Matthei no debe ignorar a K&K

Matthei no debe ignorar a K&K

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El peor error que puede cometer Evelyn Matthei a esta altura de la campaña para la elección presidencial de noviembre es ignorar a José Antonio Kast y Johannes Kaiser (K&K). Precisamente porque K&K representan el malestar y descontento de mucha gente sin afiliación ideológica y personas de derecha que creen que el país va por mal camino y porque muchas de esas personas parecen interesadas en la opción que ha presentado la derecha tradicional, Matthei debiera poner atención a lo que dicen y representan K&K.

Si Matthei es capaz de hacerse cargo de las razones que llevan a los simpatizantes de Kast y Kaiser a sentirse identificados con el mensaje de la derecha radical, la candidata de los partidos de derecha tradicional podrá consolidarse como la mejor alternativa de cambio en la papeleta de noviembre. En cambio, si su campaña ignora o ningunea a K&K, profundizará las dudas que despierta su candidatura en muchos votantes de derecha.

Es innegable que Matthei no logra convencer a una buena parte de los votantes de derecha en Chile hoy. Es más, precisamente porque hay una amplia mayoría de los chilenos que cree que el país va por la dirección equivocada, resulta decidor que Matthei no esté logrando aglutinar el apoyo de aquellos que creen urgente escoger a un líder que pueda poner al país en el camino correcto. Si bien los tres candidatos que ahora lideran en las encuestas son de derecha, la incapacidad de Matthei para consolidarse como la opción de cambio más confiable indica que algo está fallando en su diseño de campaña.

La ausencia de izquierdistas en la lista de presidenciables favoritos dice mucho sobre lo mal que lo ha hecho el gobierno del Presidente Gabriel Boric. Pero el hecho que tres nombres de derecha lideren la lista de presidenciables y que la derecha haya sido incapaz de construir una coalición de unidad alimenta las sospechas sobre la capacidad de ese sector de dar gobernabilidad al país.

Ya proclamada por los partidos tradicionales de derecha, Matthei no parece cómoda en su rol de candidata presidencial. La experimentada política se siente mucho más en control cuando critica los evidentes errores del gobierno de Boric y las malas ideas que circulan en la izquierda que cuando polemiza con los otros candidatos derechistas. Resulta particularmente difícil de entender la animosidad que existe entre los simpatizantes de Kast y su Partido Republicano y los partidos tradicionales de derecha. Porque recién se está conformando, el Partido Nacional Libertario de Kaiser todavía no genera tanta animadversión. Pero a partir de la forma que en ese partido se refiere a la derecha tradicional, no cuesta imaginar que las relaciones bilaterales serán bastante tensas.

La derecha tradicional resiente la dureza con la que la derecha radical criticó al segundo gobierno de Sebastián Piñera, especialmente por la respuesta que dio su gobierno al estallido social.  A su vez, la derecha más radical no perdona a la ‘derechita cobarde’ por la facilidad con la que entregó la Constitución que juró defender. Falsamente alegando que aceptar el inicio de un proceso constituyente era una salida institucional, la derecha tradicional validó un camino que llevó al país al borde del precipicio. El que Chile se haya salvado de hundirse terminó siendo un hecho fortuito. De haber sido un poco menos irresponsable, la mayoría de izquierda en la Convención Constitucional habría redactado un texto fundacional estatista que hubiera sepultado para siempre el modelo de la economía social de mercado.

Pero las diferencias sobre lo que pasó antes no debieran ser obstáculo hoy para construir unidad sobre el cambio que Chile necesita. Hay más cosas que unen a los tres bandos de derecha que las que las dividen. La crisis por la que atraviesa Chile obliga a un grado mayor de responsabilidad. Ser incapaz de hablar con aquellos que comparten buena parte de tus principios sólo alimenta dudas en el electorado sobre la capacidad que tiene la derecha para construir amplias mayorías que logren sacar al país de la crisis actual.

Como hay una grieta en la derecha que se agranda cada día, no hay que descartar la posibilidad de que la derecha pavimente el camino a una nueva derrota. Si la derecha se presenta en más de una lista parlamentaria (cuestión que ahora parece inevitable), la izquierda tendrá una buena probabilidad de convertir una minoría electoral en una mayoría de escaños en el Poder Legislativo.

Matthei está en una posición privilegiada para construir unidad en la derecha. Aunque a nadie se le puede pedir lo imposible, la candidata de los partidos de derecha tradicional tiene herramientas para hablarle a los votantes de K&K. Matthei debería usar su estilo franco y directo para invitar a Kast y a Kaiser a sentarse a conversar para construir un horizonte común. Probablemente ya no hay tiempo para construir una coalición que se presente a primarias. Pero todavía hay tiempo para demostrarle al país que la derecha es capaz de concordar un horizonte común y comprometer apoyo mutuo en caso de ir a segunda vuelta. Si opta por abrazar a Kast y Kaiser y por ponerle atención a las razones que tienen sus respectivos seguidores para apoyarlos, Matthei podrá demostrar que sabe escuchar, que sabe liderar y que está preparada para llevar al país al camino correcto.  Si no lo hace, el triste espectáculo de una derecha fragmentada y dividida pavimentará el camino para una nueva victoria electoral de la izquierda en noviembre. (El Líbero)

Patricio Navia