El caso de la gratuidad en la educación superior se planteó a partir de un diagnóstico que era válido el 2011, pero que no lo es desde 2012. El importante avance en las condiciones de financiamiento en becas y particularmente en el CAE desde el 2012 parece haber tenido efectos claros en el comportamiento de los beneficiarios de la gratuidad, como se deriva de los resultados que observamos para el Duoc UC.
Los criterios de elegibilidad para el beneficio de la gratuidad son pertenecer a los primeros cinco deciles de ingreso, lo que en el caso del Duoc UC corresponde a 57.000 alumnos, y además estar en el período de duración formal de la carrera, lo que deja un universo de elegibles del orden de 42.000. Sin embargo, los beneficiarios finalmente fueron 34.855, lo que representa un 83% del universo.
Qué hizo que un 17% de los alumnos elegibles no postulara al beneficio de la gratuidad es una pregunta que debe ser respondida con mayores antecedentes, pero cabe avanzar en al menos dos hipótesis no excluyentes. En primer lugar, que la condición que impone la ley, y que significa que en caso que un beneficiario exceda el tiempo formal de la carrera pierde la gratuidad, haya desalentado a la postulación. Esta hipótesis tiene alguna lógica si pensamos en que los alumnos no se informaron bien, pero no tiene sustento en el diseño de la ley, toda vez que la norma establece que de extenderse la carrera el alumno puede seguir con beca y CAE, según corresponda.
La segunda hipótesis es que los beneficios del actual sistema de financiamiento sean muy similares a la gratuidad y por ende, ella no represente un cambio tan relevante. La plausibilidad de esta segunda hipótesis la dan algunos cálculos gruesos respecto del beneficio de la gratuidad hoy. Para una carrera típica del Duoc UC un alumno perteneciente a los primeros cinco deciles tiene, como alternativa a la gratuidad, la posibilidad de obtener la Beca Nuevo Milenio III, que cubre un monto de $ 900.000, lo que le financia 60% de la carrera formal. La brecha la puede financiar con el CAE, que le significa contraer una deuda total de $1.200.000, y que financia los dos años de su carrera. A este monto que debe pagar en un plazo máximo de 15 años, se le aplica una tasa de 2% anual, lo que implica una cuota de mensual máxima que no llega a $8.000 (el precio de una entrada en galería del campeonato de fútbol regular en Chile). Además, el CAE pos 2012 determina que si el egresado no tiene trabajo, no tenga que pagar la cuota y que si al cabo de 15 años queda un saldo de la deuda, ella se extingue.
Si bien el cálculo previo solo ilustra, releva la importancia de un diagnóstico preciso, correcto que conlleve al diseño de política pública. La política de gratuidad es más compleja e involucra un conjunto de elementos adicionales, que en algunas universidades ha comprometido su financiamiento. Mientras, en el caso de la educación superior técnico profesional la gratuidad no exige requisitos de promedio de notas de enseñanza media, los que sí existen para el caso del acceso a becas y CAE. Por ello, las consecuencias en la deserción futura, que está relacionada con el rendimiento escolar, están por verse. (La Tercera)
Ricardo Paredes