En la Gobernación de Santiago están preocupados. Así quedó claro, este miércoles, cuando lanzó el Programa de Fortalecimiento de la Denuncia para la Región Metropolitana, una estrategia para atacar la baja tasa de denuncias de crímenes que tiene la zona.
Según una nota publicada por biobiochile.cl, este miércoles 11 de septiembre: “La iniciativa será ejecutada durante este año y el 2025 por la Facultad de Gobierno de la Universidad de Chile, mediante el Centro de Estudios en Seguridad Ciudadana (CESC). Según se indicó por parte del Gobierno de Santiago, la idea es aumentar las tasas de denuncias en la región, a través de la capacitación y sensibilización de la ciudadanía sobre el funcionamiento de canales, tipos de delitos y herramientas para identificarlos”.
La preocupación pasa porque desde 2021, 3 de cada 10 delitos son denunciados, es decir, 70% de las irregularidades no se denuncian en la Región Metropolitana, esto de acuerdo a La Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana que cita, también, biobiochile.cl.
Ciertamente, este problema debe ser una preocupación tangible por varios factores. Cuando no hay denuncia, no hay delito que se pueda investigar y atacar. Tampoco se pueden establecer estrategias de seguridad para combatir la criminalidad y, no menos importante, se alimenta la impunidad porque los delincuentes empiezan a andar a sus anchas; saben que no les pasará nada y de esto se nutre, sobre todo, el Crimen Organizado.
Estas organizaciones tienen una finalidad: ser una “empresa” rentable. Es un modelo de negocio que se propone potenciar sus economías ilícitas. Su herramienta, la más poderosa: la capacidad de corromper las instituciones a través de ciertos actores, que los van a apoyar para que logren su cometido: legalizar su rentabilidad.
Cuando consiguen hacerlo, convierten al Estado en uno criminal y es allí, cuando esa cultura permea en la sociedad y se hace difícil reconocer qué es bueno y qué no.
La forma que tienen para hacerlo es avanzando de menos a más. El Crimen Organizado sabe que controlando estructuras inferiores pueden llegar a las más altas, en un corto tiempo. Y esto hay que evitarlo. Y no denunciar delitos comunes alimenta este engranaje porque, además, parte de su táctica es alimentar la desconfianza hacia las policías. Corromperlas es el último eslabón de esta primera cadena.
La impunidad es el mejor caldo de cultivo para este virus. Los cubre, los empuja, los fortalece y los convierte en un poder y eso no lo podemos permitir. Los crímenes comunes son los que siembran la primera capa para el caos y el miedo. Por eso, hay que denunciar. Nuestras policías siguen siendo instituciones fuertes que están trabajando, arduamente, para combatir a esta delincuencia más violenta que hoy día nos mantiene en vilo.
No podemos minimizar el impacto del Crimen Organizado en la nueva realidad delictual que estamos viviendo porque las estadísticas sean “conservadoras”. Los números se analizan desde el contexto propio, no comparándolos con otras realidades. Y si no denunciamos, no vamos a conocer nunca la verdadera cara de la inseguridad. (Red NP)
Gonzalo Cornejo
CEO Insight Security