Desde Sharm el-Sheikh, Egipto, llegó el discurso realizado por el secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, en la 27º Conferencia de las Partes (COP27), a la que asisten casi 200 países – jefes de Estado, ministros o representantes-, pero también institutos de investigación, entidades observadoras, bancos multilaterales, medios de comunicación y representantes del sector privado y de la sociedad civil.
En la cumbre que comenzó ayer domingo y se extenderá hasta el 18 de noviembre, Guterres les habló a todos ellos, pero especialmente a quienes dirigen los países cuando dijo que «la humanidad tiene una elección: cooperar o morir», haciendo un llamado a la «solidaridad internacional que respete los derechos humanos» y la «justicia social».
Ese emplazamiento lo hizo sobre todo a los países desarrollados, «que deben liderar el camino».
«Para evitar ese terrible destino, todos los países del G20 deben acelerar ahora su transición en esta década», dijo el secretario general de la ONU. Precisamente mencionó la urgencia de llegar a «un histórico pacto entre países desarrollados y economías emergentes, un Pacto de Solidaridad Climática”, asegurando que «China y Estados Unidos tienen mayor responsabilidad para convertir este pacto en realidad», las dos economías más grandes del mundo.
«Ese acuerdo supondría que los países más ricos y las instituciones financieras internacionales ofrecerían asistencia económica y técnica para ayudar a las economías emergentes a acelerar su propia transición energética hacia las renovables», continuó diciendo, y agregó que «o tenemos un Pacto de Solidaridad Climática o tenemos un Pacto de Suicidio Colectivo».
En ese contexto se refirió a la guerra en Ucrania, indicando que, si bien son conflictos importantes a nivel mundial, «pero el cambio climático está en una escala diferente, es el asunto definitivo de nuestra área y el principal reto de nuestro siglo».
Así comentó que ese enfrentamiento bélico “ha expuesto los profundos riesgos de nuestra adicción a los combustibles fósiles», refiriéndose al aumento de precios que ha significado en todo el mundo. Por ello, Guterres pidió que «todos los gobiernos cobren impuestos sobre las ganancias extraordinarias de las empresas de combustibles fósiles». (Emol-EFE)
