Gasto público: priorizar la focalización

Gasto público: priorizar la focalización

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El aniversario de la partida de Miguel Kast, un 18 de septiembre hace 41 años, es un momento que muchas veces hemos aprovechado para recordar su contribución profesional y humana, así como sus grandes esfuerzos por superar la pobreza, en particular desde la Oficina de Planificación Nacional (Odeplan), hoy Ministerio de Desarrollo Social y Familia. Nos parece relevante explicar el porqué de esta preocupación prioritaria que no solo supo hacer explícita, sino que fue capaz de hacer entender a las autoridades de la época el significado de priorizar la solución de la pobreza.

Miguel Kast entendió prontamente que un país como el Chile de hace 50 años, con bajo crecimiento económico y bajo presupuesto fiscal, no podía otorgar igualdad de oportunidades. Entendía perfectamente que era necesario priorizar el gasto público en aquellas áreas que pudieran permitir a las personas optar a mejores condiciones de vida. Por ello empujó con fuerza el llamado Mapa de la Extrema Pobreza, instrumento que permitió en aquellos años, y en base al censo poblacional, establecer distintos bolsones de pobreza. Se pudo determinar con cierta certeza el grado de pobreza existente en el país y en particular aquellos lugares donde se concentraba la pobreza extrema.

A partir de esta herramienta hubo mayor claridad y objetividad para cambiar y focalizar el gasto público. Lo anterior permitió focalizar el gasto social, por ejemplo, en el sector educación. Ello no era casualidad: Miguel Kast entendía que un país sin educación estaba condenado a la mediocridad. En esos años, la matrícula de educación superior no alcanzaba los 120.000 alumnos en el país, pero concentraba más del 60% del gasto total del sector. El resto de población alcanzaba promedios de escolaridad inferiores a los seis años, a lo que se adicionaban altos índices de desnutrición. Sin lugar a duda, aplicar la focalización en educación fue prioritario y quizás uno de los más importantes criterios de asignación de recursos públicos de aquellos años por su trascendencia en el país.

El país hoy muestra un Producto Interno Bruto (PIB) que ha crecido a un promedio anual de 1,9 % en la última década (2014-2023). De acuerdo con la última Casen 2022, aún permanecen en extrema pobreza cerca de 400.000 personas y otras 900.000 se encuentran en situación de carencias. Con seguridad las explicaciones hablarán de una pobreza relativa; no obstante, cualquiera sea la aproximación técnica, el país no cuenta con la suficiente solvencia fiscal que le permita abandonar la focalización del gasto, política pública exitosa y que ha sido usada sin distinción por diferentes administraciones gubernamentales.

Hoy, cuando se discuten opciones de seguir aportando más recursos a la educación superior, adicionales a la gratuidad, mientras se observan deficiencias en educación parvularia y aún alta inasistencia escolar, no nos merece ninguna duda que la mencionada focalización del gasto público debe seguir siendo prioridad por parte de la autoridad. El seguir usando esta eficiente herramienta no solo permite hacer frente a las vulnerabilidades que el país aún presenta, sino que emplearlas con objetividad de forma que estas también se vean como instrumento de mejorar la percepción de injusticia en la entrega de beneficios sociales. Los desafíos que presenta el país en materia social deben ser asumidos con la objetividad que corresponda y no parece razonable que las soluciones a estos obedezcan a compromisos políticos actuales o anteriores. (El Mercurio)

Felipe Kast S.
Presidente Fundación Miguel Kast
Miguel Bejide C.
Vicepresidente Fundación Miguel Kast