Garretón: "Si a partidos se le exigiera igual que a las S.A.,...

Garretón: "Si a partidos se le exigiera igual que a las S.A., habría más transparencia"

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Cinco fotos hay en la pared derecha de la oficina de Óscar Guillermo Garretón. Una junto a cada ex presidente de Chile: Salvador Allende, Patricio Aylwin, Eduardo Frei y Ricardo Lagos. También posee una con Michelle Bachelet de su primer mandato. Pese a este claro domicilio político, el economista, ex secretario general del MAPU y actual presidente de Fepasa, no tiene temor en criticar al Gobierno o al partido en el que milita, el Socialista.

En esta entrevista analiza el actual escenario político con la explosión de los casos Caval y Penta, así como también el cambio en las autoridades luego de la carta que envió a la Comisión Económica y Social del PS y a la bancada de diputados de ese partido, en la que manifestó sus preocupaciones por la evolución de la economía.

¿Ha visto cambios en el actuar del Gobierno luego de su carta enviada al partido?

Más que cambiar la agenda reformista, era cambiar la forma en cómo la estaban llevando adelante. Las reformas planteadas en la campaña por la Presidenta son inevitables producto de la historia vivida en los últimos 25 a 30 años. El hecho que saliera 30% de la población de la pobreza significa que las desigualdades empezaron a hacerse visibles. Si uno es tan pobre, no le importan el precio de los aranceles de las universidades. Entonces, se requería asumir ese tema. La forma en que se llevó a cabo es lo que está provocando problemas y no lo digo yo, lo dicen las encuestas. Esa es mi preocupación. Porque al final la contradicción entre reformas queridas por la gente y proyectos concretos rechazados por la gente, crea una situación política muy complicada. Y creo que la reacción a los casos Penta y Caval sería distinta si la gente sintiera que las reformas son lo que ellos pensaban que serían.

¿Y nota algún cambio en lo económico?

No creo que haya sido por la carta, pero el hecho de que en el Gobierno haya emergido el discurso de alianza público privada es una cosa interesante, aunque un poco tardía. No sé si esa confianza es tan fácilmente recuperable.

¿Qué le dicen los empresarios que usted conoce al respecto?

Por definición, los empresarios se adaptan a las distintas realidades de donde están, en Argentina, en un país estatista, etc. Lo que pasa es que buscan sus espacios para hacer negocios. Que los distintos factores sean claros. Tengo la impresión de que el Gobierno está haciendo esfuerzos por aumentar la inversión, aunque quedan algunos temas pendientes como los efectos en el trabajo de la reforma laboral.

¿Cómo ve la reforma laboral? Dicen que no hay directorio de empresa en que no se haya abordado este tema con preocupación…

El impacto de la reforma laboral en las grandes empresas no debiera ser tan grave, pero sería más complicado para las chicas. La realidad del grueso del mercado laboral chileno es distinta a la lógica de cuando se inició la negociación colectiva y el trabajo sindical. Cuando eran 3.000 trabajadores que hacían lo mismo con un capataz con cara de perro es muy fácil, pero cuando es una empresa muy diversificada con 30 especializaciones distintas, crear un pliego de peticiones no es fácil. Ahí lo que sucede es que los trabajadores se comparan con los de su misma especialidad pero de otras empresas. Armar un pliego es ahora más complejo. Por otro lado, ya no hay un capataz sino áreas potentes de personal. Esto ha provocado que la negociación colectiva en las grandes empresas tenga menos peso. El único punto de unión es el bono de término de conflicto, pues el dirigente sindical está todo el año negociando materias particulares de cada área. Dicho esto, tengo la impresión de que la reforma laboral ha sido más estudiada y analizada que la reforma tributaria y educacional, pero igual crea un nivel de incertidumbre en este año.

Pero el crecimiento parece estar dando brotes verdes…

Cuando hice la carta dije que estaría bajo el 3,6% proyectado en la Ley de Presupuesto, hacia algo cercano a 3%. Puede que eso ahora sea una visión optimista. En lo que es empleo y desempleo, afortunadamente parece que las cosas van mejor, pero no sacaría conclusiones hasta mediados de año. Y en general, prefiero hacer un balance un año después de que escribí la carta.

Dice que no es suficiente lo realizado por el Gobierno, ¿qué más se puede hacer?

El Gobierno ha hecho una apuesta a lo que creen que tienen que hacer, independiente de lo que digan las encuestas. Quizás con la idea de que cuando se vean mañana los resultados la gente entenderá por qué se hizo. Pero es un juego peligroso, porque en general en todos los terrenos no ha habido una intención de escuchar más, sino de sacar adelante el programa que tienen. Eso se ve en que la autoridad evalúa el 2014 como exitoso porque sacaron adelante proyectos de ley como la reforma tributaria y educacional. En un sentido legislativo es verdad, pero en un sentido de apoyo ciudadano el que ambas tengan rechazo ciudadano, no es precisamente un éxito. Y mi preocupación es que eso se entienda.

Se cumple un año del gobierno, y revienta el caso Penta, Caval. ¿Cómo ve el año político para Bachelet?

Lo más probable es que la Nueva Mayoría seguirá gobernando. La derecha tiene para rato con sus problemas. Entonces, las discusiones actuales relevantes son, uno dentro de la Nueva Mayoría y dos entre la Nueva Mayoría y la sociedad. Salvo quizás en las regulaciones éticas que se vienen. Hay un problema político de envergadura mayor, el cómo construir política, la legitimidad en una sociedad que cambió, con exigencias de probidad y transparencia que antes no había, que tienen una gran irritación, y eso hace difícil gobernar. Tengo la impresión de que hoy gobierno y oposición dedican gran parte del tiempo a resolver esta crisis generada por los casos mencionados, pero el país sigue existiendo, sigue moviéndose, hay problemas. Las inversiones mineras siguen bajando, tenemos una sequía muy fuerte. Hoy el agua se acabó desde la primera a la mitad de la quinta región y el riego tiene dificultades en otras zonas. El país necesita gobernabilidad, y esta crisis política la afecta. Con esto no estoy culpando a nadie, estoy diciendo a los que quedaron a cargo que tienen que resolverlo.

Hay que seguir en el día a día…

Hoy gobernar es preocuparse de los problemas que el país demanda y fortalecer la política.

Usted planteó en una columna esta semana que falta ética del poder político y económico, así como transparencia en los partidos políticos. ¿Esto no formaba parte de los ejes del gobierno, pero parece que la sociedad cambio la agenda?

Detecto que los movimientos sociales del 2011 fueron grandes gatillantes en transformar la desigualdad en algo muy importante. Pero los casos Penta y Caval, transformaron la desigualdad. No es que sean ajenos a eso, sino que le ponen un ingrediente totalmente distinto, que es la demanda de probidad, una particular forma de demanda de igualdad antes ausente. Es la desigualdad de los que cometen delitos de cuello y corbata, la desigualdad de quien aprovechando un cargo político logra hacer ganancias que otra persona no logrará en su vida.

La desigualdad tomó un tono distinto. Antes estaba referido sólo a educación, ahora es el abuso gracias a la desigualdad. No sólo de las empresas sino también en el seno de la política. Eso es un cambio del que la política tiene que hacerse cargo. La batalla de la desigualdad pasa porque estas desigualdades que irritan a la gente sean de verdad corregidas, que las regulaciones de la política sean de otro carácter. Ese es el movimiento social de 2015.

¿Por qué Caval supera a Penta en indignación de la gente, pese a que no se ha comprobado nada ilegal?

Desde el punto de vista legal, hasta lo conocido hoy, Penta es más grave porque involucra una serie de delitos. En cambio hacerse una pasada con la compra-venta de terrenos no es ilegal, pero indigna por otras razones. Es algo éticamente repudiado. En un país que es mayoritariamente de centro izquierda, que los empresarios apoyen a candidatos de derecha o no pague lo que deba pagar solo confirma lo que creían. Pero que desde el seno del discurso de la desigualdad surja el caso Caval, para esa mayoría del país fue brutal.

A su juicio, ¿cuál es el problema de fondo? ¿Ser socialista y ganar esa cantidad de plata en una sola pasada? ¿Hay un monto tope para hacer negocios y ser socialista? 

Los límites no son de ética individual. Sino que es de las reglas que la sociedad y los partidos establecen para la convivencia entre las personas que los componen. Creo que era casi inevitable que los imputados de Penta fueran a la cárcel en prisión preventiva. Si no hubiesen ido, habría sido muy complicado. Por conocer los dos mundos, el privado y el público, soy escéptico de las autorregulaciones. Y el que me ha enseñado lo malo de la autorregulación ha sido la política. El más autorregulado de todos los sectores. Las empresas, religiones, hospitales, clubes deportivos está lleno de regulaciones. Sólo son más escasas en política. Regular la política es muy importante. Si a los partidos políticos se le exigieran lo mismo que a los directorios de las sociedades anónimas, daríamos un salto en transparencia de la política. Por mencionar algunas: que los directores sea elegidos en votación directa, que las remuneraciones de los directores la fijen quienes lo eligen, dar cuenta pública trimestral incluyendo análisis razonado. Cuarto, que en todos los directorios, tiene que haber un representante que no es de la mayoría, auditorías externas…podría seguir agregando. Por ejemplo, en los partidos políticos nunca se habla de sindicalización, pese a que tiene trabajadores. Es importante que salga ahora la ley de financiamiento de los partidos políticos, pero también debe ponerse foco en el funcionamiento de los partidos y del parlamento.

¿El aporte a las campañas políticas sólo de personas naturales?

Me gusta más que sea sólo de personas naturales, salvo que en las empresas haya un acuerdo de todos los accionistas. Pero siempre que he apoyado a alguien lo hecho de manera individual. (Pulso)

 

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