Juan Carvajal evalúa el complicado año presidencial

Juan Carvajal evalúa el complicado año presidencial

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Tras doce meses de desatado el escándalo por los negocios de la familia de Bachelet, su ex asesor analiza el manejo de la crisis y sus consecuencias. El ex jefe de la Secretaría de Comunicaciones plantea que la Presidenta no logró separar su rol como gobernante de las responsabilidades por Caval.

El ex director de la Secretaría de Comunicaciones en el primer gobierno de Bachelet, Juan Carvajal.

Justo en la semana en que la Presidenta Bachelet inició sus vacaciones en el lago Caburgua, la opinión pública, según la encuesta Adimark, le dio un pequeño respiro. De acuerdo al sondeo, su aprobación subió de 24 a 28%. De seguro, muy poco aún para celebrar, pero un alza para terminar un año marcado por el castigo ciudadano a raíz del caso Caval.

El ex asesor de la Mandataria y ex director de la Secretaría de Comunicaciones (Secom), Juan Carvajal, aborda precisamente el manejo comunicacional y político de la propia jefa de Estado y del gobierno desde que se conocieron los complejos detalles de los negocios de Natalia Compagnon y Sebastián Dávalos.

¿Los datos de la Adimark dan para pensar que a un año de conocido el escándalo, comienzan a quedar atrás sus efectos? 

Primero, creo que esta alza no significa todavía una tendencia. No es la primera vez que tiene este cambio hacia arriba y luego ha venido una inflexión en el sentido contrario. De manera que creo que hay que observar las encuestas con mayor tranquilidad en la proyección del tiempo.

Se dice que mucho que si la Presidenta hubiese condenado con más fuerza los negocios de su familia, el caso no la habría afectado tanto en términos de opinión pública, ¿es así, o estamos frente a algo de tal gravedad que nada de lo que se hiciese habría funcionado?

La verdad es que son pocas las cosas que en política, comunicación y gestión que no son reversibles o no puedan tener otro camino. Claro, esta situación debe ser extremadamente difícil y compleja para la Presidenta. Que su hijo se vea involucrado en una investigación judicial es algo de la mayor complejidad. Pero por supuesto que se habrían modificado los efectos del caso con un discurso presidencial más tajante. Y más tajante me refiero a la separación respecto de los negocios de la familia de la Presidenta con la tarea de gobernar.

¿Se refiere a rechazar de manera más enérgica el negocio, haber gestionado para que se devolvieran los dineros?

No, no. A quien le corresponde ver si el negocio estuvo bien o mal hecho es a la justicia. Me refiero a que, creo, la opinión pública esperaba que el discurso presidencial apuntara a que ‘mi tarea es gobernar. Este un problema que está en un ámbito distinto de mi gestión gubernamental y, por lo tanto, no importa quiénes sean los responsables, deben responder ante los tribunales como lo hacen todos los chilenos’. Si eso hubiese sido así, creo que el comportamiento de la opinión pública habría sido distinto.

Otro elemento al que se le ha echado mano para explicar los efectos del caso es que este tipo de negocios, de especulación financiera e inmobiliaria, con una serie de operadores, negociaciones poco transparentes, choca con la biografía de la Presidenta.

Por supuesto, si uno ve el sentido último, la filosofía que, por ejemplo, hay detrás del programa de gobierno, lo que se busca es mayor equidad, más justicia social, igualdad de oportunidades y lo que pasó con Caval está totalmente fuera de ese rango.

Volviendo al manejo comunicacional, ¿no fue un poco ingenuo pretender que la opinión pública creyera la versión de que la Presidenta se enteró por la prensa del caso?

Yo le creo a la Presidenta, el problema es que la opinión pública no cree eso. Es muy difícil que la opinión pública crea que alguien como la Presidenta o cualquier jefe de Estado pueda desconocer algo o informarse de manera repentina. Lo digo por experiencia propia, eso es totalmente factible y no sólo en un gobierno, sino que en una empresa, partido. Y claro, se generó un problema de credibilidad, porque el problema no está en la verdad o no de lo que dijo la Presidenta, sino que en la forma cómo lo dijo.

La Presidenta dijo que la reacción fue dificultosa porque las comunicaciones en Caburgua son muy malas. Eso también abre un margen de duda porque si el Presidente de este país o el que sea, está incomunicado durante sus vacaciones da para asustarse. 

A ver, yo respondería eso de otra manera. Entre las dificultades de comunicación que se perciben del gobierno está no enfrentar de manera clara y categórica algunos problemas y creo que todo esto es parte de eso. Costó mucho que el gobierno y la propia Presidenta hablaran del tema, cuando a mi juicio el hecho era claro. En todo caso, quiero decir, que no creo que el caso Caval sea la principal causa de los problemas del gobierno y la Presidenta.

¿No? ¿Y cuál sería?

La forma como se ha desarrollado la gestión política para implementar el programa de gobierno. A la ciudadanía se le ofreció un programa y eso se ha desdibujado.

¿Pero eso no era anticipable cuando la coalición encargada de implementar ese programa está compuesta por partidos tan diversos como el PC y la DC?

Por eso digo que los problemas del gobierno están en la gestión, la acción política y la comunicación. Si se hizo un programa en el que había acuerdo, la gracia, el arte era generar los consensos necesarios para que cuando se fuera implementando no tuviera consecuencias negativas.

¿Y no influye en este problema de gestión el que el gobierno ha tenido que ocupar mucho de su tiempo en Caval, en las otras investigaciones, SQM, Penta? Hasta hubo un cambio de gabinete por esto.

Bueno, eso sí que ha afectado al gobierno, como a todas las instituciones. Estamos en un proceso bastante complejo que ha afectado de manera rotunda a la política.

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