La primera ministra británica, Theresa May, y el presidente de Francia, Emmanuel Macron, acordaron hoy durante la primera visita al Reino Unido del mandatario francés reforzar la cooperación bilateral en defensa e inmigración para mejorar la seguridad del conjunto de Europa.
Ambos países preparan una fuerza militar conjunta capaz de desplegar 10.000 soldados de forma «rápida y efectiva» en 2020, mientras que el Reino Unido enviará tres helicópteros para reforzar la misión del Ejército francés en Mali, indicó la primera ministra en una rueda de prensa conjunta.
«El presidente y yo hemos estado de acuerdo en la importancia de la relación entre el Reino Unido y Francia, no solo para nuestra seguridad, sino para la de toda Europa», dijo May tras reunirse con Macron en la academia militar de Sandhurst, al sur de Inglaterra.
En el marco de la trigésimo quinta cumbre británico-francesa, en la que participaron asimismo ministros y representantes de las respectivas agencias de inteligencia, la primera ministra afirmó que Londres continuará al lado de sus «amigos y aliados», a pesar de que esté preparando su salida de la Unión Europea (UE).
May recalcó asimismo que el Reino Unido Y Francia continuarán siendo «los dos principales poderes militares» del continente.
«Debemos demostrar nuestro liderazgo a la hora de afrontar los retos de nuestro tiempo y defender las normas del sistema internacional», dijo May, que recordó que ambos países son los dos únicos miembros permanentes europeos en el Consejo de Seguridad de la ONU.
RESPETO POR EL «BREXIT»
Macron, por su parte, indicó que el «brexit» no estuvo «en el centro del diálogo» durante la cumbre en Sandhurst y expresó su «respeto por la decisión» del Reino Unido de abandonar la UE.
«Afrontamos los mismos retos y compartimos el mismo destino», dijo el presidente francés, para quien la política conjunta en seguridad y defensa «no debe verse afectada» por el «brexit».
A fin de «continuar construyendo la relación bilateral» en materia de defensa, el presidente francés indicó que se ha establecido un «foro permanente y regular» en el que los ministros de Defensa de ambos países se reunirán para «consultarse de forma constante en los temas más importantes».
En el marco de la cumbre bilateral, el Gobierno británico anunció además que dedicará 44,5 millones de libras (unos 50 millones de euros) adicionales a reforzar la frontera franco británica en Calais (Francia).
Esa partida permitirá mejorar las vallas y el sistema de vigilancia en la zona, donde cientos de inmigrantes esperan la oportunidad de cruzar el Canal de la Mancha y acceder al Reino Unido.
EUROPEISMO VS EUROFOBIA
«Un francés siempre tiene que hablar, sepa del asunto o no; un inglés se conforma con no decir nada cuando no tiene nada que decir”. Esta cita del escritor Samuel Johnson, del siglo XVIII, caracteriza bien la relación de amor-odio que mantienen Francia y Reino Unido desde hace siglos. Georges Clemenceau, dos veces primer ministro francés durante la Segunda República (1870-1940), lo hizo lo mejor que pudo para garantizar que se perdiese poco amor cuando observó que «el inglés no es más que francés mal pronunciado”.
Al actual presidente francés, Emmanuel Macron, le encantaría contradecir la opinión de Johnson, sobre todo a la vista de las reacciones positivas que ha despertado su plan para «resetear” esta histórica relación; mientras que su homóloga británica, Theresa May, no dice nada pese a tener mucho que decir. Tradicionalmente, Francia y Gran Bretaña han trabajado estrechamente en cuestiones de seguridad y defensa en el seno de la OTAN, en la Unión Europea y como los dos únicos miembros comunitarios con asiento permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. ¿Acabará el divorcio de Londres con el bloque con esta cooperación? Y ¿qué implicaciones tendrá el «brexit» para las relaciones económicas y fronterizas?
Cuestiones de seguridad y defensa
En el año 2010, ambos países firmaron un importante tratado sobre seguridad y defensa, el llamado Acuerdo de Lancaster House. En virtud de este se intensificó la colaboración entre las fuerzas armadas británicas y francesas, en concreto respecto al uso y la financiación conjuntos de material y equipamiento. Además, abrió respectivamente el acceso a los mercados de defensa e hizo posible el intercambio y el desarrollo de proyectos industriales y tecnológicos.
De acuerdo con Nicholas Startin, director de departamento y profesor de Política Francesa y Europea en la Universidad de Bath (Reino Unido), esta es un área que podría permanecer intacta tras el «brexit». «Creo que los líderes de ambos países son lo suficientemente pragmáticos y quieren que estos acuerdos y las relaciones relativamente estrechas en cuestiones de seguridad continúen funcionando. Sin embargo, un Reino Unido con menos influencia asumirá menos compromisos en materia de seguridad y defensa. Y los británicos lo tendrán difícil para desarrollar alianzas que les permitan lograr sus objetivos de política exterior. Además de estos acuerdos bilaterales, la negociación de una nueva «relación especial” con la UE en estas áreas jugará un papel decisivo.
La cuestión de las fronteras
En el año 2003, ambos paíes firmaron el llamado Acuerdo de Le Touquet, que de forma efectiva prolonga la frontera británica hacia Francia. Desde entonces hay soldados británicos establecidos en el norte de Francia, mientras que funcionarios franceses realizan controles de inmigración en el puerto de Dover, lo cual creó una situación de suma positiva.
«En el contexto de la UE, estas regulaciones parecen funcionar muy bien desde la perspectiva británica. Independientemente del ‘brexit’, esto ha creado una enorme presión en la región Paso de Calais, donde los controles para el bloqueo del paso de los refugiados que se dirigían a Gran Bretaña han llevado a una crisis humanitaria”, dijo Startin a DW.
Pero ahora es Francia la que presiona a Reino Unido para que acoja a más refugiados y pague más por la seguridad fronteriza si quiere conservar las reglas actuales. Desde el punto de vista francés, esto suena razonable, argumenta Startin. «Creo que es comprensible que el presidente galo quiera saber cómo va a funcionar este acuerdo en un contexto ‘posbrexit’, pues lo veo como una gran carga para Francia, ya que en el futuro seguirá habiendo muchos refugiados que intenten llegar a Reino Unido”.
Y parece que en este asunto las cartas la tiene Macron. El dilema para el Gobierno británico es que Macron pueda decir «ignoramos el problema”, lo cual implicaría que las fronteras volverían a trasladarse a Dover, arrastrando consigo el problema de los refugiados. En el presente contexto político, todo indica que es algo que Londres intentará evitar.
LA ECONOMÍA Y EL «BREXIT»
En el caso de que se produzca un «brexit duro”, en el que el Reino Unido abandone el mercado único, las consecuencias se harían notar de manera inmediata en el comercio libre de aranceles que cruza el canal. «Evidentemente, la perspectiva de controles aduaneros y posiblemente aranceles entre Reino Unido y Francia, especialmente entre Calais y Dover, recorrido que actualmente hacen con total libertad un gran número de mercancías, es un gran problema”, apunta Jonathan Portes, profesor de Economía y Política del King’s College de Londres y experto del proyecto de investigación «Reino Unido en una Europa cambiante”. Independientemente del tipo de «brexit» que llegue a tener lugar, opina Portes, «los franceses intentarán seguir siendo su principal socio comercial en cualquier circunstancia que pueda imaginarse”.
Nick Startin lo ve con otros ojos.»Para Reino Unido va a ser difícil negociar una relación comercial sensato con cada uno de los países miembros de la UE por separado, en caso de un ‘brexit’ duro. Y al mismo tiempo parece claro que, dado la inseguridad que provocará el divorcio a corto plazo, las relaciones económicas no serán mayoritariamente bilaterales, sino que tendrán que establecerse con el conjunto de la Unión”.
Acron ha repetido una y otra vez que no tiene empeño alguno en «castigar” a Reino Unido. Pero de igual modo es el europeísta apasionado que busca la mejor oferta para Francia y para el bloque comunitario, para lo cual necesita la ayuda de la principal economía europea, Alemania.
Los teóricos de la conspiración han visto en esto una prueba de que París y Berlín están unidos contra Londres, que intenta escaparse del eje. «Es correcto decir que en lo relativo al ‘brexit’ los franceses son más duros o puritanos que otros países”, dice Portes. «Por otro lado, no hay prueba alguna de que Alemania, bajo el mando de Angela Merkel, sea menos puritana en lo que a la integridad del mercado único se refiere. La idea de que Reino podría intentar separar a Francia y a Alemania, o aislar a Francia, no es una estrategia que tenga perspectivas realistas de éxito, y esperamos que nuestro Gobierno no sea tan estúpido para intentarlo”. (Por Robert Mudge, DW, efe, afp)