La señal de Luksic

La señal de Luksic

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Andrónico Luksic se la jugó y ganó. Esta semana la justicia falló a su favor, condenando al diputado Gaspar Rivas, a seis meses de presidio remitido por el delito de injurias graves. El caso tiene su origen en una serie de insultos públicos que el parlamentario hizo acerca del empresario, lo que motivó la querella de éste último.

Pero, más allá de la sentencia, lo importante es la señal. Luksic, podría haber dejado pasar la ofensa. Hubiera sido lo natural y probablemente lo que le aconsejaron muchos. Qué te importa, al final todo se va a olvidar, le habrán dicho. Pero, él fue claro al respecto. “Yo no sé a quién le puede no importar que lo traten de hijo de puta”, dijo en un inédito video subido a You Tube, en donde también se refiere a otros temas, como su rol como empresario, su poder y el caso Caval.

Se trató de una apuesta arriesgada, pero finalmente efectiva. El video fue visto por cerca de medio millón de personas y reproducido por toda la prensa. Pero no se quedó ahí. También optó por querellarse. Era, nuevamente, una estrategia delicada, porque, como lo dice en el mismo video, las alternativas no eran buenas. “Si me va bien, va ser un poderoso contra un pobre diputado. Si me va mal, bien hecho que poderoso cague”, dijo.

Al final, creo que Luksic ganó. No solo por la favorable sentencia, sino porque el fallo deja claro que lo sucedido es inaceptable. Poderoso o no, nadie tiene que estar expuesto a este tipo de ofensas gratuitas. Si esto es grave viniendo de cualquier persona, lo es más cuando se trata de un parlamentario de la República, de una persona que debe honrar el cargo que representa.

Por eso, la actitud de Luksic tiene mucho mérito. Nunca es grato querellarse. Uno se expone a una mayor figuración pública, a un resultado adverso, y también a situaciones inéditas, como el piedrazo que recibió a la salida del tribunal por parte de un manifestante. En suma, lo pasó mal. Por eso, muchas personas optan por no hacerlo y dejan pasar este tipo de cosas. Pero eso es un error. Porque así, nunca se le pone límite a este tipo de situaciones.

Luksic dijo que espera que el fallo sea una señal que contribuya a mejorar la manera cómo nos relacionamos entre los chilenos. Es verdad, pero también es una señal para sus colegas empresarios, muchos de los cuales no están dispuestos a pasar por todo esto. En este sentido, no deja de ser curioso cómo el sector ha sido más duro en atacar los hechos donde hay escándalos, como la colusión, que para defenderse de todo tipo de acusaciones infundadas y generalizaciones antojadizas. Esto produce un desbalance inaceptable a la hora de evaluar su aporte al país. Es cierto, es difícil, hay que dedicarle tiempo y pasar malos ratos. Y tiene costos. Luksic, probablemente, es menos querido hoy que ayer en las redes sociales.

Pero esto no es una competencia de quien es más famoso. Lo que está en juego en algo mayor. No solo que no sea gratis injuriar, como en este caso, sino tampoco dejar pasar ideas y conceptos que van desprestigiando innecesariamente a todos. (La Tercera)

Andrés Benítez

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