¿Lagunas previsionales o islas previsionales?-Francisco Labbé

¿Lagunas previsionales o islas previsionales?-Francisco Labbé

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El estudio “2017 Melbourne Mercer Global Pension Index”,publicado recientemente y que analiza sistemas mundiales de pensiones, demuestra que el modelo de AFP chileno es de los mejores del mundo. En dicho estudio, Chile obtiene el octavo mejor sistema de pensiones del mundo. Esta noticia, aparentemente chocante para la mayoría de los chilenos fuertemente influidos por los medios que han potenciado las críticas al sistema AFP, no es novedad para los economistas serios ya que la rentabilidad que han logrado las administradoras de fondos de pensiones a lo largo de los años es de las mejores del sistema financiero, con el agregado del mínimo riesgo a que están expuestos los trabajadores que tienen fondos en el sistema.

De hecho, según palabras del exministro de hacienda del gobierno de la señora Bachelet, señor Rodrigo Valdés, expresadas en Canal 13 el domingo recién pasado, “El sistema AFP es re eficiente. Cambiarlo es un lujo de la democracia”.  Es cierto, cambiarlo sería un lujo carísimo que nos llevaría ineludiblemente a la bancarrota.

Las causas de la aparente dicotomía entre la eficiencia del sistema que aprecian los especialistas y la imagen negativa del promedio de los chilenos la podemos encontrar en varias causas: en la baja tasa de cotización del 10%, muy inferior a la del promedio de los países de la OCDE que bordea el 17%, y en la temprana edad de jubilación en particular de las mujeres. Solo la primera de estas dos razones está corregida en el proyecto de ley enviado recientemente al Congreso.

Sin embargo, a mi entender, el principal problema del sistema de pensiones chileno radica en la escasa cotización de la mayoría de los trabajadores chilenos. En primer lugar, no todos los trabajadores cotizan en el sistema y la gran parte de los que cotizan tienen importantes “lagunas previsionales”.

En realidad, si entendemos por “lagunas previsionales” cortos períodos de la vida laboral en que no se ha cotizado, lo que muestran las cifras de la Superintendencia son en realidad “islas previsionales”.  De hecho, en promedio, el 65% de las mujeres pensionadas en los últimos meses han cotizado menos de 15 años.

En el caso de los hombres, esta cifra es mejor alcanzando al 38% pero, esta cifra sigue siendo muy deficiente. Cotizar menos de 15 años implica necesariamente que los fondos acumulados al momento del retiro, por más que la rentabilidad haya sido muy elevada, no van a alcanzar para una pensión del orden del 70% de la remuneración del último período, que es lo deseable.

Estos diferentes años de cotización explican en gran parte que la pensión promedio de los hombres sea muy superior a la de las mujeres. Por ello, no toda la diferencia de pensiones puede ser considerada discriminación. Peor aún, en el caso de las mujeres que jubilan cinco años antes que los hombres, con su escasa acumulación de capital deben financiar una mayor sobrevida.  Ellas, con menos de 15 años de cotización deben financiar 30 años de sobrevida que son los años que en promedio le quedan por vivir llegados a los 60 años. Por ello, no es culpa del sistema de AFP las bajas pensiones que, en promedio, reciben los pensionados chilenos; ello es culpa principalmente del sistema político que no corrigió estas deficiencias cuando hace muchos años se evidenció el problema.

Corregir el problema de las mal llamadas lagunas previsionales es tarea difícil, más aún cuando existen incentivos negativos a no cotizar como es el caso de quienes tienen un ingreso menor cuya cotización no les alcanza para pensionarse con el mínimo ya que el estado les subsidia la diferencia para alcanzar ese mínimo. En este caso cotizar o no cotizar da lo mismo pues igual obtendría la pensión mínima subsidiada por el estado. Además, la preferencia por el consumo presente versus una pensión futura, induce a buscar resquicios para no cotizar o cotizar en menor cantidad. 

El proyecto de ley establece incentivos apropiados, pero dado que están involucrados elevados recursos estatales que son financiados por quienes pagamos impuestos, estimo que la legislación sobre este tema debiera ser más dura y exigente en establecer la obligación de cotizar.

En todo caso para evitar juicios ideológicos con respecto al sistema de pensiones cualquier comparación debe considerar solo aquellos pensionados que han cotizado 35 o más años. Considerar, como se ha hecho hasta hoy, un promedio general incluyendo aquellos que han cotizado muy pocos años es estadística engañosa. (La Tercera)

Francisco Labbé

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