Así terminó el Presidente su mea culpa de esta semana, recordando cómo él y el resto de su coalición se comportaron cuando eran oposición, o cuando “nos sacaste la cresta” usando sus palabras. Es una reflexión valiosa, que va en la línea de buscar la cooperación en vez de la confrontación, de levantar la mirada para imaginarnos un país donde de una vez por todas se pueda convivir en paz.
Pero al mismo tiempo, me parece que es legítimo señalar que es a destiempo, ya que durante ese período se pusieron trabas y obstáculos para construir una política de seguridad más robusta, que hubiera ayudado a responder antes al crítico escenario de homicidios de altísima violencia y de crimen organizado. Nos atrasó y estamos llegando tarde.
Se reconoce, menos directamente, que se privilegió el interés pequeño de la oposición por sobre el de Chile, al mismo tiempo que se debilitó a las autoridades. Hoy, que vivimos parte de las consecuencias de dichas acciones, ¿cómo reparamos ese daño?
El llamado del Presidente es un primer paso, pero para pasar de la voluntad a la acción, se debiera partir por ordenar al propio gobierno, puesto que no se condice con la idea de detener la lógica gobierno/oposición cuando se convoca a ésta para aunar criterios en seguridad y luego salir a criticarla ferozmente. Lo mismo ocurre cuando se intentan falsos empates, o se trata de enlodar a todos con el modus operandi de los casos de corrupción de sus militantes, que aún continúan apareciendo y enredando. Parafraseando un dicho anglosajón, hay que poner los hechos donde se ponen las palabras.
Por su parte, la oposición también tendrá la tarea de no dejarse llevar por las barras bravas o el “regreso a la tribu” que parece contagiar a toda la política. Entre otras cosas, porque si se quiere gobernar en el próximo período, el país debe estar en las condiciones donde la democracia y la política sean eficaces en resolver institucionalmente las demandas ciudadanas. De lo contrario, ¿qué se gobierna cuando se gobierna?
Pero quizá la parte más difícil que enfrenta el Presidente es conseguir el apoyo de la propia coalición, en especial cuando se busca aprobar una agenda que les es incómoda y ajena. En los proyectos de seguridad, los votos de la oposición han estado para aprobar, y más bien ha habido detractores en la facción del Frente Amplio y PC.
Tanto es así, que el jefe de bancada del PC salió a contradecir al Presidente Boric en su reflexión, sosteniendo que la lógica obstaculizadora se justificaba “porque había que defender los derechos de las personas”. Bueno, quizá era iluso pensar lo contrario, ya que estuvieron por botar un gobierno democráticamente electo.
“Todos debiéramos decir ya basta” dijo el Presidente. Para que no quede en buenas intenciones ni se vea como oportunismo, se debe seguir un correlato con la realidad, en enmendar el rumbo y convocar a los propios a seguirlo, partiendo por reconocer que había harto de cierto en eso. (La Tercera)
Jaime Bellolio