A comienzos del siglo XVI, América, llamada entonces el «Nuevo Mundo», atrajo la atención de exploradores y conquistadores europeos, como Hernán Cortés, Francisco Pizarro o Pedro Álvares Cabral, entre otros.
Los reinos de España y Portugal esperaban hallar oro y otros metales preciosos. Aunque no solo españoles y portugueses integraron esta misión, que significó aventurarse por tierras inhóspitas e intentar conquistar a los más de 40 millones de indígenas que las habitaban en ese momento.
Algunas poderosas familias de origen germano, como los Welser y Fugger, también se involucraron en la conquista de América e incluso fundaron ciudades.
Un hecho clave sucedió en 1520, cuando Carlos V, nieto de los Reyes Católicos, recibió el título de Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Para lograrlo, el monarca se endeudó con banqueros germanos, a quienes ofreció concesiones en los dominios americanos.
«WELSERLAND»
La tierra prometida a los banqueros ─provenientes de la ciudad de Augsburgo─ se confirmó en la capitulación de 1528, firmada por Carlos V.
Entre los germanos, destacó la familia Welser, una de las principales casas financieras de Europa en la primera mitad del siglo XVI, que aceptó aventurarse en el lejano territorio, entonces llamado Venezuela por los primeros navegantes europeos, que incluso llegaron a compararlo con Venecia por sus palafitos, construidos por indígenas.
«La colonización tuvo su centro en el golfo de Coro, donde existía desde 1527 un fortín levantado por el capitán español Juan de Ampíes», cuenta a DW el historiador cubano Sergio Guerra, especializado en historia colonial de América.
El 7 de octubre de 1528 salió un primer contingente de más de doscientas personas, enviado por los Welser. La misión estuvo a cargo del explorador y conquistador Ambrosio Talfinger, quien además de despojar de tierras a los indígenas, fundaría más tarde la ciudad de Maracaibo.
En el territorio de lo que es hoy Alemania ─que por entonces aún no estaba unificada como Estado-nación y era más bien una agrupación de Estados dentro del Sacro Imperio Romano Germánico─ se llamó a Venezuela como «Welserland», o sea, tierra de los Welser.
«En el caso de los Fugger, se les ofreció el muy alejado y poco atractivo territorio de Chile, llamado Nueva Toledo, que no llamó la atención del banquero Jakob Fugger, el más adinerado de su época», cuenta a DW el historiador Sergio Guerra.
Los Fugger, también originarios de Augsburgo, prefirieron sacar provecho de la conquista en la localidad de Almagro, España, donde se instalaron por más de un siglo.
«También incursionaron en el mercado de las drogas medicinales, porque querían saber más de las plantas de América y sus posibles efectos en la cura de la sífilis», detalla a DW la académica venezolano-estadounidense Giovanna Montenegro, de la Universidad de Binghamton, autora del libro «Conquistadores alemanes en Venezuela: la colonia de los Welser, el capitalismo racializado y la memoria cultural».
ORO Y SANGRE
En tanto, la comitiva Welser viajó a América con la esperanza de hallar oro y plata, teniendo en cuenta que, tanto en México como en Perú, se habían encontrado yacimientos minerales.
Pero «Welserland» carecía de riquezas. El paisaje era inhóspito y el clima muy caluroso, sumado a las enfermedades tropicales y la hostilidad de los pueblos indígenas.
«Esto queda claro en Historia Indiana, la narración de conquista de Nicolás Federmann, donde, además, se revela el tráfico de esclavos y el exterminio de indígenas que hicieron en Venezuela», añade Montenegro.
Federmann, oriundo de Ulm, viajó incluso hasta Bogotá, en la búsqueda del tesoro de los Chibchas, pueblo indígena precolombino que habitó en la cordillera oriental. Pero allí se encontró con otras expediciones, comandadas por Sebastián de Benalcázar y Gonzalo Jiménez de Quesada.
«Los alemanes de ese período arribaron a América no con el plan de colonizar o fundar ciudades como los españoles, sino más bien buscaban usar estos territorios para la agricultura, minería o, en último caso, saquear el oro», explica en entrevista con DW Jörg Denzer, historiador alemán, autor de «Los Welser en Venezuela. El fracaso de sus objetivos económicos».
PLAN FALLIDO
Sin conseguir muchas riquezas, la comitiva germana abandonó América alrededor de 1546, cuando Carlos V canceló oficialmente la concesión.
«La corona española también temía que los conquistadores se independizaran, como ocurrió en Perú con el plan de Francisco Pizarro. Entonces, decidieron no emitir más licencias de conquista y tomaron el control del territorio de ultramar con sus funcionarios españoles”, agrega Denzer.
«De ahí en adelante es marcado el dominio español y, más tarde, durante la Reforma, surge un antiluteranismo y xenofobia hacia el pueblo alemán por parte de los españoles en las colonias”, explica la historiadora Montenegro.
A finales del siglo XVII, otro grupo de alemanes buscó conquistar enclaves en América, al intentar crear una factoría en la isla de Santo Tomás, en el Caribe, y al comprar un territorio en las Guayanas, aunque nuevamente sin éxito.
RASTROS PRESENTES
La presencia germana en la conquista de América es un capítulo desconocido por la mayoría, aunque muy estudiado en la academia.
«Pienso que ello tiene que ver con la espectacularidad de las empresas de Hernán Cortés, Francisco Pizarro y otros conquistadores españoles, que, como se dice, ‘se robaron el show’”, opina el historiador Sergio Guerra.
Los últimos gobernadores de Welserland ─Philipp von Hutter y Bartholomeus Welser─ se refugiaron en un valle al sur de Quíbor, en el actual estado Lara, Venezuela, donde surgiría, en 1554, el poblado de Cuara.
Allí, algunos habitantes poseen apellidos alemanes y conservan costumbres de sus antepasados, aunque la mayor inmigración alemana sucedió en 1843, con la fundación de la colonia Tovar, impulsada por Alexander von Humboldt.
Junto con esos apellidos, algún que otro símbolo de ese pasado “conquistador” persiste en Latinoamérica, asegura el historiador alemán Jörg Denzer, e ilustra: «En La Guajira, Colombia, tienen una estatua de Nicolás Federmann, pese a su pasado como opresor de pueblos indígenas”. (DW)