Sin duda, una de las caras más amargas de los últimos meses es lo vivido por miles de micro y pequeños empresarios a lo largo de Chile, quienes vieron destruida su única fuente laboral y, con ello, sus oportunidades de progreso, ya sea por daños a sus locales de venta o por la imposibilidad de comercializar normalmente sus productos. Alrededor del 96,9% de las empresas en nuestro país son mipymes, las que agrupan cerca del 60% del empleo, por lo que el impacto que tiene y tendrá la crisis en este segmento va más allá de su negocio, afectando la calidad de vida de miles de familias.
En este difícil contexto, con pymes forzadas a despedir a sus trabajadores e incluso a cerrar sus puertas definitivamente, resulta una obligación para las empresas hacer los máximos esfuerzos para flexibilizar los compromisos financieros adquiridos por emprendedores que evidentemente viven una situación de absoluta anormalidad y riesgo real de quiebra.
En tal sentido, medidas como el Pronto Pago a Pymes en 30 días o menos son un desde para generar los necesarios flujos de caja que les permitan pagar sueldos y reponer equipamiento e insumos afectados por incendios y saqueos. A la vez, la reestructuración de créditos vigentes y créditos de emergencia con tasas, plazos y condiciones especiales, además de promover instancias de encuentro entre pymes y sus clientes, son herramientas que podemos tomar para acompañarlas en tiempos difíciles y fortalecer la relación de la banca con las personas y los emprendedores.
Pero más allá de las iniciativas que se puedan tomar desde la industria o desde el Estado, como postergar la declaración de IVA o la implementación de un régimen tributario especial para pymes en el marco de la reforma tributaria, un aporte realmente significativo y que genera un efecto multiplicador para disminuir la incertidumbre y dinamizar el alicaído sector comercial es el apoyo de los propios clientes. Es vital que nos acerquemos nuevamente a los locales de barrio, negocios familiares, almacenes y emprendedores de todo rubro para adquirir sus productos, que siguen elaborando pese a estar en una situación tan precaria.
Sin embargo, cualquier iniciativa y esfuerzo por apoyar a las pymes, ya sea desde la perspectiva de su negocio o de sus clientes, caerá en el vacío si no logramos recuperar totalmente el Estado de Derecho. Detener y procesar a quienes siguen realizando actos de vandalismo y promueven el odio es fundamental si queremos construir un mejor Chile, sembrado de oportunidades. Restablecer la paz, la tranquilidad y el respeto mutuo tanto por las personas como por sus negocios y sus bienes es obligación de todos: del Estado, los políticos y los privados, que no podemos permitir que la violencia se transforme en nuestra normalidad.
Tenemos la obligación como chilenos de hacer de esta crisis un desafío que nos permita legar un mejor país a nuestros hijos, donde podamos escucharnos y respetar nuestras legítimas diferencias. Apoyar, proteger y re-entusiasmar a nuestros emprendedores es una tarea fundamental que nos permitirá avanzar hacia un futuro más próspero, digno y equitativo para todos.
Eduardo Ebensperger Orrego
Gerente general Banco de Chile