En las actividades también participaron la alcaldesa de Santiago, Irací Hassler —se conectó de manera telemática—, y las diputadas Karol Cariola (PC) y Ericka Ñanco (RD), quienes asistieron de manera presencial. Pero Karamanos tuvo un rol más protagónico. Junto con Irene Montero, ministra de la Igualdad de España, y la escritora Rita Segato, estuvo a cargo del seminario que cerraba el encuentro en un momento particular para España y el feminismo.
En octubre entró en vigor la Ley de Libertad Sexual, que establece el consentimiento antes de cualquier interacción sexual. “Ninguna mujer va a tener que demostrar que hubo violencia o intimidación en una agresión para que sea considerada como agresión”, señaló en su momento la ministra Montero. Pero la legislación conocida como “Solo sí es sí” tuvo un traspié: en la norma, un vacío legal generó que se pudiese apelar a la reducción de penas de algunos condenados, ya que se eliminó la diferencia entre abuso y agresión sexual.
Además, en el país europeo se aprobó hace dos semanas la reforma a la Ley de Aborto, la que busca garantizar que se realice este tipo de procedimientos en los establecimientos de salud pública, y que a las menores de 16 y 17 años no les pidan el consentimiento de los padres.
RECHAZO
A eso de las 11:00 horas en Madrid —correspondiente a las 7:00 horas en Chile—, Karamanos comenzó su intervención. “El feminismo presenta una alternativa de democracia, un cuestionamiento respecto de la libertad que se contrapone directamente con las libertades que propone el neoliberalismo y por eso también es tan amenazante para ciertos grupos”, dijo luego de ser consultada por las diferencias entre las propuestas del “feminismo transformador frente a un feminismo neoliberal, si es que eso existe”.
Uno de los momentos de mayor expectación fue cuando le consultaron por las implicancias para las mujeres de “la extrema derecha y sus estrategias en los últimos años”. En ese momento la antropóloga señaló que “tampoco el silencio se aleja mucho de incidir en una autopresión”, añadiendo que “te atacan en todas las redes sociales y lo mejor que puedes hacer es quedarte como callada. ¿Qué significa eso? Es una táctica muy simple aquella que dice que referirse a ello es subirle el volumen y darle plataforma, cuando ya la tiene. Si bien son menos, tienen una plataforma importante y además tienen el dinero, aumentando y llenando un trendingtopic importante”.
De ahí, Karamanos entregó dos ejemplos nacionales: “En Chile eso llega a la televisión abierta; por ende, se transforma en noticia, sea cierto o no, aquello que se quiere instalar sobre figuras políticas u otras”. Continuó diciendo que, a su parecer, “el riesgo de la ultraderecha, y de su característica antidemocrática, es que justamente nos lleva a activarnos como feministas, pero no solamente como una reacción, la de ellos, sino que como organización y acuerpamiento de apertura”.
Y expresó que “las campañas de miedo, de odio, de fomento a la discriminación de ciertos segmentos de la población; la no propuesta, por cierto, al permanente desmarcamiento para no poder seguir avanzando en derechos, pero también la amenaza de que te van a quitar lo que tienes, es, por ejemplo, lo que generó el éxito del Rechazo en el plebiscito. O sea, una campaña del terror en donde se te dice que lo poco que tienes se te va a quitar”.
PRIMERA DAMA
Desde la campaña del entonces diputado Gabriel Boric, hubo un compromiso: terminar con la figura de la Primera Dama. Karamanos anunció en enero del año pasado que asumiría el rol, “pero con el compromiso de reformularlo”, y el 31 de diciembre de 2022 se cerró la Coordinación Sociocultural de la Presidencia y derivó las fundaciones que estaban a su cargo a manos de algunos ministerios.
Pero hasta ahora, la antropóloga no había entregado mayores detalles de su visión sobre la institucionalidad de la Primera Dama. Por eso, en el contexto del seminario y ante la pregunta si las mujeres feministas “tienen otro modo de hacer política y otro modo de ejercer el poder”, Karamanos sostuvo que ella considera que “los espacios en política y en el sistema político y en la institucionalidad política hay que revisarlos. Hay que revisar cuál es el efecto del poder que genera (…). Uno de los espacios que nos parecían necesarios de revisar era justamente el espacio ocupado por primeras damas, que es un espacio en donde la reiteración inerte de una tradición, que es la única que le otorga la investidura a dicha figura, es cuestionable a propósito de que lo que se reitera es el estereotipo”.
A lo anterior, añadió que “justamente por no considerar que las primeras damas tienen un cargo con legitimidad democrática es que consideraba que había que ingresar al sistema, por incómodo que sea, un circuito de efectos que ha producido esta reiteración en la que nadie se fijaba, revisar arqueológicamente desde dentro y luego salir de ahí (…). Ingresar en un lugar de tradición, un lugar conservador, un lugar convencional, a veces también es necesario, aunque suene contradictorio, para generar un efecto no convencional”.
Y sostuvo que cree que “las primeras damas son la expresión de las expectativas y de los imaginarios más conservadores que existen en las perspectivas en las sociedades de lo que debería ser una mujer en política o en cualquier lugar”.
Por último, al ser interpelada por una mujer que estaba en el público —quien señalaba que el Estado de Chile viola los derechos del pueblo mapuche—, Karamanos aseveró que la relación por más de 500 años entre el Estado y los pueblos indígenas ha sido de “una injusticia brutal”. De todas formas, explicó que actualmente se está haciendo “una apuesta reconocida por dirigentes importantes del pueblo-nación mapuche, a propósito de las nuevas articulaciones que se están generando para realizar cambios y cumplir con los compromisos que en otros gobiernos se habían pactado”. (El Mercurio)