En diciembre del 2008, la UDI sorprendió a todos proclamando a Sebastián Piñera un año antes de la elección presidencial, anteponiendo, como siempre, los intereses del país por sobre las legítimas opciones personales y partidistas.
Esa generosa decisión, que no fue fácil lograr, fue vital para que después de 50 años la derecha volviera a gobernar.
La incapacidad que mostró la derecha de deponer los proyectos personales y partidistas en la reciente inscripción de candidaturas creo que pondrá en riesgo la próxima presidencial.
De nada servirá echarse las culpas cuando el adversario obtenga las gobernaciones y alcaldías emblemáticas por la división de la derecha.
Los actuales líderes de la derecha tienen muy pocos días para actuar con generosidad y desprendimiento, para hacer el último esfuerzo para bajar y apoyar candidaturas donde la derecha puede ganar.
Que el dolor, la persecución y el terrorismo de Estado que vive hace más de un par de décadas el pueblo venezolano, los inspire y motive a juntarse y pensar en grande para impedir que en Chile sigan avanzando los que apoyan a esa narcodictadura de izquierda. (El Mercurio Cartas)
Pablo Longueira Montes