Hace 100 años era imposible imaginar un mundo con más gente viviendo en centros urbanos que en el campo. Hubiera parecido de ciencia ficción. Sin embargo, hoy es una realidad.
La urbanización es una de las grandes tendencias históricas de la humanidad, acelerada con la revolución industrial del siglo XIX y disparada en los últimos 100 años.
No hay mejor símbolo de la universalidad de este proceso que China, sociedad campesina por excelencia que desde el último censo cuenta con más habitantes urbanos que rurales.
Según un estudio de la consultora Oxford Economics que compara 750 grandes ciudades del mundo que concentran el 57% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial, esta tendencia se profundizará en los próximos años.
«Las grandes urbes son el motor del crecimiento económico, la innovación, la industria y los servicios, la demanda y la producción», indicó a BBC Mundo Richard Holt, director de Investigaciones de Ciudades Globales de Oxford Economics.
«Si hoy representan el 57% de la riqueza mundial, en 2030 representarán el 61% con un crecimiento contínuo de las grandes urbes.»
Las razones del top 10
El estudio da sustento a tres tendencias que, según numerosos analistas, están cambiando las relaciones de poder a nivel global:
-Rivalidad China-Estados Unidos por la hegemonía global
-Desplazamiento del motor económico mundial de Occidente a Oriente
-Creciente importancia del mundo en desarrollo en desmedro del mundo desarrollado.
En 2030, siete de las diez ciudades con mayor crecimiento económico serán chinas: Shanghái (2), Tianjín (3), Pekín (4), Guanzhou (6), Shenzhen (7), Chongqing (9) y Suzhou (10).
Todas ellas tendrán conjuntamente un PIB de casi US$4 billones, es decir, una tercera parte del actual PIB de Estados Unidos.
Nueva York (1) seguirá encabezando el ranking, mientras que Los Ángeles se posicionará en el puesto número 5. Por su parte, Europa estará representada por Londres (9).
Los siguientes 10 lugares del ranking serán una confirmación de las tres tendencias previamente mencionadas.
Entre dichas ciudades, solo Tokio, Washington, Chicago y Houston pertenecen al mundo desarrollado.
Por su parte, Yakarta (11), Sao Paulo (13), Estambul (18) y tres megaciudades chinas van a acaparar el resto de estos grandes polos del crecimiento económico global.Nueva York encabezará el ranking de las 10 ciudades con mayor crecimiento.
Si se extiende el análisis a las 50 ciudades más poderosas, 17 serán chinas. Esta cifra superará a toda Norteamérica y será cuatro veces más que Europa.
China y la urbanización
En el centro del crecimiento económico chino está el proceso de urbanización que más que duplicó en los últimos 25 años.
En la recesión mundial de 2008-2009, la inversión en infraestructura urbana fue una parte importante de los más de US$500 mil millones invertidos por China para reactivar su economía.Este paquete de estímulo no fue una simple salida keynesiana a la crisis. Fue parte de una estrategia de largo aliento.
El llamado «Nuevo Plan de Urbanización Nacional 2014-2020» anunciado hace dos años por el gobierno chino supone una nueva megainversión de alrededor de US$7 billones. Esta cifra es aproximadamente la mitad del PIB de Estados Unidos.
La proyección es que un 70% de la población china (unas mil millones de personas) vivirá en ciudades en 2030 y la urbe promedio tendrá unos 13 millones de habitantes.
«Los procesos de urbanización implican una gigantesca inversión en servicios como transporte, electricidad, agua, salud y educación. Todo esto los convierte en un gran dinamizador de la economía, algo que muchas veces no se valora en toda su magnitud e importancia», explicó Holt a BBC Mundo.
El impacto económico y social
Este efecto dinamizador se ve al analizar el impacto conjunto de las 750 ciudades estudiadas por Oxford Economics.
En 2030 representarán el 35% de la población mundial, pero en términos económicos significarán un aumento del PIB de unos US$37 billones, o sea, alrededor del doble del PIB estadounidense.
El consumo se incrementará en unos US$18 billones con un mercado de unos 220 millones de hogares con ingresos medios y un número equivalente de ingresos altos.
Unas 150 millones de personas tendrán más de 65 años, con el impacto que esto significará en el empleo y la actividad (mayor demanda de servicios sociales, por ejemplo).
La creciente presencia de las llamadas economías emergentes es otro rasgo saliente de esta explosión del consumo urbano.
En el consumo de autos, por ejemplo, Sao Paulo saltará del séptimo al cuarto lugar y Shanghái pasará de su actual puesto 42 a la séptima posición.»Si bien está claro que las ciudades de los países emergentes darán un gran salto en términos de crecimiento, también es cierto que en términos de PIB per capita les falta mucho tiempo para alcanzar a los países desarrollados”, dijo Holt.
Un habitante de Pekín necesitará llegar a mediados de siglo para alcanzar el nivel de los países desarrollados.
En la India precisarán unos 50 años, mientras que en Lagos, Nigeria, los cálculos entran en el terreno de la ciencia ficción: 150 años.
América Latina
Con sus más de 20 millones de habitantes y su gigantesco peso específico en la producción industrial de Brasil, Sao Paulo es la única ciudad latinoamericana que figura entre las 50 más poderosas del planeta de acá a 2030.
No obstante, según la medición de Oxford Economics, las grandes urbes que más crecerán serán Lima y Monterrey.
«Lima representa la mitad de la economía peruana y un porcentaje aún mayor de su valor agregado», dijo Holt.
«Este crecimiento se sostendrá en el tiempo porque la economía peruana parece sintonizada para el crecimiento de la capital y se ha trabajado bien en términos de la infraestructura para sostener este crecimiento».
«No es lo que pasa, en cambio, con otras megaciudades como Sao Paulo y Ciudad de México, que tienen serios problemas de infraestructura», completó.
La infraestructura es uno de los grandes desafíos de estos crecimientos urbanos y requiere una política conjunta de vivienda, salud, educación y transporte que, con frecuencia, sobrepasa a las autoridades.
En el caso de las grandes urbes latinoamericanas y, en especial, de sus capitales, se enfrenta otro gran reto: la llamada macrocefalia geopolítica, es decir, la concentración del poder político, económico y administrativo en la capital.
Holt afirmó: «Esto suele producir distorsiones muy fuertes en el funcionamiento de una sociedad que van desde las burbujas inmobiliarias hasta la congestión».