El gobierno de extrema derecha de Benjamin Netanyahu cedió este lunes a la presión pública y retrasó los duramente cuestionados planes para reformar el poder judicial de Israel.
El retroceso se produce después de que el domingo por la noche estallaran las mayores protestas en más de una década en Israel, sumiendo al país en su peor crisis política en años. La disidencia pública se extendió por toda la economía, con puertos, cadenas de centros comerciales y la asociación médica anunciando huelgas.
Los disturbios masivos comenzaron después de que surgieran noticias de que Netanyahu había despedido a su ministro de Defensa, Yoav Gallant, quien había pedido que se suspendiera la reforma judicial.
La reforma daría al gobierno de Netanyahu y sus aliados más control sobre el nombramiento de jueces y limitaría la capacidad del tribunal superior para derogar leyes. Los partidarios dicen que los cambios son necesarios para controlar un poder judicial activista de izquierda, mientras que los críticos ven la reforma como una amenaza fundamental para los controles y equilibrios de Israel.
El campo de batalla clave es la reforma judicial, pero muchos dicen que es una lucha por la naturaleza de Israel y por elegir entre un Estado secular versus uno más conservador. (FT DF)