A una semana del incendio urbano más grande de los últimos tiempos, la gestión de la emergencia nos brinda algunas experiencias y aprendizajes de los que debemos tomar nota.
En primer lugar, debemos entender que los incendios en la región de Valparaíso serán una constante. La sequía que afecta a la zona centro sur, el alza considerable en las temperaturas y la nula mantención de los predios privados, son sólo algunos de los factores que propician este tipo de siniestros. Esto, sin perjuicio de los resultados que arroje la investigación en curso.
Como segundo elemento a considerar, es necesario revisar la normativa vigente en relación a construcción, planificación urbana, reforestación, planes de seguridad, y todas las áreas que permitan actualizar, en el menor tiempo posible, todos los instrumentos legales que nos posibiliten enfrentar estos riesgos, de mejor manera.
Otro aspecto, y quizás el más importante, es analizar las múltiples trabas burocráticas con las que cuenta el Estado para responder de manera oportuna a una emergencia de esta envergadura. Y preciso Estado y no gobierno, porque más allá de la clara y comprometida voluntad del Presidente Gabriel Boric, de poner sus equipos a disposición de la contingencia, lo que se ha visto es una carrera donde los distintos estamentos avanzan con tiempos, formas y resultados diferentes.
Ya llegará el momento de hacer las evaluaciones respecto de cada una de las estrategias, pero la urgencia hoy día requiere de una coordinación tan fina como eficaz.
Es esta función de coordinación la que choca de frente con una muralla divisoria entre la eficacia y la burocracia. Por eso es que el principal llamado que hemos realizado las tres alcaldesas de la zona afectada, es que se tome en consideración la expertise y conocimiento previo del territorio, información que está alojada en las estructuras del gobierno local.
Y no hablo solo de las alcaldesas con sus respectivos equipos de confianza, sino que hablo principalmente de las funcionarias y funcionarios municipales que, de manera silenciosa, sin equipos de prensa ni difusión, se han puesto a trabajar sin descanso desde el día uno de la emergencia.
Son ellas y ellos, el cuerpo y sustancia de nuestros gobiernos locales. Por tanto, cuando hablamos de atender la emergencia desde la realidad local, estamos haciendo un llamado a respetar la experiencia acumulada por nuestros municipios tras años de gestión de las necesidades básicas de nuestras comunidades.
En ese ánimo, es el propio Presidente Boric el que ha acogido este llamado, y hoy vemos a equipos gubernamentales desplegados en nuestros territorios en completa coordinación con los equipos municipales. Esta vinculación virtuosa ha desburocratizado la ayuda, consiguiendo con ello una eficacia y eficiencia en el manejo de los distintos recursos dispuestos para la superación de esta emergencia.
Pero el desafío es ambicioso, Para dimensionarlo, sólo un dato: a un promedio de 50 millones por vivienda, necesitaríamos 26 teletones como las del año 2023 (la recaudación más alta de la historia) para sólo viviendas. Esto, sin considerar la habilitación del equipamiento urbano, recomposición del tejido social y redes de servicios. Por la magnitud de la tarea, no hay tiempo ni espacio para mezquindades ni cálculos electorales. (El Mostrador)
Javiera Toledo Muñoz
Alcaldesa de Villa Alemana