«Ratificamos nuestra absoluta lealtad al ciudadano Nicolás Maduro Moros (…), legítimamente reelecto por el poder popular para el próximo período presidencial 2025-2031», declaró el ministro de Defensa venezolano, el general Vladimir Padrino, en un comunicado publicado este seis de agosto.
Un día antes, los líderes de la oposición habían pedido a los uniformados desconocer la victoria chavista y ponerse «del lado del pueblo», en la pugna por el sillón presidencial.
Los militares parecieran ser una pieza clave en el ajedrez electoral venezolano. ¿Pero cuánto poder tienen realmente?
PODER POLÍTICO Y ECONÒMICO
En la era del chavismo, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) ha ganado notable poder, expandiendo su área de influencia más allá de la defensa de la integridad territorial venezolana.
Para asegurarse la lealtad de los militares, el presidente Nicolás Maduro ha colocado a altos mandos en puestos clave del sector político y económico.
Actualmente, militares activos y retirados controlan 12 de los 34 ministerios, y la ONG Control Ciudadano ha registrado 44 empresas adscritas al Ministerio del Poder Popular para la Defensa.
DATOS INCIERTOS
«En Venezuela el acceso a la información pública es muy restringido, y sobre temas vinculados a la Fuerza Armada Nacional, aún más limitado y en algunos casos inexistente», asegura Control Ciudadano.
«El número de efectivos es incierto por la cantidad de deserciones provocadas por la situación económica. Se ubican en unos 60 mil”, explica, por su parte, José Vicente Carrasquero, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Simón Bolívar de Caracas.
El Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS, por sus siglas en inglés) cifra en 123.000 el número total de efectivos de la FANB.
Ésta tiene cuatro ramas: el Ejército, la Armada, la Aviación Militar y la Guardia Nacional. La Milicia Nacional Bolivariana es un cuerpo secundario, «cuyo rol es más bien político», apunta el académico Carrasquero. Más de 200.000 venezolanos armados formarían parte de esta reserva civil.
En entrevista con DW, el politólogo destaca un «dato curioso»: «Con una Fuerza Armada relativamente pequeña, hay cerca de 2.000 oficiales con grados de general o almirante». Estados Unidos, en comparación, tiene 900.
CRISIS Y PERSECUSIÓN
Según el Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI, por sus siglas en inglés), en 2023, los gastos militares venezolanos equivalieron a un 0,5 por ciento del PIB. Asimismo, en la última década, Rusia, China e Irán se convirtieron en los principales proveedores de armamento.
«Pareciera que la carrera militar es cada vez menos atractiva», observa Ronna Rísquez, periodista venezolana especializada en seguridad, en entrevista con DW.
Al respecto, José Vicente Carrasquero señala que «el apresto operacional de la FA está bastante limitado por la falta de mantenimiento de equipos sofisticados y la baja moral del personal militar por los bajos salarios y las pobres prestaciones sociales que reciben en términos de salud, educación y otros aspectos relacionados».
Según analistas, el decreciente interés de los jóvenes por la FANB también se debe al hecho de que muchos militares han sido encarcelados por expresar su disentimiento con la Administración de Maduro.
Así, por ejemplo, a principios de año, el Ministerio del poder Popular para la Defensa dio a conocer el nombre de 33 efectivos militares acusados de traición a la patria.
¿MILITARES VS POLICÌAS?
En 2024, se ha podido observar en las calles un mayor despliegue de la Policía para controlar las manifestaciones. «En años anteriores, había sido habitual que la Guardia Nacional se ocupara de la seguridad ciudadana, el orden público y la represión, en caso de protesta», aclara la periodista Rísquez, autora del libro «El Tren de Aragua».
El experto Carrasquero, de la Universidad Simón Bolívar de Caracas, agrega que «la Policía Nacional Bolivariana está creciendo rápidamente y se usa como fuerza de choque contra las manifestaciones».
Tras el anuncio del resultado de las elecciones presidenciales en Venezuela, al menos 2.229 personas han sido detenidas en el contexto de las protestas, según el Ejecutivo.
Activistas de derechos humanos hablan de una «sofisticación de la represión». En el programa La Conversa, de la Alianza Rebelde Investiga, Wanda Cedeño, coordinadora nacional de Voto Joven, constató: «Estamos ante la sofisticación del aparato represivo venezolano, cada vez los métodos son más violentos, más cruentos, hay patrones vinculados al miedo y la intimidación, hemos visto un rol protagónico de los colectivos, del (servicio de inteligencia) Sebin y los cuerpos policiales». (DW)