Gobierno-Empresarios, ¿seguir en las trincheras?-Ernesto Tironi

Gobierno-Empresarios, ¿seguir en las trincheras?-Ernesto Tironi

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Fue interesante cómo se planteó el debate económico entre gobierno y empresarios durante el Encuentro Nacional de la Empresa 2024 (Enade). Podría haberse abierto una conversación valiosa, pero fue sobrepasada por el horrendo ataque terrorista a tres carabineros. Puede decirse que el antiguo y complejo dilema entre crecer más y/o distribuir más se expresó ahora así: Gobierno Boric -“paguen más” (al fisco y a los trabajadores); y empresarios -“más seguridad, mejor política y menos permisocracia”. Parece que fue un diálogo de sordos. La confianza no se genera con llamados, con reclamos, ni con emplazamientos. Tampoco la comprensión recíproca con estadísticas.

¿Cómo seguimos entonces?

Las tendencias apuntarían a que cada lado insista en sus posturas: el gobierno en sus reformas de pensiones y tributaria, y la derecha con los empresarios en medidas para más crecimiento. Algunos en ambos grupos consideran “retirarse del ring” o “tirar la toalla” -abandonar, resignarse. Eso sugiere la postura de quienes piensan seguir llevando sus capitales al extranjero y dejar de invertir en Chile hasta que un próximo gobierno se proponga volver a crecer. Este planteamiento no es muy distinto del de aquellos del Partido Comunista que proponen volver a las calles, con manifestaciones como las de los estudiantes del 2011 y otras. Estimo que ambas posturas son muy dañinas para el país. Hay que perseverar en la conversación, con más apertura a comprender al otro, a escuchar más que emplazar, e indagar antes que procurar sólo convencer o imponer puntos de vista sintiéndose poseedor de la verdad.

Partamos de la base que nos gobierna una generación y sector social que sabe muy poco de cómo funcionan las empresas y cómo ven el mundo los empresarios e inversionistas. Peor aún; suelen tener un prejuicio muy grande contra ellos (“abusan y sólo buscan lucrar”). Ahora recién están empezando a interesarse por conocerlos algo, porque están en una situación, como gobernantes, en que necesitan de sus aportes para mantener al país en marcha. Algo de esto dijo explícitamente Boric en su discurso. Es el momento entonces de aprovechar esa disposición y buscar el diálogo para conocerse más.

Lo mismo recién señalado hacen los empresarios. Ellos también saben muy poco cómo ven el mundo los jóvenes distintos a sus hijos e hijas que se han educado en colegios particulares y universidades tradicionales. Tienen fuertes prejuicios en contra de quienes hoy nos gobiernan (“son ignorantes, inexpertos, arrogantes”). No lo dicen siempre, pero lo piensan. Pero las actuales autoridades seguirán influyendo fuertemente en la sociedad chilena cuando dejen el gobierno. Este es el momento de generar lazos y conocerse mutuamente; se seguirán encontrando en el futuro.

Los motivos principales para seguir conversando son dos. Primero, a este gobierno todavía le faltan casi dos años. Eso es mucho tiempo. Y el crecimiento económico no se restablecerá automáticamente con la llegada de un nuevo Presidente, aunque sea ultra pro-desarrollo. Hay que sembrar todo lo posible antes. El segundo motivo es la bomba de tiempo social que significa lo que el economista David Bravo ha llamado la “Emergencia laboral” de Chile. Esto se refiere a que todavía el país no recupera la tasa de ocupación que tenía antes de la pandemia, y para lograrlo faltaría generar más de 100.000 empleos por sobre la meta del gobierno de generar 240.000 de aquí al término de su período. Eso sería imposible con el lento crecimiento actual y especialmente con la crisis que vive la construcción. En el país están entrando como 170.000 jóvenes cada año a la fuerza de trabajo. ¿De dónde van a surgir ocupaciones productivas para tantos sin más inversión y crecimiento?

En las actuales condiciones, una posibilidad de encuentro público-privados serían diálogos para encontrar “Mínimos comunes denominadores” acotados. Sí, tal como todos aprendimos en el colegio. Disponerse por cada parte a aceptar sólo uno o dos componentes de la propuesta que ha planteado la contraparte (no el adversario); no más.

Por ejemplo, de la reforma previsional del gobierno aceptar el establecimiento de una AFP estatal, con libertad para todos los que quieran cotizar en ella puedan transferir sus fondos sin costos de traspaso. A cambio de esto el gobierno podría aceptar el mínimo de que se establezca un 3% adicional de cotización que sea propiedad de cada trabajador; o sea que no vaya a un fondo común. Con el pacto fiscal hacer algo análogo: aceptar el alza de un impuesto que represente el 1% del PIB sólo para elevar la Pensión Universal (PGU) a cambio de cerrar en el plazo de un año Programas de Gasto Fiscal mal evaluados en ya dos oportunidades por la Dirección de Presupuesto por el equivalente a 0,5% del PIB. También acortar a la mitad los plazos de entrega de un par de permisos claves solicitados por los empresarios, cuyo incumplimiento por parte de la oficina pública implique la aprobación inmediata del permiso solicitado.

La idea es abrir los “paquetes cerrados” que han sido las propuestas de gobierno y la intransigencia total de la oposición. Y no centrarse sólo en proyectos de ley en el Congreso, sino buscar mejoras en lo administrativo y operacional del sector público.

Finalmente está bien la creación del gabinete pro-crecimiento y empleo conformado por siete ministros al fin del año pasado por el Presidente Boric. Pero tal vez puede complementarse con una Secretaría Técnica Mixta Público-Privados que encabecen el Ministerio de Hacienda y la CPC con un enfoque sectorial. El diálogo debe continuar, acotarse y enriquecerse. (El Líbero)

Ernesto Tironi