El ideólogo de izquierda Heinz Dieterich analiza, en conversación con DW, la actual situación de Venezuela tras el levantamiento fallido el pasado 30 de abril. Aunque no logró el objetivo de tomar el Palacio de Miraflores, sí logró a su juicio el quiebre de los aparatos de control de Maduro. Decisivo, según Dieterich, será un acuerdo entre Washington y el ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino.
DW:¿Qué falló en el plan de Juan Guaidó con el que quería provocar una ruptura entre los altos mandos militares para hacer caer a Nicolás Maduro?
Heinz Dieterich: La información confidencial que yo tengo es que la fecha se adelantó porque Maduro se enteró de que iba a haber un levantamiento el 1° de mayo, entonces lo adelantaron al día anterior, el 30 de abril. Ese es un factor, lo segundo es que no invitaron a todas las fuerzas que eran importantes, por ejemplo, los militares chavistas que se oponen a Maduro, y eso creó desconfianza. En tercer lugar, parece que Vladimir Padrino López y otro general importante se echaron para atrás. Un cuarto factor es la falta de movilización de la población. Guaidó no es popular como tampoco lo es Maduro, por lo que la población no se lanzó masivamente a la calle. Pienso que esos cuatro factores fueron los que determinaron que no se lograra la toma del Palacio de Miraflores. Sin embargo, lo que sí se logró fue el quiebre dentro de los aparatos de control de Maduro. Este es el final del gobierno de Maduro, sin duda alguna.
¿Porqué Vladimir Padrino se echó para atrás?
Me parece que él quiere un papel político fundamental en la fase post-Maduro y no acepta ser secundón de Guaidó. Esto dificulta las negociaciones con Washington, que por razones obvias quiere presentar su operación de cambio de régimen como una operación civil-democrática de retorno a la constitucionalidad. Cuando la Casa Blanca y Padrino López encuentren una formula que concilie ambos intereses, entonces Padrino López entregará a Maduro. Este momento se acerca rápidamente, como muestra la intervención directa del «Comando Sur”, por intervención directa de Guaidó.
¿Qué papel jugó la liberación de Leopoldo López? Algunos analistas consideran que su liberación fue una humillación para el chavismo, y lo que provocó que Vladimir Padrino se echara para atrás. ¿Coincide usted con esta percepción?
No. La operación de liberación de Leopoldo López estuvo a cargo del Servicio Bolivariano de Inteligencia, el SEBIN, a cargo del general Manuel Ricardo Christopher Figuera, que era parte de esa conspiración, o ese levantamiento, como se quiera llamarlo. Esa liberación se logró y obviamente la presencia de López allá en el distribuidor vial, televisada, iba a ser un elemento fundamental para movilizar a la población. Porque se podía interpretar como el inicio de una cadena de acontecimientos que terminarían con la huida de Maduro o con su detención y expulsión del país. No se dio así por los factores que he explicado, pero lo importante es entender que aunque en términos de poder no se logró sacar a Maduro, sí se dio el último paso. La reacción tanto a nivel interno, como por parte de la comunidad internacional, demostró que Maduro no tiene ya ninguna base real de poder. Y lo que va a suceder ahora, es que en la próxima oportunidad Padrino López mismo sea el que entregue a Maduro. Obviamente la causa está perdida y eso es el gran impacto psicológico, simbólico, político, de ese levantamiento fallido del 30 de abril.
Tenemos a las potencias internacionales negociando el futuro de Venezuela, todas tienen intereses en el país caribeño, Rusia, China y también Estados Unidos. El secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, se reúne en el Mar Negro con Vladimir Putin y Serguéi Lavrov. ¿Podría negociar Estados Unidos una salida pacífica de Maduro?
Sin duda. La política responde a intereses, y no a personas. Los intereses que están en juego tanto por parte de Trump como de Rusia y de China, y en menor medida Cuba, son tan grandes, que van a sacrificar a Maduro, es lógico. Van a llegar a un acuerdo en el que Washington podría respetar las inversiones de Rusia y de China a cambio de que Maduro se vaya, y se puedan convocar nuevas elecciones. Lo ideal sería que fuera bajo la supervisión de la ONU; hay que ver si esto es posible. Entonces tendríamos ya un gobierno de transición. El problema real que ahora aparece es, ¿quién determina el poder del gobierno de transición? Porque ahí se decide el futuro del país. Maduro, si se quiere, es asunto del pasado, porque nadie lo apoya, ni dentro ni fuera del país. Tendrá que irse y con él toda esa pandilla de delincuentes políticos como Tarek W. Saab, Fiscal de Venezuela, que son responsables del desastre del país.
¿Puede haber un acuerdo pese a las tensiones comerciales entre Washington y Pekín?
Si el conflicto entre Washington y Pekín por la cuestión comercial no se resuelve, entonces Trump podría estar tentado a jugar el peón de Venezuela contra China y decir que no hay ningún arreglo. Trump podría enviar a los militares con la aspiración de obtener una victoria militar barata como la que tuvo Hitler en Checoslovaquia. Venezuela ya no se puede defender y a los tiranos les gustan esos triunfos baratos. Trump podría enviar la Cuarta Flota y junto con Colombia en el norte y Brasil en el sur, tomar el país. Esa es una incógnita, pero lo más probable a mi juicio es que lleguen a un arreglo negociado.
La Unión Europea está bastante debilitada como hemos visto con la disputa en torno a Irán. ¿Qué papel puede jugar en el desenlace de Venezuela?
La Unión Europea no es un factor de importancia porque es dependiente de EE.UU., siempre hace lo que Washington dice. Y por lo tanto a nivel mundial nadie la toma realmente en serio, y con toda razón. Las únicas superpotencias autónomas son Estados Unidos, Rusia y China; la Unión Europea ni siquiera puede defender sus intereses, por ejemplo, en el caso de Irán. La Unión Europea es parte del grupo de contacto. Pero serán China, Rusia y Estados Unidos los que decidirán el futuro de Venezuela y los europeos van a tener que aceptar lo que los tres grandes decidan entre sí. Si la Unión Europea se convierte algún día en un Estado poderoso mundial, al que se tome en cuenta, la correlación podría cambiar. Pero hasta el momento, en el ajedrez mundial la Unión Europea no juega ningún papel, ni proactivo, ni protagónico, ni decisivo. (DW)