La primera comparecencia del año del presidente Nicolás Maduro ha modificado el panorama político de Venezuela. El jefe del Estado ha remodelado su gabinete para rodearse de sus más incondicionales para enfrentar un año sombrío en lo económico y social.
Maduro ha nombrado en puestos clave del gabinete al gobernador del estado de Aragua, Tareck El Aissami, como vicepresidente de la República, al diputado Elías Jaua como ministro de Educación y al hermano mayor del fallecido Hugo Chávez, Adán Chávez Ministro de Cultura. Otros nombramientos son los del politólogo y diputado Hugbel Roa como titular de la cartera de Educación Universitaria, el del también parlamentario Francisco Torrealba como ministro de Trabajo y de Antonieta Caporal como responsable de Salud.
El jefe del Estado venezolano ha designado al diputado Ramón Lobo como el responsable de las finanzas, un cargo que, según anunció, supondrá la fusión de otros despachos relacionados con el manejo de la economía. El hasta hoy vicepresidente, Aristóbulo Istúriz, ha sido trasladado al ministerio de las Comunas.
La llegada de El Aissami al poder, quizás el gobernador de provincia más poderoso del país, supone la apuesta por redoblar el modelo de desarrollo que tan desastrosos resultados ha dejado en la economía local. Con una inflación en torno al 700 por ciento el año pasado, según cifras del Fondo Monetario Internacional, un brutal desabastecimiento de medicinas y alimentos básicos, el régimen apuesta por insistir en el control de la economía como el ariete de su propuesta. El Aissami fue ministro de Relaciones Interiores en el tramo final del gobierno de Chávez y un simpatizante de la ultraizquierdista. Muy querido por el difunto líder bolivariano por su supuesto arrojo como líder estudiantil de la Universidad de Los Andes, donde se recibió como abogado.
Los nuevos nombramientos también lucen como una forma de restarle importancia al Parlamento, que este miércoles elegirá a Julio Borges, de la formación opositora Primero Justicia, como nuevo líder de su junta directiva. Al sacar a sus mejores cuadros Maduro intenta reforzar la idea de que el Parlamento, que mantiene un conflicto de poderes con el Supremo y fue declarado en desacato, es apenas un foro político sin importancia. (El País)