Aylwin siguió de cerca la tramitación de la iniciativa en la Cámara de Diputados y el Senado, que esta semana terminó su despacho.
«En algunas cosas quedó mejor y en otras cosas, peor. Pero para mí, el tema de fondo es que los argumentos que dio el Gobierno en la discusión y que convencieron en definitiva a la Nueva Mayoría, a mí no me convencieron. Sigo sosteniendo que esta no es la reforma que requiere la educación chilena, que no va a impactar en mejorar los aprendizajes de los niños y que las expectativas sobre el impacto de la inclusión son desmedidas. No veo por dónde estos cambios van a significar las transformaciones que el Gobierno está esperando o que ha comprometido en términos de reducir la desigualdad. Ojalá me equivoque», afirma.
-¿Por qué?
-El Gobierno convenció a la Nueva Mayoría, pero no ha convencido a la opinión pública. A pesar de que promete la igualdad, gratuidad, el fin al lucro, bueno, la gente no la apoya mayoritariamente. Su apoyo es menos del 40%. Esta es una reforma que está basada en la desconfianza, y los colegios necesitan confianza para operar bien. Por otra parte, desconoce cómo funcionan los colegios. Le agrega muchísimas trabas a la gestión y eso me preocupa. Les resta autonomía a los establecimientos.
-¿Es mejor el proyecto que votó la Cámara de Diputados o el Senado?
-En el financiamiento compartido quedó mucho mejor (en el Senado), y ahí se ha dado un paso importante (…). En términos de la gestión de los colegios, quedó peor. Se establecen más controles y exigencias que a veces son absurdas para colegios pequeños. Por otra parte, se establecen sanciones muy complicadas. Las multas no se pueden pagar con recursos de la subvención; entonces, como son corporaciones sin fines de lucro, ¿como las van a pagar?
-¿Cómo?
-Tendrá que ser con el patrimonio de los directores. Y la verdad es que, que te pasen una multa en el sistema escolar es bastante fácil. Por lo tanto, yo me pregunto, quiénes están dispuestos a asumir ese riesgo. No me cabe duda de que el primer año vamos a mantenernos más o menos igual, pero a partir de 2017 va a haber muchos sostenedores que no van a estar disponibles a seguir. Escuchaba a un sostenedor que me decía, bueno, si a mí el Estado me da los recursos y me dice todo lo que tengo que hacer, ¿qué sentido tiene que esté yo? Mejor entrego el colegio y que lo administre el Estado.
-¿Restringe la libertad de enseñanza?
-En ese sentido, puede verse restringida la libertad de enseñanza. También me parece que el proyecto, tal como quedó, va a tener como consecuencia un debilitamiento del sector privado en el sistema escolar. Por de pronto, estas instituciones sin fines de lucro no van a hacer nuevas inversiones. Los colegios siempre requieren más inversión, en nuevas salas de clases, en un gimnasio. Ya con la restricción de los 400 alumnos, los que tienen 400 no van a querer pasar a 401. Entonces, todos los signos van en el sentido de un deterioro del sector privado, y es lamentable. La educación privada ha hecho un aporte a la libertad de enseñanza, a la educación de los más pobres, a la oferta de diversidad en el sistema.
-Respecto de la selección, el ministro Nicolás Eyzaguirre se abrió a la posibilidad de que la situación de los colegios emblemáticos sea revisada en el proyecto de Educación Pública.
-Antes de saber lo que había dicho el ministro escribí un tuit diciendo que capaz que nos pase lo mismo que con el voto voluntario, que se aprueba y después al poco tiempo entramos a revisarlo. ¡Pero es insólito que el día que se aprueba una propuesta que hace el Gobierno, ese mismo día el ministro dice que se puede revisar prontamente! Quiere decir simplemente que no se escuchó, que no escucharon bien los argumentos y que hay argumentos de peso de quienes están sosteniendo que terminar con los liceos emblemáticos es un error.
«LA DC ACTUÓ COMO ARQUERO»
-Se ha instalado la idea de que la izquierda ganó todos los gallitos en la tramitación de la reforma. ¿Cuál es su percepción?
-Voy a hacer un comentario que me puede costar. A mí me gusta más la DC cuando hace de centrodelantero que cuando hace de arquero, y creo que eso pasó en esta discusión y también en la discusión de la reforma tributaria. Por otra parte, es evidente que dentro de la DC hay dos visiones, y eso impide que pueda ejercer un liderazgo con una visión propia. Hay un sector que tiene la misma visión del PS, del PC, de RD. Entonces, los DC que hemos estado en una posición distinta tenemos mucho menor peso. Percibo que lo que finalmente hicieron algunos senadores fue tratar de mejorar un proyecto que tenía muchos problemas, más que influir en el rumbo que este tuviera.
Siento que la DC ha renunciado a defender la educación privada. Nosotros siempre la hemos defendido, lo que es distinto a defender el lucro. Aquí, no me digan que lo que se hizo fue terminar con el lucro; aquí, de paso, esto ha sido poner una tremenda sombra de sospecha sobre todo el sector privado. Ahora hubo un cierto complejo en la DC de defender la libertad de enseñanza, de defender la participación del sector privado en educación, que son posiciones democratacristianas.
-Actuó más como un arquero que como un centrodelantero.
-Actuó completamente de arquero, y no solo atajando goles, sino que también atajando autogoles. Soy muy crítica de cómo hemos ejercido nuestro rol dentro de la Nueva Mayoría.
-¿Hasta dónde llegó la influencia de la DC?
-La influencia de la DC fue corregir algunos temas, mejorar las condiciones de ventas de los establecimientos, etcétera. Hay otro punto que tampoco se dice, que no tiene que ver con la DC. Aquí vamos a gastar millones de dólares en comprar infraestructura con la subvención escolar que ya existe, y el gran negocio lo van a hacer los bancos. Perdón, pero el lucro se va a trasladar. Nunca supimos cuánto era el lucro, porque nunca el ministerio pudo decir en qué consistía, cuántos recursos involucraba. Ese dato, hasta el día de hoy, sigue siendo un misterio. Aquí hay cuatro mil colegios que van a pedir créditos para poder recuperar sus inversiones y se van a pagar a 25 años con un banco y con garantía estatal.
-¿Por qué tenía expectativas en la tramitación en el Senado?
-Yo tuve más expectativas en el Senado, pero la verdad es que cuando la DC no está unida en una visión común, es evidente que sus posibilidades de influir son menores. Si diputados y senadores hubiesen tenido una mirada común habría sido distinto. Esa mirada común, finalmente, fue un acuerdo de algo que no dejó contento a ninguno y que limitó las posibilidades de influir del partido. Uno ve que había diputados que tenían reparos a lo que se aprobó en el Senado, y los senadores -no todos, algunos- tenían reparos a lo que se había aprobado en la Cámara. Sin embargo, llegaron a un punto de acuerdo que impidió que la DC ejerciera un rol diferenciador en esta discusión. El presidente del partido (Ignacio Walker) en un comienzo lo hizo, Andrés Zaldívar también; pero finalmente, en las votaciones y en lo que resultó del proyecto, el peso de nuestro partido no fue significativo, salvo para corregir errores mayores.
-¿Qué otros flancos puede abrir, a su juicio, la reforma?
-Vamos a terminar ampliando la participación de los Tribunales de Justicia en el ámbito de la educación. Y lo otro, que es complicado, es que este es un proyecto que se aprueba con un acuerdo reducido a la Nueva Mayoría, y eso en una reforma tan importante es un problema. Si vamos a usar la mayoría que tiene hoy el conglomerado para hacer estas reformas y con toda la oposición en contra, bueno, puede significar que estas reformas no duren el tiempo necesario que requieren para implementarse (…). La Nueva Mayoría hizo uso de su mayoría y terminó aprobando un proyecto muy parecido al que ingresó, y yo insisto en que este proyecto no va a tener los efectos que el Gobierno espera de él, ni en inclusión ni en calidad, salvo el fin al copago. (El Mercurio)