Gobierno fuera de control

Gobierno fuera de control

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El gobierno está fuera de control. No hay una línea política, no hay una estrategia, y no hay coherencia. Hay tensión, hay nerviosismo y hay confusión. Todos hacen lo que quieren hacer y a nadie le parece importar. Quién debiese estar poniendo orden está desconectado, habitando en un mundo paralelo. Las luces están encendidas, pero no hay nadie en La Moneda.

Una prueba de esto es lo que ocurrió con la Ministra Carolina Tohá. En un verdadero día de furia, la Ministra explotó con frustración por el solo hecho de haber sido cuestionada. Y aunque no haya sido más que un chilenismo, sorprende de sobremanera la soltura con la cual se pronunció, casi como si estuviera en el living de su casa. Ella, por sobre todos, debería saber que desde su cargo no se puede perder la calma, y menos en un escenario tan público, y en un momento tan crítico. Sin nada más, demuestra el poco interés que tiene en su oficio y la distancia de su remoción.

Otra prueba de lo mismo es lo que ocurrió con el Ministro de Vivienda Carlos Montes quien afirmó con completa seguridad que seguía en su cargo.

Por lo general, la tradición es que, ante cualquier posibilidad de renuncia, el titular ponga su cargo a disposición. En este caso, no fue así. De hecho, fue todo lo contrario. Montes simplemente se saltó la costumbre y se auto-confirmó en la cartera. Al menos esa fue la impresión que dejó. Visto en perspectiva es una rareza, pero considerando la serie de precedentes que se han ido sumando a la trama que se desenvuelve, no debiese sorprender tanto. Es, por lo bajo, evidencia de la falta de jerarquía y orden que existe en el gobierno.

Y una tercera prueba, por si las dos anteriores no convencen, es la conferencia de prensa que dio la Ministra vocera Camila Vallejo a raíz de la detención del indultado presidencial Luis “el insurrecto” Castillo. La Ministra se enredó y enredó a todos los demás tratando de justificar la decisión del presidente de liberar a Castillo. Apeló a la presunción de inocencia y evitó dar una respuesta clara, derecha y honesta. Sin nada más, el episodio da cuenta de la improvisación y la distancia que el gobierno debe atravesar para explicar lo inexplicable.

En resumen, la Ministra del Interior no logra controlar la seguridad pública y ordenar el gabinete del presidente tampoco puede mantener la calma en público, el ministro de Vivienda involucrado en el caso de corrupción no escatima en saltarse la línea de mando para aferrarse al poder y la ministra vocera no logra generar empatía con la gente y tampoco parecer entender la gravedad de que un indultado secuestre a una persona a plena luz del día.

¿Por qué ocurre todo esto?

Sencillo. No hay disciplina, no hay orden y no hay dirección. No hay liderazgo, no hay jerarquía y no hay respeto.

En medio del caos que se libró esta semana, el Presidente se mostró desconectado y alienado. El día en que se dio a conocer la grave acusación de la exsubsecretaria Tatiana Rojas al actual ministro Montes, el Presidente subió una foto selfie a sus redes sociales haciendo ejercicio. Trotando. El día en que el indultado Castillo fue detenido por secuestro, se viralizaron imágenes de Boric jugando sobre las barras paralelas. Relajado.

Es casi como que vive en un mundo paralelo en que no se dan a conocer las brutalidades y la violencia que afecta el día a día de los chilenos. Un mundo en el cual no entra la información negativa y lo protege de la bruta realidad.

Pero no es sorpresa. Tampoco es controversial. El Presidente admite que prefiere no informarse como los demás.

Hace unas semanas disparó contra El Mercurio, La Tercera y La Segunda por no cubrir las noticias que le gustan, y esta semana, el mismo día en que se dio a conocer la captura de Castillo, disparó contra Mega, Canal 13 y TVN por no transmitir los temas de su preferencia.

Anecdóticamente, dijo que en vez de estar informando a las personas sobre la corrupción de Democracia Viva o la captura de Castillo, podrían estar cubriendo la recuperación de la Plaza Los Cuncos de Renca.

Que el presidente no lea ni vea las noticas como el resto del país ayuda a entender la desconexión. Explica por qué negó la crisis de seguridad en un inicio, y explica por qué busca explicar sus fracasos con lo que hacen y dejan de hacer los demás. Pero no lo exime de su responsabilidad.

La falta de disciplina ha llevado a su administración al letargo. Su falta de liderazgo ha incentivado a sus subalternos a desordenarse, y su negación voluntaria de la realidad ha llevado su gobierno a estancarse. Todo esto es importante, pues a diferencia de lo que sugieren las barras bravas, el legado no solo se fija por lo que se hace, sino que también por lo que se deja de hacer.

Como nota final, es importante mencionar que las consecuencias del descontrol son constantes e irreversibles. Y no hay mejor forma de verlo que por medio de lo que puede ocurrir en el plebiscito constitucional. La falta de dirección y orden ha llevado al país a una elección en que se debe decidir entre lo que personeros del gobierno han denominado una elección entre la Constitución de Pinochet y la Constitución de Kast. No tenía que ser así. Pudo haber sido distinto. Pero la falta de oficio, de responsabilidad y de miopía fue más.

Y si bien es correcto que hay cierto infortunio asociado con el gobierno, como el hecho de que justo a un par de días del plebiscito se diera a conocer el testimonio de Rojas, el arresto de Andrade y Contreras, y el secuestro de Castillo, también es cierto que nadie obligó al Presidente a mantener a Montes en el gabinete, a sostener a RD en el seno de su despacho, y a indultar a un criminal. (Ex Ante)

Kenneth Bunker