Tras una semana de asedio, las tropas iraquíes finalmente penetraron este lunes en la ciudad de Faluja -ubicada a apenas 50 kilómetros al oeste de Bagdad- para tratar de reconquistar uno de los principales bastiones que el grupo yihadista “Estado Islámico” (EI) tiene bajo su control desde enero de 2014. El avance en este importante centro urbano se llevó a cabo por tres frentes y contó con la ayuda de las fuerzas de la coalición liderada por EE.UU. y milicias chiitas, que cuentan con el apoyo de Irán.
Según fuentes oficiales, las fuerzas de Bagdad lograron llegar y tomar control de algunos edificios en la periferia sur de Faluja, donde se izó la bandera iraquí. Mientras que el EI, que se estima posee unos mil combatientes en la urbe, respondió usando a civiles como escudos humanos. Los entre 50 mil y 100 mil habitantes que aún permanecen en Faluja se encontraban atrapados con dificultad de acceso a los alimentos y medicamentos.
Las primeras señales del avance de las tropas iraquíes las dio Estados Unidos el viernes, cuando anunció que los ataques aéreos habían matado al alto comandante yihadista en la localidad.
Pese a esto, los analistas proyectaban que la batalla por la ciudad será muy cruenta. “Me temo que Faluja será un baño de sangre, es posible que ocurra un mejor resultado, pero no parece que sea probable. Cuando el EI pierde un pueblo tiende a dejar ruinas detrás”, dijo al diario The Guardian, JM Berger, investigador en la Universidad George Washington.
Al drama humanitario se sumaba el temor que una misión exitosa por parte de las fuerzas iraquíes pudiera dividir aún más al ya fragmentado Irak. Según explicó el diario The New York Times, la batalla por Faluja ha evolucionado como un ejemplo de cómo los intereses de Estados Unidos e Irán, convergen al mismo tiempo que chocan. Por un lado, ambos quieren derrotar al EI, pero Washington cree que el rol de Teherán -que se apoya en milicias que están acusadas de abusos sectarios- puede empeorar la situación al enojar a los sunitas y hacer que éstos se unan a los yihadistas.
El diario dice que el papel de Estados Unidos en Irak difiere del que tiene en Siria, donde su enemigo es el régimen de Basher Assad y sus aliados son los kurdos. Mientras que en Irak, respalda al gobierno central -que es chiita- entrena y asesora al Ejército, pero su rol es limitado por Irán.
Lo ocurrido en los últimos días recuerda a la llamada “Batalla de Faluja” de abril de 2004, cuando las tropas estadounidenses intentaron en vano tomarse la ciudad, dejando más de 600 civiles muertos. Esto generó una división en la opinión pública estadounidense.
Según la agencia Ansa, las milicias chiitas, que han participado en la actual ofensiva, subieron su retórica respecto de los civiles -sunitas- que permanecieron en la ciudad y no huyeron tras la llegada del EI. Así, para evitar que habitantes de Faluja puedan ser ajusticiados por su “colaboración” con el “Estado Islámico”, los dirigentes tribales de la zona sellaron un acuerdo para impedir ajusticiamientos de los parte de los “libertadores”. Según el alcalde Faluja, Sadun Shalaan, el acuerdo prevé que “no habrá venganzas”.