando. Y es preocupante la politización que se está haciendo de la Alta Dirección Pública, que lamentablemente está radicada dentro del Ministerio de Hacienda. Esto debería operar como el Banco Central, ser autónomo, independiente. Los funcionarios del Estado, seleccionados con esa rigurosidad, no deberían tocarse.
-Entonces, ¿a usted no le sorprendió el caso que ahora salió a la luz pública sobre Isabel Amor?
-No, por eso titulé el artículo (carta) que escribí, «Me Too». No me sorprendió para nada. Otra más. Y todo igual. Es una práctica habitual.
-Uno de los principales compromisos del actual gobierno del Presidente Gabriel Boric ha sido el tema de la igualdad de género, donde el Sernameg cumple un rol fundamental. Entonces, ¿por qué cree que sucede esto? ¿Cómo se explica?
-Ese es el montaje. Un gobierno feminista de cartón. Aquí se ha montado un sistema, un modo de operar para perjudicar a otras mujeres. Las mujeres en este gobierno yo siento que no importamos… El resto han sido usadas con un fin político. Y si uno mira otros países, está ocurriendo lo mismo. Entonces, es una bandera política el feminismo de este gobierno que se derrumbó. Se cayó. Igual que el muro de Berlín.
«MINISTRA ORELLANA TIENE RESPONSABILIDAD POLÍTICA Y TÉCNICA»
-¿Cuál es la responsabilidad, a su juicio, que le cabe en esto a la ministra de la Mujer, Antonia Orellana?
–La Ministra Orellana no solamente tiene una responsabilidad política, sino que además tiene una responsabilidad técnica. ¿Quién le devuelve a las mujeres un programa mal hecho? A mí me dijeron que yo, como mujer golpeada, iba a ser intervenida, me iban a atender (ejemplifica), y en el caso de la Región de O’Higgins, cuando llegué, cuando estaba a cargo de esa institución, ya en el Centro de Violencia de la Mujer, existía una lista de espera de 900 mujeres para ser atendidas. No se daba abasto, situación que yo, obviamente, la informé. Entonces, la ministra es muy responsable de lo que ocurre también en el servicio. No obstante, la directora nacional del Servicio de la Mujer obviamente es la responsable técnica. Lamentablemente, ella se ha metido también en un ámbito muy político que hace que ocurran todas estas cosas que estamos conversando.
-¿Hay una politización del servicio?
-Una politización del servicio que realmente es un servicio que está enfermo. (El Líbero)