Setenta y cuatro días. Ese es el período que resta para el término de la segunda administración de la Presidenta Michelle Bachelet. En la recta final de su mandato, el gobierno consta de sólo cinco semanas -en febrero el Parlamento entra en receso- para concretar su agenda, por lo que ya ha trazado las prioridades fijadas por la Mandataria.
Una de estas es el envío del proyecto de Nueva Constitución, reforma emblemática del programa con que Bachelet llegó a La Moneda y que originalmente iba a presentarse en octubre, previo a la elección presidencial y parlamentaria.
“Respecto del proyecto de nueva Constitución, durante esta semana no lo vamos a enviar. Lo vamos a enviar, por lo tanto, durante el mes de enero”, anunció ayer la vocera de gobierno, Paula Narváez, concretando una fecha de ingreso. La portavoz también aseguró que el texto se encuentra en “la revisión final”.
La iniciativa es clave para el legado de Bachelet, y la propia Mandataria le informó al presidente electo, Sebastián Piñera, que enviaría el proyecto cuando desayunaron juntos tras la elección.
Sin embargo, para algunos se tratará de un ingreso simbólico, considerando que se produce en los meses finales de su administración. De hecho, aún no hay claridad de que el Ejecutivo ponga urgencia al Capítulo XV de la Constitución, que permitiría elaborar una nueva Carta Magna y fijar una Convención Constitucional. “La próxima semana se renuevan las urgencias, tarea que lleva la Segpres, y ellos entregarán novedades respecto de este punto en los próximos días”, señaló ayer Narváez.
Junto con la Constitución, en los últimos días los ministros del comité político se han encargado de enfatizar que la principal prioridad de La Moneda estará en educación, donde se apuesta por lograr el despacho de la gratuidad en educación superior y el fortalecimiento de las universidades estatales, pilares del proyecto bacheletista. De hecho, el Ejecutivo ha emplazado a los parlamentarios de Chile Vamos a mantener el apoyo a la gratuidad que dieron en la antesala de la elección presidencial.
En La Moneda detallan también como iniciativas relevantes para las próximas semanas el proyecto de identidad de género y la creación del Ministerio de Pueblos Originarios, mientras que los proyectos para mejorar el sistema previsional y el de matrimonio igualitario, si bien fueron trabajados por el actual gobierno, no lograrían ser aprobados antes del término de este período presidencial.
Y aunque los énfasis legislativos han sido explícitos por parte del Ejecutivo, en la coalición de gobierno existen dudas sobre si Bachelet sellará su segundo mandato con un “hito simbólico” y añorado por su propia coalición: el cierre del penal Punta Peuco.
Fue en agosto de 2015, tras una reunión con Bachelet, que Carmen Gloria Quintana, sobreviviente del caso quemados, aseguró que la Presidenta se comprometió a terminar con el recinto como lugar de cumplimiento de condena de violadores a los derechos humanos.
Y aunque el gobierno ha señalado que es una situación que está en evaluación, la semana pasada la subsecretaria de derechos humanos, Lorena Fries, abrió una puerta al afirmar que “si la Presidenta se comprometió -como se dice que se comprometió-, lo más probable es que eso se cumpla”.
En La Moneda, de hecho, sostienen que la Presidenta hará un pronunciamiento sobre el tema antes del fin de su mandato.
PS y ofertas para Bachelet
Junto con la proyección del bloque, el futuro de la propia Mandataria tras el 11 de marzo se ha instalado como una duda persistente en las filas del oficialismo.
En las últimas semanas, líderes del sector han sincerado que la coalición se sustentó en la figura de Bachelet, lo que los obliga a direccionar el proyecto del conglomerado.
Si bien la Jefa de Estado ha recibido también cuestionamientos desde su propio sector en los últimos días por no haber liderado políticamente a la Nueva Mayoría -según dicen sus críticos-, lo cierto es que internamente Bachelet ha mostrado interés en el futuro de los partidos, en especial, el suyo: el PS.
En marzo pasado, la Presidenta refichó como militante, dando una señal a la colectividad, en la que se le reconoce domicilio en la facción de la Nueva Izquierda.
Estas últimas semanas, además, ha contactado personalmente, según fuentes oficialistas, a parlamentarios del partido, con los que ha dialogado sobre el rol del PS y ha dado señales de que se mantendrá activa en su vínculo con la colectividad.
Lejos, además, de su tradicional salida lúdica, en que suele decir que “plantará tomates” al dejar La Moneda, sus cercanos apuestan a que seguirá desde un rol vigilante el rumbo de las reformas que impulsó en sus cuatro años a cargo del país , aunque desde una vereda distinta a la que ha asumido hasta ahora: “No postularía nunca más a la Presidencia de la República”, señaló hace algunas semanas, dejando en evidencia su postura.
La duda aún es si monitoreará su legado desde Chile o, al igual que tras su primer gobierno, asumirá desafíos internacionales. De hecho, ha recibido ya ofertas de universidades y ONG extranjeras. “No miraré nada antes de marzo del otro año. Me merezco un ratito de tranquilidad”, ha sido una de las respuesta que ha dado sobre su futuro, en el que esta vez realmente no asoma de nuevo La Moneda.
La Tercera/Agencias