Se cumplieron 5 años desde el fallido golpe de Estado al Presidente Piñera. Cuando estamos ad portas de una elección, es bueno recordar y agradecer a aquellos que nunca perdieron el norte, personas como Carlos Peña o Cristián Warnken, que, contrariando a muchos de su sector, no se entusiasmaron con la violencia octubrista y defendieron el Estado de derecho y las reglas deliberativas de la democracia.
No nos olvidemos de Sergio Micco, que se mantuvo sereno y estoico, defendiendo la dignidad humana, pero sin cohonestar mentiras y evitando que los DD.HH. fueran mal usados para derribar un gobierno legítimo.
No nos olvidemos que mientras muchos nos refugiábamos en nuestras casas, valientes como Cubillos, Cantuarias y tantos otros dieron la cara y pusieron el pecho todos los días en una convención constituyente donde solo conocieron de insultos, humillaciones y funas.
No nos olvidemos de los cuatro mil carabineros heridos y de aquellos uniformados presos o perseguidos por la justicia como Maturana, Crespo, Zamora y Robledo, que por defendernos a todos debieron enfrentar el poder del Estado que los persiguió inmisericordemente.
No nos olvidemos de los infantes de marina rodeando la estatua de Prat para que no siguiera el mismo destino que la del general Baquedano, héroe invicto traicionado por sus compatriotas.
No nos olvidemos de Tonka, Julio César Rodríguez y otras figuras de la farándula que desde su influencia, riqueza y frivolidad transformaban en héroes a los que quemaban y saqueaban y en villanos a los uniformados que en jornadas extenuantes enfrentaban a pirómanos y saqueadores. No nos olvidemos de Irací insultando al Presidente Piñera y las pseudofeministas tratando de violadores a los hombres mientras cantaban “put… mara… pero nunca paca”. Y recordemos a valientes como el actor Cristián de la Fuente que arriesgó su popularidad e imagen para defender lo que era correcto.
No nos olvidemos que a los violentistas de la primera línea la izquierda les rindió homenaje en el Congreso. Ni de los indultos a delincuentes condenados por la justicia y perdonados por este gobierno. No nos olvidemos de las fundaciones truchas, las autodonaciones y los falsos enfermos de cáncer. No nos olvidemos del recurso nazi “El que baila pasa”, que contaba con el apoyo de quienes nos gobiernan y de los ciclistas tan furiosos como organizados que circulaban agrediendo y funando.
No nos olvidemos de gente que se atrevió a cruzar el pasillo y apoyar el rechazo de esa Constitución antidemocrática, que nos propuso la convención octubrista. Ahí estuvieron Matías Walker, Ximena Rincón y Mario Waissbluth, que no se equivocaron en defender la unidad del país y la democracia representativa. No nos olvidemos del gobernador Claudio Orrego, que estuvo por aprobar ese proyecto que nos hubiera condenado al subdesarrollo y a la confrontación y recordemos que su rival Francisco “Pancho” Orrego fue de los mayores defensores del orden constitucional.
No nos olvidemos que el discurso del odio y nuestra decadencia económica y estancamiento social empezaron con Bachelet 2. Ella cambió el sistema político que hoy hace agua, el sistema tributario que castiga la inversión y reformó la educación dañando por igual la pública y la privada.
Tampoco se nos olvide que quienes nos gobiernan han conmemorado el 18 de octubre los 4 años anteriores, y solo ahora, en vísperas de elecciones y cuando el octubrismo ha caído en total descrédito, no contemplan celebración alguna.
Los chilenos tenemos mala memoria y por eso me permito recordárselos a todos los que se enfrentan a votar en una elección que como nunca en Santiago, Puente Alto, Viña, Las Condes, Maipú, la RM y la V Región permite elegir entre los que apoyaron la violencia, la mentira y la refundación y los que la condenaron y defendieron el Estado de derecho. Si no queremos que se repita el octubrismo y sus secuelas de indultos e ineptitud, no apoyemos a los que veían dignidad en la violencia y apoyemos a los que la condenaron sin peros ni pudores. (El Mercurio)
Gerardo Varela