«El crecimiento económico no ha sido una prioridad en este gobierno, que es mi gobierno, lo quiero decir así derechamente. Durante un año me senté en el comité político como presidente DC y casi como una letanía repetía dos cosas: el crecimiento no tiene piloto automático y no es un tema sectorial», dice el senador Ignacio Walker.
-¿Cómo interpreta las diferencias que ha mostrado el equipo económico frente al rechazo del proyecto Dominga?
-La inusual postura pública de la troika económica marca un virtual quiebre en el gobierno. Algo así jamás se había visto en los 27 años que van desde la recuperación de la democracia. Este es un punto de inflexión, y lo que se puede afirmar con toda certeza es que el statu quo ministerial no llega a marzo.
El 80% de la inversión es privada y tiene que basarse en un sistema claro de incentivos. ¿Cómo se hace eso? Muy sencillo: reglas del juego claras y estables que se cumplan. Esas reglas han sido perforadas en el caso Dominga y en el caso de la violencia en La Araucanía.
-¿Debió haber respaldado la Presidenta a su ministro de Hacienda?
-La Presidenta hizo un cambio de gabinete muy radical en 2015: designó en Interior a Jorge Burgos, que ya renunció, y a Rodrigo Valdés de ministro de Hacienda se le ve muy a contrapelo frente a la situación que se está produciendo permanentemente en torno a las reglas del juego claras y estables, que son la base de la inversión y el crecimiento.
-¿Cuán dañino será, a su juicio, el caso Dominga?
-Si solo fuera la división en este tema uno dice «pase», pero han existido divisiones en el Gobierno en casi todos los temas: en el tema laboral, educacional y en el ambiental esta semana quedó de manifiesto que hay dos visiones o más. ¿Qué se nos puede pedir a los parlamentarios y partidos cuando el gobierno no tiene una sola voz? Yo quiero que el gobierno de la Presidenta Bachelet termine bien, estoy jugado para eso, todos queremos que este barco llegue a buen puerto, pero desgraciadamente es demasiado el ruido, la improvisación, la desprolijidad y sobre todo, insisto, el descuido de la delincuencia y el crecimiento. (El Mercurio)