Junto con explorar la estructura y función del cerebro, el Instituto Milenio de Neurociencia Biomédica (BNI) —perteneciente a la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile— se ha dedicado históricamente a estudiar cómo se generan saludablemente las proteínas dentro de las células en general.
Hoy su cuantioso trabajo se ha anotado un hit dentro de la comunidad internacional, ya que uno de sus descubrimientos les otorgó ser la portada número 21 de la revista Nature Cell Biology.
La historia se remonta a 2014, cuando en las dependencias de la avenida Profesor Zañartu #1160, el equipo comandado por el neurocientífico Claudio Hetz estudiaba la generación de proteínas. Un proceso vital para los seres humanos que se mantiene a flote gracias a un «control de calidad», ya que si se desencadena puede terminar en enfermedades catastróficas como el Parkinson y el Alzheimer.
«Como las células saben que tienen fallas a nivel de producción de proteínas, dentro de ellas hay una fábrica que las produce y monitorea, que se llaman sensores moleculares«, explica Hetz a Emol.
«Lo que hicimos nosotros fue descubrir una función nueva para ellos, que históricamente se habían relacionado a estos procesos», añade. Y es que al analizar molecularmente estos sensores, el equipo del BNI encontró muchos ejemplares ubicados donde se generaban justamente las proteínas, pero que estaban en contacto físico con el compartimiento donde se produce la energía de la célula, es decir, la mitocondria.
«Entonces la pregunta para nosotros fue ¿Por qué estos sensores se encuentran entre estas dos interfaces, el mundo de la energía y el mundo de los proteínas?», resalta el también académico de la Universidad de Chile.
“Ahí nos dimos cuenta de que en condiciones normales, cuando las proteínas no están dañadas, estos sensores moleculares están controlando y modulando la producción de energía en la mitocondria. Y es, a través de una comunicación entre estas dos maquinarias, la que produce las proteínas y la energía», esboza el científico, quien junto a su equipo pudo lograr una evidencia experimental donde se reducía la energía celular en un 20% si se inactivaban estos sensores, que es lo que pasaría en las enfermedades metabólicas.
Este hallazgo bioenergético, cuenta Hetz, da cuenta de lo sólida que es la ciencia en Chile y puede tener muchas implicancias en el mundo de la farmacéutica o de la biotecnología. «La gracia de esto es que en enfermedades metabólicas, como en la diabetes o las consecuencias adversas de la obesidad, falla la mitocondria que produce energía y la maquinaria que produce proteínas. Y nosotros de alguna forma logramos descubrir en una sola molécula, en un sólo sensor, la capacidad de manipular en el futuro estos dos procesos que son importantes«, señala el autor de la investigación.
El estudio, titulado técnicamente «La función no canónica de IRE1a determina la composición del retículo endoplásmico asociado a mitocondrias para controlar la transferencia de calcio y la bioenergética«, es la primera portada que se empeña el BNI en la prestigiosa revista pero la segunda publicación el medio.
En 2018 Nature Cell Biology compartió su investigación en la cual se revelaba una nueva forma de controlar cómo se mueven las células, y cómo estas impactan en el desarrollo del cerebro. «Esto es un hit ya impresionante, pero ahora sacamos portada… que es otra cosa», puntualiza Hetz. (Emol)