Junto con su familia ingresó al país de forma ilegal por Perú hace tres años para luego autodenunciarse en Arica, donde iniciaron el trámite de obtención de residencia en Chile.
Luego se fueron a vivir a la comuna de Independencia, a la casa de una amiga, pero finalmente terminó en un departamento en Santiago, tras pasar por varios trabajos relacionados con la descarga de camiones en Franklin y después como repartidor de app de «delivery».
Así comienza el relato que el adolescente (17) imputado por el caso del secuestro y homicidio del exteniente venezolano Ronald Ojeda Moreno (32), su compatriota, dio a los investigadores el viernes pasado, cuando fue detenido.
Explica que “nos dirigimos frente a un edificio en la comuna de Independencia, donde nos estacionamos a fumar marihuana cerca de las 23:30 horas, hasta la 1:00 aproximadamente”.
Cerca de las 3:00 hora, describe, observa llegar “un vehículo Nissan Versa color gris, con una luz azul, donde me percaté que venían cinco sujetos vestidos como miembros de la PDI suponiendo que iban a realizar algún allanamiento. Pasados unos tres minutos vi que estos supuestos policías venían con un sujeto que solo vestía con un bóxer, al cual acercaron al vehículo Versa”.
Añade que en ese momento uno de los presentes “comienza a grabar con su teléfono”.
“Respecto a este hombre que traían estos supuestos policías —puntualiza— me percaté que lo acercaron hasta la vereda, fuera de la entrada al estacionamiento del edificio a la vez que el vehículo lo sacaron a la calle, situación que me pareció extraña ya que las personas vestidas de policía tomaron al sujeto en bóxer mostrándolo hacia el vehículo en el que se mantenía (el adolescente) junto a (nombre que este medio se reserva), lo que me hizo pensar que sabían que mi amigo los estaba grabando. Luego, lo suben al vehículo y se van”.
«BORRAR HUELLAS O QUEMAS EL VEHÍCULO»
Después, dice el imputado, se da cuenta que el video fue borrado.
Tras los hechos, indica que lo llevaban a su domicilio, pero que repentinamente su compañero hizo un giro «hacia la caletera de la autopista donde se encontró el vehículo Versa».
Ya en el lugar afirma que ve de nuevo a los “cinco sujetos vestidos como policías”. Que después llegó otro grupo de personas, pero que “los cinco sujetos bajaron, subiendo tres al vehículo en el que estaba (el imputado) y dos junto a la víctima al otro vehículo”.
Cuando huían, menciona, escuchó que los coimputados se lamentaban y gritaban preocupados por haber dejado huellas digitales en el Nissan Versa, «decían que habían llamado a su amigo para extraerlas, (…) su misión era solo grabar el hecho».
Los vehículos, relata, toman distintos trayectos en medio de conversaciones para llamar a un tercero para «quemar el carro» en referencia al Nissan Versa involucrado en el secuestro. El automóvil aparentemente había tenido un desperfecto mecánico y por eso tuvieron que abandonarlo.
«DOS ERAN DE ARAGUA POR SU ACENTO»
Finalmente, dice el adolescente, llegan a un lugar a «enfriarse», en referencia al sitio donde se iban a esconder. En esa especie de «refugio» se bajaron de los vehículos y taparon con una sábana a los imputados vestidos de PDI. Por fin con su compañero se van, comenta, y pasan a cargar bencina. En esa bomba fue donde los investigadores recuperaron un video con su rostro. Al pedirle explicaciones a su amigo, relata el adolescente, este le habría dicho que no se preocupara, que «me iba poner a ganar, refiriéndose que me iba a dar dinero por lo sucedido».
Así volvió a su casa, donde después la PDI allanó e incautó una polera con sangre, que está siendo periciada.
Sobre el Tren de Aragua, la organización criminal transnacional de origen venezolano, el único detenido hasta ahora en el secuestro del exteniente, dice que lo querían reclutar. También explicó sobre los secuestradores que «dos venezolanos eran de Aragua, por su acento». (Emol)
