La democracia y sus guardianes-Magdalena Merbilháa

La democracia y sus guardianes-Magdalena Merbilháa

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El viernes el mundo entero fue testigo de cómo un tirano se perpetúa una vez más en el poder. Nicolás Maduro, un narco dictador, usando su poder fáctico vulneró nuevamente la democracia y la voluntad popular ante los ojos del mundo entero. El siglo XXI con su hiper conexión, ya no permite no enterarse. Seguimos todos las elecciones en Venezuela, fuimos testigos del fraude electoral al Presidente electo Edmundo González, vimos y admiramos el coraje de María Corina Machado y su lucha desde la clandestinidad para derrocar con la gente a un gobierno tiránico, antidemocrático perpetuado desde Chávez.

A pesar de la evidencia, el drama de los hechos y la pauperización sistemática de los venezolanos durante estos “regímenes bolivarianos”, aún hay algunos que, nublados por la ideología y envenenados por el odio a la libertad, consideran que Maduro es “democrático” y que su triunfo es “justo”. Redefinen democracia y justicia, vaciándolas de su esencia y real significado. Para ellos, la causa, su causa es una religión, les da propósito y sentido. Sustituyeron a Dios desde el marxismo y están dispuestos a cualquier cosa para transformar la realidad e imponer al resto, sus ideas. Consideran al asambleísmo como una real “democracia”. Están dispuestos a aliarse con el narcotráfico y la corrupción, a hacer cualquier cosa para perpetuarse en el poder. Esto a costa de la miseria de la población, la que esperanzada alguna vez con “justicia social” les dio la primera vez el poder. La igualdad prometida fue en el barro y en la imposibilidad de levantar la cabeza y vivir desde el esfuerzo propio. Usando y abusando del monopolio de la fuerza del Estado, violando y pervirtiendo la Constitución, hasta ahogar todo indicio de democracia. Compraron servidumbre desde la corrupción para terminar con toda posibilidad de libertad de expresión, asociación, trabajo, esenciales en toda democracia. No hay libertad política sin libertad económica.

El mundo mira perplejo lo que hoy sucede en Venezuela. Muchos presidentes de diversas naciones han manifestado su repudio, incluido el Presidente de Chile que habla de Maduro como un dictador, palabras vacías cuando no reconoce a Edmundo González como el legítimo presidente electo. Sus aliados comunistas en Chile, sin pudor, dicen que Venezuela es una “democracia real” y que Maduro fue el verdadero ganador de las elecciones en las que las fuerzas “fascistas e imperialistas” intentaron boicotear. El Parlamento Europeo condena y se multiplican las voces de indignación.

Pero todas son palabras que se las lleva el viento, nadie hace nada y Maduro se reinstala ante los ojos del mundo. Estados Unidos le pone precio a su cabeza, pero le sigue comparando petróleo. Los poderes antidemocráticos no occidentales del mundo como China y Rusia apoyan al tirano. Los organismos internacionales, entre los que está la ONU, la OEA, la OIT, la Cepal y otros, están permeados por las ideologías de izquierda. Traicionaron sus principios fundacionales y dejaron atrás su importante labor de la postguerra. Frente a estos hechos, condenan desde las palabras, pero en la práctica, los supuestos guardianes de la democracia son unos de sus principales asesinos. Hoy queda evidencia que no sirven para nada, son parte de la religión laica y fanática que tiene como fin la destrucción de occidente y sus valores, incluida la democracia.

Cuando se intenta instalar que la democracia es sólo las elecciones y se redefinen a voluntad términos esenciales desde eufemismos, para negar la verdad y la realidad y se logra convencer a los votantes con promesas utópicas, es el inicio del fin. La idea de crear el hombre nuevo desde el marxismo antidemocrático por esencia es la base del repudio a la realidad que trae consigo las pulsiones refundacionales de todo.

La democracia es mucho más que elecciones. Y es totalmente incompatible con las ideologías colectivistas refundacionales. La democracia implica, primero, el respeto irrestricto por la libertad de los individuos únicos e irrepetibles, personas dignas en si mismas. Sustancias individuales de naturaleza racional sujetos de derecho a la vida, la libertad y la propiedad. Con derecho de expresión libre, asociación libre, trabajo libre, emprendimiento libre, se entiende que sin libertad económica no hay libertad política. Por lo mismo, en democracia se crea una Constitución para proteger a los individuos del Estado y una institucionalidad para garantizar esas libertades en un marco de igualdad ante la ley. Marxismo y todo totalitarismo colectivista es lo opuesto a esto. Por eso atacan las constituciones para hacerlas totalitarias y no respetan la institucionalidad. Ellos están por sobre la ley. Maduro no es democrático, el marxismo no es democrático y los guardianes de la democracia están empapados de marxismo. La democracia está en crisis y son sus supuestos guardianes son hoy, una de sus principales amenazas. (El Líbero)

Magdalena Merbilháa