Hace pocos días propuse una opción, ni mucho menos excluyente de otras, para posibilitar que las actuales fuerzas de oposición, respetando la identidad de cada una de ellas, presenten una alternativa capaz de competir y ganar en las próximas elecciones Presidenciales que ahora se ven lejanas, pero que pronto entrarán a la agenda nacional.
Se trata simplemente de iniciar una reflexión con espíritu positivo. Vale la pena recordar que esta materia no se conversó, se dilató y no tuvo una solución adecuada el año pasado; el resultado habla por sí solo. Siendo minoría en el país, la derecha fue mayoría en la segunda vuelta, ganó la elección y gobierna Chile.
De modo que no resulta “infértil”, como se dijo, realizar este intercambio de opiniones; incluso en el caso de que se llegara a constatar que no es viable un acuerdo estratégico, valdría la pena que las fuerzas que hoy coinciden en la oposición sepan dialogar y hagan el esfuerzo de establecer áreas mínimas que hagan posible cooperar por el bien de Chile.
Debo repetir que presentar una candidatura común en la primera vuelta es lo “óptimo”, es decir, que esa opción, siendo la mejor, puede no ocurrir; en tal caso, tendría que impulsarse un apoyo “eficaz” en la segunda y definitiva votación para elegir Presidente, y que existan bases y contenidos programáticos, un proyecto país que lo permita.
Mi propuesta apunta a que no se reedite un respaldo superficial o a “regañadientes”; así no se aúnan las fuerzas y se produce la derrota del ancho y diverso mundo de izquierda y de centro, ante una derecha que es minoría en la sociedad chilena.
Estoy consciente que falta tiempo para tales comicios, pero el horizonte se dibuja desde ya. Es fácil que el hábito de perfilarse cada cual por separado genere una costumbre que después no se pueda revertir. Por lo demás, no sugiero hablar de nombres, eso sí sería prematuro; se trata de tener presente que si la centroizquierda en su conjunto, sin exclusiones, tiene el propósito de gobernar el país debe mentalizarse en la necesidad de unirse desde ahora. En el último instante, sobre la marcha, un objetivo tan importante no fructifica.
Pero más allá de lo exclusivamente electoral, lo más relevante es el valor de la unidad ante el populismo autoritario de la ultraderecha. La tarea es reunir a amplias mayorías nacionales que revitalicen la democracia y hagan retroceder el desencanto, logrando transformaciones mucho tiempo pendientes y que requieren el esfuerzo de todos y todas para que sean realidad. (La Tercera)
Camilo Escalona