Independientemente del contenido de propuesta de Constitución que ahora esté negociando la Comisión Experta, la voluntad popular que se exprese el 7 de mayo redefinirá la dirección en la que avance el país. Porque las elecciones tienen consecuencias, la voz del puedo se escuchará fuerte y clara ese domingo y tanto el Gobierno como el proceso constituyente deberá tomar la dirección que señale la ciudadanía a través del sufragio.
La voz del pueblo se expresará primero en la cantidad de personas que salgan a votar y en cuántas de esas personas opten por el voto nulo o blanco. Si la abstención se ubica por sobre el 20% o si aquellos que votan blanco o nulo superan el 10%, o incluso sobrepasan la votación de alguna de las cinco coaliciones importantes en competencia (las dos almas del oficialismo, las dos almas de la derecha y el Partido de la Gente, PDG), los grandes ganadores del 7 de mayo serán la apatía y el desinterés.
Esa sería una mala noticia para la clase política en su conjunto -desde el extremo representado por el FA y el PC, en el Gobierno de Boric, hasta el otro extremo, representado por el Partido Republicano. Los chilenos le estarán diciendo a la élite política que las preocupaciones de la gente están en otros asuntos y no en este proceso constituyente que ya no se estaría asociando a la esperanza, sino más bien a la decepción, el descontento y el hastío.
Una alta abstención o muchos votos blancos o nulos serían también una causa de incertidumbre sobre lo que pudiera pasar en el plebiscito de salida. Después de que la clase política en su conjunto ofreciera la nueva Constitución como una píldora mágica que solucionaría el descontento y daría respuesta al malestar de la gente, tres años y medio después de esa receta que nunca funcionó en ninguna parte de América Latina, el país todavía está atrapado en el túnel constituyente. Una alta abstención o una alta votación blanca y nula alimentaría el temor de que no podamos salir de ese túnel antes de que termine el 2023.
Un segundo dato a mirar será quién recibe una votación más alta, la izquierda o la derecha. Si bien Gabriel Boric dio una victoria a la izquierda en la segunda vuelta de la elección presidencial de 2021, la victoria del Rechazo en el plebiscito de septiembre de 2022 fue una victoria para la derecha.
El 7 de mayo, uno de los dos sectores celebrará y el otro buscará relativizar la derrota. Las encuestas y los expertos parecen concordar en que la izquierda sufrirá un nuevo revés, pero como el PDG también se llevará un pedazo de la torta electoral, no está claro si las dos coaliciones de derecha lograrán superar en votos a las dos coaliciones del oficialismo.
Si los partidos que forman parte del Gobierno (las dos coaliciones, pero excluyendo al PDC) superan la votación de la derecha, el gobierno de Boric recibirá una importante inyección de energía para retomar la agenda. Si en cambio la derecha recibe una mejor votación, muchos de los legisladores electos por el PDC y el PDG en 2021 definitivamente cruzarán la vereda y se alejarán de un Gobierno que tropieza electoralmente por segunda vez en menos de un año.
El tercer dato a considerar será la correlación de fuerzas al interior del oficialismo y de la derecha. Si el PS mejora su votación y el FA/PC caen, la abdicación a gotas que ha venido haciendo Boric se acelerará. Si en cambio, el FA/PC resisten, el monstruo de dos cabezas que es el Gobierno seguirá enviando señales de bipolaridad en sus prioridades y forma de gobernar.
En la derecha, si Republicanos mejora su votación y el pacto RN/UDI/Evópoli vuelve a tropezar, José Antonio Kast dará un paso decisivo en su intento de toma hostil del sector. Si Republicanos le gana a la derecha tradicional, Kast habrá desplazado a Piñera como el líder más relevante del sector.
Finalmente, el último dato a mirar será la votación que obtenga el Partido de la Gente. Aunque un mal desempeño no significa el fin de Franco Parisi, un tropiezo electoral de esa lista profundizará la imagen de Parisi como un lobo solitario que, de llegar al poder, va a terminar pidiendo el rescate de la derecha tradicional, así como Boric pidió el rescate de la izquierda tradicional a los pocos meses de iniciado el gobierno. Un buen resultado para el PDG convertirá a Parisi en el principal rival para quien sea emerja como el líder de la derecha.
Las elecciones siempre tienen consecuencias. Incluso aquellas contiendas que no despiertan mucho interés tienen efectos inmediatos en la arena política. La votación del 7 de mayo no sólo afectará el rumbo que tome el proceso constituyente, también impactará en el peso relativo de cada partido y coalición en la arena política y, más preocupante aún, revelará qué tanto descontento existe en la ciudadanía con la élite política que nos gobierna. (El Líbero)
Patricio Navia