La resurrección de la inversión

La resurrección de la inversión

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Chile es una economía pequeña y abierta al mundo, lo cual conlleva que los principales motores del crecimiento económico sean las exportaciones y la inversión, a diferencia de otros países en donde el mercado interno es sustancialmente grande para apalancar la expansión de la producción. Las exportaciones, por su parte, siguen el ciclo económico mundial y aunque hay permanentes esfuerzos para hacerlas más competitivas, el devenir de la economía china, europea o americana son determinantes para ese componente del gasto del PIB. La inversión, por su parte, depende fundamentalmente de las oportunidades de negocios así como de las reglas del juego o ámbito regulatorio.

Pues bien, en el periodo 2014-2017 hubo una caída sistemática de la inversión, acumulándose una reducción total de 6,9% en esos años, en donde la construcción cayó en 5,2% y la compra de máquinas y equipos lo hizo en 9,9%. Parte de esta sustancial caída se explica por el ciclo minero, en donde el menor precio del cobre detuvo las inversiones a la espera de mejores precios para el metal rojo. A lo anterior se sumó el efecto de la incertidumbre regulatoria, en donde radicales cambios propuestos al Congreso congelaron varios proyectos de inversión a la espera de mayor certeza sobre las reglas del juego. Por último, la reforma tributaria de 2014 redujo sustancialmente el incentivo que existía a reinvertir las utilidades obtenidas en lugar de repartirlas a los socios.

Durante el año pasado, la trayectoria de la inversión cambió radicalmente y es probable que cierre el año 2018 con una expansión de 6,5% en donde la construcción  se habría expandido en 3,9% y la compra de máquinas y equipos en 11,3% aproximadamente. De hecho, la cifra preliminar de enero y de la primera quincena de febrero indica que este dinamismo se mantiene y probablemente será este componente el que tendrá una gran contribución para una economía chilena que crecerá cerca de 3,8% durante el presente año.

Ahora bien, parte de esta resurrección de la inversión vienen de la mano del ciclo favorable de la minería, pero a ello se le debe sumar la reducción de la incertidumbre regulatoria que ha logrado el actual gobierno, tal como ocurre con el anuncio por parte del Ministro de Obras Públicas de poner orden en los derechos de agua y establecer reglas claras para sus tenedores. Sin embargo, esto no es suficiente y es necesario hacer realidad el proyecto de modernización tributaria y de reforma de pensiones. En el caso del primero es esencial volver a crear el incentivo a la reinversión además de corregir una serie de distorsiones creadas por la reforma anterior. No cabe duda que es necesario votar a favor de la idea de legislar, ya que nuestro sistema tributario no está funcionando bien y todos los expertos así lo señalan. Votar en contra de la idea de legislar es considerar que el sistema tributario está perfecto y no necesita reforma alguna. Nadie que conozca de regulación tributaria puede afirmar tal cosa.

En la reforma de pensiones, por su parte, se elevará paulatinamente la tasa de ahorro de la economía chilena, con lo cual se da soporte al pilar de la inversión. Con ello se crean las condiciones para que el crecimiento económico se estabilice en torno a 4%, lo cual da soporte a un incremento significativo de las condiciones de vida de los chilenos y a la reducción sustancial de número de personas que viven en condiciones de pobreza.

 

Tomás Flores/El Líbero

 

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