La pelota está en la cancha del gobierno-Kenneth Bunker

La pelota está en la cancha del gobierno-Kenneth Bunker

Compartir

A diferencia de lo que se especula, el problema no está en la oposición. El problema radica en el gobierno que no logra alinear a su sector teniendo todas las herramientas para hacerlo. El Presidente actúa tarde y lento. Podría perfectamente usar las ideas que circulan en su propio sector para minimizar los daños, siempre opta por no hacerlo. Hoy, no tiene poder porque no logra convencer a los propios. Su peor enemigo no es la oposición, es el oficialismo

La Moneda llega lento y tarde. La incapacidad del gobierno para resolver problemas políticos es increíble. Es la tercera vez se legisla un retiro de 10%, y es la tercera vez que el gobierno llega tarde para prevenirlo. Aun con todos los antecedentes de lo que ocurrió las dos veces anteriores, no pudo (o no quiso) hacer nada para detenerlo esta vez. Es una administración que actúa en complicidad, y no en contraste, con el congreso.

  • El gobierno no tiene capacidad de acción. Solo sabe reaccionar, y cuando lo hace, llega lento y tarde. Llega con la moderación y parsimonia de un equipo de segunda división a un partido cualquiera cuando lo que ocurre equivale a estar en final de una copa mundial. Hay mucho en juego. Lo peor, sin embargo, es que el gobierno no parece aprender de sus errores, pues tropieza una y otra vez con la misma piedra.
  • Es voluntariamente miope. En vez de adaptarse a los escenarios que se van abriendo, y salir a negociar con la oposición y su disidencia interna, se obsesiona con sus propias ideas y las empuja hasta quedar arrinconado y sin apoyo. Por lo mismo, la aprobación del tercer retiro es cualquier cosa menos una sorpresa. Es, muy por el contrario, la crónica de un fracaso anunciado.

Las consecuencias de llegar tarde.  La parsimonia del gobierno ocurre en casi todas las áreas de su administración, desde lo político a lo económico. Se ha manifestado transversalmente. No es un problema nimio: tendrá importantes consecuencias en el futuro. Tendrá costos no solo para los temas importantes de largo plazo, como en el sistema de pensiones, sino que también en lo más inmediato, como en las próximas elecciones presidenciales.

  • Su incapacidad de frenar los dos retiros de los fondos de pensiones dejará un tremendo hoyo en la caja pagadora de pensiones, pues, con todo lo que ya se ha retirado, la capacidad de ahorrar y repartir cuotas de jubilaciones está en jaque. Y si bien es cierto que son los legisladores los que empujaron eso, es por culpa del gobierno que el actual sistema de seguridad social está en crisis.
  • En lo inmediato, los costos políticos son para el mismo oficialismo. Pues, mientras más se demora el gobierno en actuar, más se fragmenta. Hoy, no tiene poder porque no logra convencer a los propios. Su peor enemigo no es la oposición, es el oficialismo. Esto no solo afecta su capacidad para gobernar, sino que, quizás más importante a esta altura, en su capacidad de lograr que uno de los suyos lo suceda en el poder.

¿Por qué llega tarde? Si el gobierno hubiese sido capaz de proponer algo políticamente más viable de lo que se discutía en el Congreso, hubiese tenido éxito en detener los retiros. Pero no lo hizo. La gran pregunta es por qué, ¿por qué no actuó antes si era de todo su interés hacerlo?

  • Hay al menos dos tesis que vale explorar. Una tiene que ver con una explicación estructural, y sostiene que lo que realmente está en juego es el balance de poder entre el ejecutivo y el legislativo. En esta ecuación hay que considerar la ambición de los parlamentarios y su comportamiento en un año electoral, pero por sobre todo la impopularidad del Presidente y cómo eso genera escenarios de oportunismo.
  • Otra tesis tiene que ver con un tema más bien político, y sugiere que el meollo del asunto es la estrategia que nace desde La Moneda. En esta línea el problema es la rigidez del “segundo piso” para adelantarse a conflictos, y la tozudez del Presidente para endosar ideas que no son propias. En esta tesis, que es complementaria a la otra, el problema es primordialmente del gobierno.

El precio de la rigidez. Si bien la tesis de un poder legislativo agresivo, con una oposición obstructiva, tiene sentido, no logra explicar del todo por qué el gobierno no se adelanta a la coyuntura. La segunda tesis, en cambio, sí permite entender por qué siempre va un paso atrás de lo que va ocurriendo en la legislatura. El mejor ejemplo de esto es lo que pasó esta semana con la legislación del tercer retiro del 10%.

  • Sabiendo que la oposición, en conjunto con varios parlamentarios RN, apoyarían la moción de un nuevo retiro, el gobierno no avanzó en una contrapropuesta hasta que se hizo demasiado tarde. Incluso pudiendo haber apoyado la idea de un candidato presidencial de su sector, Joaquín Lavín, no lo hizo hasta que computó que los votos para pasar el nuevo retiro estaban asegurados. Adoptada a tiempo, la idea de Lavín lo podría haberlo prevenido.
  • Al gobierno le convenía apoyar la propuesta de Lavín por varios motivos. No solo porque era políticamente viable, limitaba el daño a largo plazo a los fondos de pensiones, y al sistema en lo más genérico, sino que además alineaba al sector. Un buen cálculo político hubiese avanzado en esa línea, pues desenlazaba en una situación win-win, con un gobierno que hubiese activo y propositivo, y una ofensiva electoral fortalecida.

La importancia de coordinar. A esta altura es evidente que el modus operandi del gobierno es llegar tarde, y por lo mismo, es posible anticipar que habrá propuestas reales de un cuarto retiro del fondo de pensiones. Los efectos de eso están bien discutidos en la coyuntura y vale poco ahondar en sus consecuencias a esta altura. Lo que es inentendible, e irracional, es por qué el gobierno al menos no trata de oxigenar a sus propios candidatos para minimizar el daño político.

    • A diferencia de lo que se especula, el problema no está en la oposición, que actúa de acorde a lo esperado. El problema radica en el gobierno que no logra alinear a su sector teniendo todas las herramientas para hacerlo. El gobierno actúa tarde y lento por su propia decisión. Nadie obliga a Piñera a hacerlo. Podría perfectamente usar las ideas que circulan en su propio sector para minimizar los daños, pero constantemente decide no hacerlo.
    • La pelota está en la cancha del gobierno. Es el Presidente es el que debe decidir qué puede proponer para defenderse ante los embates del poder legislativo. Hasta ahora, ha decidido hacerlo tarde, mal y nunca. Será realmente un caso de estudio hacia adelante entender, por qué el Presidente constantemente decidió no actuar, a pesar de tener toda la evidencia apuntando a que estaba en su mejor interés hacerlo. (Ex Ante)

Kenneth Bunker

Dejar una respuesta