La pataleta- César Barros

La pataleta- César Barros

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La pataleta es una reacción violenta e irracional ante una frustración menor de niños -y también de adultos- con algún grado de inmadurez afectiva. Básicamente, una forma de manipular a los padres hacia objetivos inalcanzables y normalmente irracionales.

La actual oposición parece mostrar claros síntomas de pataleta. La pérdida del “botín” gubernamental hace que sus operadores y militantes pasen una sequía de ingresos muy dolorosa, a la que quieren poner fin apenas se pueda. Los graves eventos de un importante partido político de oposición y las desavenencias públicas entre partidos de gobierno dejan claro que desde ellos se realiza el reparto del botín.

Y de ahí la pataleta opositora: la negativa a legislar, la obstrucción permanente, el apoyo activo o pasivo a los movimientos de calle, y la falta de propuestas claras, conectadas con la ciudadanía, los tienen en el piso de la popularidad.

La recomendación más común de sicólogos y siquiatras para prevenir las pataletas es establecer límites muy claros de lo que se puede y no se puede hacer.

Y esto, en todos los ámbitos del comportamiento del niño o joven. De hecho, establecer límites es la piedra angular de la educación familiar.

Y en general, la contraparte de las pataletas políticas -y de calle- es el gobierno. Y éste lo ha hecho muy mal. En particular, los gobiernos de Aylwin, Frei y Lagos -con minoría en el Senado-manejaron sus conflictos muy bien. Sobre todo las pataletas de Pinochet. Por algo, la última encuesta CEP señala que un 68% de los encuestados cree que “el gobierno enfrenta con debilidad a grupos de interés”. Y el 65% cree que “el gobierno maneja esos conflictos con poca habilidad”. Evidentemente, tratar a políticos con pataleta de obstruccionistas no ayuda para nada al tema. El que los que andan lanzando bombas molotov o incendiando La Araucanía estén todos en la mayor impunidad es una señalética monstruosa.

No se divisan límites claros para quienes se niegan a legislar y para quienes cometen actos de violencia inaceptables, amparados en un contexto político.

Y la gente -el ciudadano común y corriente- se da cuenta de que hay pataletas en el Congreso, en el Instituto Nacional y en La Araucanía. También se da cuenta que el gobierno maneja muy mal la contención de esas pataletas, porque simplemente no pone límites claros.

Y de ahí el veredicto de los encuestados (vox populi, vox dei), que castigan a este gobierno por su debilidad ante grupos de interés (68%) y por su mal manejo de conflictos (65%). Y a los partidos políticos, y a sus dirigentes, les entregan su más alto rechazo. Los actores políticos deben recapacitar.

La oposición debe ponerse constructiva y el gobierno poner los límites entre lo aceptable y lo no aceptable de parte de los diferentes grupos de interés.

La Tercera

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