La Corte Permanente de Arbitraje de La Haya (CPA) dio hoy la razón a Filipinas en la disputa territorial entre este país y Pekín sobre el mar de China Meridional, tras más de tres años de proceso judicial.
La Corte concluyó que todos los elementos de las islas Spratly (incluidos por ejemplo Itu Aba, Thitu o la isla West York) «son legalmente rocas que no generan una zona económica exclusiva o una plataforma continental».
Según los jueces, la «línea de los nueve puntos» que China utilizaba para delinear sus reivindicaciones infringe la Convención de la ONU sobre el Derecho marítimo.
El fallo indica asimismo que China «ha violado sus obligaciones bajo la Convención de Regulaciones Internacionales para la prevención de las colisiones en el mar», y la relativa a la seguridad marítima.
También concluye que Pekín ha infringido sus obligaciones de abstenerse de agravar la disputa con Filipinas con la construcción de islas artificiales en las islas Spratly, y que en particular en la zona de Mischief Reef ha causado «un daño irreparable al ecosistema coral».
Sin embargo, en contra de lo que pedía Manila, la Corte no consideró necesario incluir una declaración que estipulara que en el futuro China debería respetar los derechos y libertades de Filipinas y cumplir sus obligaciones según la Convención aplicable.
«La raíz de las disputas que se plantean en este arbitraje no descansa en la intención de parte de China o de Filipinas de infringir los derechos legales del otro, sino más bien en una comprensión fundamentalmente diferente de sus respectivos derechos bajo la Convención en las aguas del mar de China Meridional», indica.
EFECTOS
El fallo es vinculante, pero la corte no tiene facultades ejecutivas. Además,Pekín no lo reconoció.
El presidente Xi Jinping dijo que los «derechos de soberanía territorial y marítima» en estas aguas no iban a verse afectadas por este fallo «de ninguna manera». Pero insistió en que su país todavía estaba «comprometido a resolver las disputas» con sus vecinos.
El gobierno filipino, por el contrario, describió el fallo como una «decisión histórica», aunque hubo pocas señales de celebración.
La agencia de noticias estatal china Xinhua dijo que «cuando el panel no es competente, su decisión es naturalmente nula y sin efecto».
Pekín alega derechos históricos para reclamar el poder sobre un 90% de las aguas del Mar de China Meridional y los islotes, arrecifes y rocas que alberga esa zona situada a hasta 2.000 kilómetros de sus costas.
Los chinos denominaron a la delimitación como la «línea de los nueve puntos» y así se la presentaron a Naciones Unidas en 2009.
Desde entonces, han ido construyendo allí islas a partir de arrecifes.
Ese mar alberga más de 200 islas de pequeña extensión enmarcadas en cinco grupos: Paracelso, Spratly, Pratas, Macclesfield y Scarborough.
Después de que China tomara el control de un arrecife conocido como los bancos de Scarborough, situado a 225 kilómetros de la costa filipina, en 2013 Manilapresentó una denuncia ante el Tribunal de La Haya.
Manila acusó a Pekín de violar el derecho internacional, de interferir así en la pesca, de poner en peligro el tráfico marítimo y de no proteger lo suficiente el medio ambiente marino.
Además, basándose en la convención de la ONU sobre Derecho Marítimo (UNCLOS, por sus siglas en inglés), pidió a la corte que rechazara las alegaciones de soberanía que China hace sobre las aguas comprendidas dentro de la «línea de los nueve puntos».
Por su parte, Estados Unidos acusa a Pekín de utilizar la zona para albergar instalaciones militares.
Ahora, el tribunal de La Haya considera que Pekín ha interferido en los derechos históricos de pesca de Filipinas en al menos una de las islas y que ha dañado el arrecife de coral con la construcción de islotes artificiales.
«China ha violado los derechos de soberanía de Filipinas con respecto a su zona económica exclusiva y su plataforma continental», se recoge en el dictamen de 47 páginas.
Durante meses, el contencioso ha tensado las relaciones de las naciones vecinas de estas aguas.
Hasta seis países -además de China y Filipinas, Vietnam, Malasia, Taiwán y Brunei- reclaman para sí diferentes partes del territorio. Mientras, EE.UU. permanece muy atento a todo lo que allí sucede.
Expertos advierten que el resultado podría tener consecuencias directas en las aspiraciones de China de consolidarse como una superpotencia económica y militar.
El ministro de exteriores chino, Lu Kang, aseguró días antes que China no empeoraría las relaciones con sus vecinos, tras hacer hincapié en que no reconocen la competencia del tribunal en el caso.
«Hace mucho tiempo que China y Filipinas tienen una buena relación, a pesar de que se hayan encontrado con ciertas dificultades últimamente», reconoció. «Pero China quiere mantener una relación pacífica y mutuamente beneficiosa con sus vecinos, incluido Filipinas«.
Lu también mencionó la posibilidad para una «negociación pacífica» y un «desarrollo conjunto» en el área en disputa «con los países directamente involucrados»; esto es, con los países asiáticos y no con EE.UU., interpretan los expertos.
IMPLICACIONES GLOBALES
Además, la decisión tiene implicaciones globales, ya que la zona es vital para el comercio internacional. Por allí transitan al año mercancías por el valor de más de US$8.000 millones.
El área es muy rica en recursos naturales y podría albergar importantes depósitos de gas y petróleo.
Según el Instituto de Ciencia Marina y el Departamento de Ecología y Biodiversidad de la Universidad de Hong Kong, puede contener hasta 1.500 millones de barriles en la zona sur de China y unos 490 millones en las aguas cercanas a Filipinas.
En cuanto al gas natural, que ocupa entre un 60 y 70% de los recursos de hidrocarburos de la región, se prevé que haya miles de millones de metros cúbicos en la zona, según un informe del Servicio Geológico de EE.UU.
(La Tercera-EFE-BBC Mundo)