Pocas horas después del «no» de los griegos a los planes de los acreedores internacionales, el ministro de Finanzas griego, Yanis Varoufakis, anunció hoy en Atenas su dimisión.
Dejará el cargo este mismo lunes, según escribió en su blog. Poco después de conocerse el resultado del referéndum, supo de fuentes cercanas al Eurogrupo que existe «cierta preferencia» para que no esté presente en las reuniones de los ministros de Economía y Finanzas.
El primer ministro, Alexis Tsipras, consideró que esa idea puede «ayudarle a alcanzar un acuerdo», agrega Varoufakis. «Por ese motivo dejo hoy el Ministerio de Finanzas», explicó.
«Considero que que es mi deber ayudar a Alexis Tsipras a explotar (…) el capital que el pueblo griego nos garantizó durante el referéndum», prosigue el hasta ahora ministro. «Nosotros, en la izquierda, sabemos algo sobre actuar de forma colectiva, sin preocuparse de privilegios de puestos».
Varoufakis se compromete además a apoyar por completo al primer ministro, al nuevo titular de Finanzas y al gobierno.
«El referéndum del 5 de julio pasará a la historia como un momento único en el que una pequeña nación europea se levantó contra la esclavitud de la deuda», escribe el ministro al inicio de su entrada de blog, escrita en inglés bajo el título «Minister No More!».
«Es fundamental que el gran capital concedido a nuestro gobierno por el espléndido ‘no’ sea invertido inmediatamente en un ‘sí’ a una solución apropiada», añade Varoufakis, que vuelve a pedir «un acuerdo que incluya una restructuración de la deuda, menos austeridad, redistribución en favor de los necesitados y reformas reales».
Tras conocerse el resultado de la consulta, Varoufakis anunció la noche del domingo que Atenas volvería a negociar con los acreedores. «A partir de mañana comenzaremos a sanar nuestras heridas», dijo por televisión, a la vez que instó a Europa a dejar de ser una enorme jaula inflexible de las políticas de austeridad.
La semana pasada Varoufakis prometió que dimitiría si en el referéndum vencía el «sí» a las reformas de los acreedores. Por eso sorprendió esta mañana su renuncia después de que el «no», la postura que él y su gobierno defendían, venciese por un amplio 61,31% frente a un 38,69% que optó por el «sí».
Tras la victoria del «no», Tsipras pidió concesiones a los acreedores internacionales. Grecia sigue estando dispuesta a asumir reformas, pero es urgente que se realicen inversiones y se reestructure la deuda, dijo el mandatario en un discurso retransmitido por televisión.
«El mandato que me dieron no pide una ruptura con Europa sino que me concede un mayor poder negociador», apuntó Tsipras.
ASUME COORDINADOR DE NEGOCIACIONES
El coordinador del equipo griego en las negociaciones con los acreedores y hasta hoy viceministro de Exteriores, Euclidis Tsakalotos, ha sido nombrado para sustituir a Yanis Varufakis al frente del Ministerio de Finanzas, informó la presidencia de la República.
Tsakalotos, quien jurará el cargo a las 17:00 GMT (14:00 horas de Chile), llevaba las riendas de la negociación en Bruselas desde abril pasado cuando el primer ministro griego, Alexis Tsipras, retiró a Varufakis de la primera línea como consecuencia de las fuertes críticas que cosechó entre sus socios europeos.
Tsakalotos, holandés de nacimiento, ha llevado las riendas de la negociación en Bruselas desde abril pasado, cuando el primer ministro, Alexis Tsipras, retiró a Varufakis de la primera línea de fuego como consecuencia de las fuertes críticas que cosechó entre sus socios europeos.
Aunque Tsakalotos no se ha caracterizado por querer estar en el centro de la atención, a diferencia de Varufakis, su nombramiento podría gustar poco a muchos socios europeos, pues él se considera un representante de la corriente izquierdista dentro de Syriza.
Sin embargo, es precisamente este hecho lo que podría facilitar que en caso de que se llegara a un acuerdo, Tsakalotos fuera el más indicado para comunicar las inevitables concesiones a los diputados más radicales.
En Syriza, a cuyo comité central pertenece desde 2004, fue siempre el hombre para las tareas difíciles que nadie quería hacer.