Son seis funcionarios del Ministerio de Salud (Minsal) quienes comparten elementos en común en su declaración judicial. Luego de que la exfuncionaria de Epidemiología Andrea Albagli entregara su declaración como testigo el 30 de septiembre, en el marco de la investigación penal por presunta diseminación imprudente de gérmenes patógenos en medio de la pandemia y dijera que “nos pidieron manipular la base de datos”, la fiscalía interrogó como testigos a otros seis profesionales activos del Minsal el 5 de octubre. La Fiscalía Centro Norte buscaba, de esta manera, corroborar o descartar los dichos de Albagli. Los testimonios coinciden en que las cifras relacionadas al Covid-19 se iban modificando de acuerdo a diversas necesidades ministeriales.
En el caso están querellados el Presidente Sebastián Piñera y el exministro de Salud Jaime Mañalich, entre otras autoridades de Salud.
Respecto a la declaración de Albagli, la defensa de Mañalich -liderada por el abogado Gabriel Zaliasnik- ha indicado que estos dichos no tienen fundamento e incluso anunció acciones legales por obstrucción a la justicia. En este mismo sentido, Zaliasnik indicó el pasado 8 de octubre que “hay un esfuerzo por introducir información y elementos falsos o que distorsionan la realidad de los hechos”.
Asimismo, a comienzos de octubre Mañalich apareció en el Congreso para defenderse de la acusación constitucional (la que finalmente fue rechazada), ocasión en que indicó que uno de los problemas con que contó su administración al comienzo de la pandemia fue Epivigila. «La brújula que usamos tenía dificultades enormes, y esa brújula se llama el sistema Epivigila”, señaló en aquella oportunidad. Incluso, el 12 de octubre Radio Bío-Bío dio a conocer una serie de correos electrónicos entre funcionarios del Minsal, de marzo en adelante, que relatan los problema de implementación de este programa. A tal nivel llegó la molestia, que se llegó a hablar de sanciones al proveedor de tecnología.
En el marco de recolección de antecedente del Ministerio Público por este caso, La Tercera PM accedió a los testimonios del equipo de Epidemiología, los que están en la carpeta investigativa del caso y coinciden en que les ordenaron hacer calzar los datos de la pandemia contenidos en el sistema Epivigila con los reportes diarios entregados por Mañalich. La fórmula para hacerlo, dijeron, era ir adecuando la hora de corte de los informes epidemiológicos a lo requerido por sus superiores. La orden, señalaron, la daba Johanna Acevedo, jefa de la División de Planificación Sanitaria (Diplas) del Minsal. No saben quién se las daba a ella.
Eso sí, uno de los funcionarios aseguró al fiscal Marcelo Carrasco, que estuvo presente una ocasión en que Acevedo recibió un llamado de la subsecretaria de Salud Paula Daza. “Fui testigo de una indicación de Daza a Johanna Acevedo. Esta indicación le fue entregada por teléfono y consistía en generar el informe epidemiológico todo de nuevo, pero a partir de la base de datos de laboratorio. Sin embargo, dicha base de datos no tiene antecedentes epidemiológicos (…) Este informe no se hizo. No sé cuál era su objetivo, no le gustaron los datos, la forma. Fue en abril, tiene que haber sido la segunda semana de abril”, dijo Mario Soto.
Sus testimonios fueron entregados en medio de la controversia entre el Minsal y la fiscalía para que está última accediera a los correos electrónicos de Mañalich, su jefa de gabinete Itziar Linazasoro y de Daza. Hoy la Corte Suprema decidió dar acceso parcial de los e-mails al Ministerio Público.
Es veterinario, tiene un magíster en Epidemiología en la UC y entró a trabajar al Minsal en 2010. Es el jefe de la Oficina de Vigilancia de Enfermedades Transmisibles.
Explicó que en marzo se reestructuraron las oficinas para que todos se abocaran al manejo de la pandemia. Y ahí, durante un mes y medio, fue jefe del Departamento de Epidemiología. “Según la fecha, recibo órdenes directas de Rafael Araos (actual jefe de Epidemiología) o de Johanna Acevedo (jefa de la Diplas). Johanna fue mi jefa directa hasta mediados de mayo, y desde esta última fecha, es Araos”, detalló Fuentes.
El fiscal le preguntó cómo se elaboraban los reportes de Epidemiología. Fuentes habló de un sistema paralelo creado por Mañalich y que, en total, había tres tipos de reportes. “Está el reporte diario que hacía Mañalich y que, en un principio, era elaborado con insumos ajenos a mi área y cuya procedencia desconozco. Esto fue variando con el tiempo y en mayo nosotros empezamos a generar estos insumos y así se mantuvo hasta la actualidad”, declaró. Dijo que los otros eran el “informe corto” y el extendido, los que elaboraban ellos.
Respecto a cuál era el criterio para hacer sus informes, dijo que “al principio y hasta mayo, el conteo se hacía con insumo que entregaban tanto de Epivigila y laboratorios, más la información que obtenía el propio gabinete de fuente externa que desconozco”.
De esta forma, según Fuentes, “la información que teníamos nosotros no era consistente con lo que entregaba el ministro. Además, siempre entregábamos la información a nuestra jefatura directa y esta al gabinete y al ministro. Ellos estaban en conocimiento que nosotros teníamos más información que ellos”.
“¿Cuál es la reacción de la autoridad al saber que tenían más casos reporteados ustedes que ellos?”, consultó el fiscal. Fuentes dijo: “Lo desconozco. Como dije antes, nunca tuve relación directa con ninguna de las principales autoridades del Minsal”.
Aseguró que fue variando la hora de corte de la información que se incluía en cada informe. “Como nosotros teníamos mayor cantidad de casos que los que reportaba el ministro, se empezó a adelantar el horario de corte para que ambas pudieran coincidir. La indicación fue que nosotros debíamos disponer de una cifra consistente con la que reportaba el ministro”, declaró Fuentes.
“¿Eso aunque implicara un subreporte?”, le consultó Carrasco. “Sí, fue una indicación que recibí de mi jefatura directa, y ella a su vez de las autoridades superiores. Para nosotros que somos personal técnico, resultaba tremendamente incómodo. No tenía consistencia con nuestra metodología. Esto cambió en mayo cuando Epivigila pasó a ser fuente oficial de las cifras y nosotros entregábamos el insumo para el reporte oficial del ministro”, respondió Fuentes.
Y agregó que “se nos pidió por la jefatura directa que no podíamos informar una cifra superior a lo informado por el ministro y que debíamos ajustar los datos. Ella (Johanna Acevedo) había decidido la instrucción sobre esto y me lo informó a mí. No recuerdo en qué fecha fue».
Recordó que no sabían cómo hacerlo, por lo que le planteó a su equipo buscar una solución. Entre ellos, dijo que estaban Andrea Albagli, Mario Soto, Sylvina Alvardo, Pía Álvarez, Rocío Martínez y Carmen Antini.
«Cuando comuniqué la instrucción dada por mi jefatura, en la que ninguno de nosotros estaba de acuerdo, se abrió la discusión para buscar una solución en conjunto con el equipo (…) Lo que teníamos claro es que no podíamos dar información que no fuera real. Lo único que parecía plausible y que finalmente hicimos fue adelantar el horario de corte para que de esta manera los reportes de Mañalich coincidieran con lo extraíamos de Epivigila como fuente oficial para la vigilancia epidemiológica”, relató.
PÍA ÁLVAREZ: «HABÍA VIGILANCIA PARALELA CON LLAMADOS A SEREMIS»
Es socióloga de profesión y hace ocho años que trabaja en el Departamento de Epidemiología del Minsal. Su jefe directo era Fuentes, hasta que en junio llegó a reemplazarlo Rafael Araos. «Sí estábamos en conocimiento de que existía una vigilancia paralela por el ministro con esto de los llamados a los seremis”, declaró Álvarez.
Relató que fue testigo presencial cuando su entonces jefe Rodrigo Fuentes le informó a Andrea Albagli, encargada de construir los informes, “que habían solicitado cuadrar los datos que el departamento tenía con el ministro. Ahí Andrea se niega y Rodrigo le dice okey, pero anda a hablar con Johanna (Acevedo). Estaba Rocío Martínez, Silvana Alvarado (…) No sé quién había solicitado cuadrar la información. Después Andrea volvió y dijo que se opuso por ética, no le pareció y a nosotros tampoco”.
Además, dijo que reportó a través de un e-mail a su jefatura 26 mil casos más en la primera quincena de mayo, sin recibir respuesta. Luego se supo de la brecha de los 30 mil casos de más. Sostuvo que tenía ese correo pero que del Minsal les pidieron no entregarlo, ya que todo se debía pedir directamente al ministerio.
FABIO PAREDES: «HICE UN GRÁFICO DE LAS DIFERENCIAS»
Es ingeniero estadístico de la Universidad de Santiago y fue contratado por el Minsal en abril de 2020. “Mi rol era proveer información a Johanna (Acevedo)”, declaró.
Confirmó lo señalado por los otros funcionarios: “Uno es el (reporte) que hace el ministro (…) Otro es un reporte diario que hacíamos nosotros a partir de las instrucciones que él nos daba a través de la jefatura. Eso provocaba que a veces tuviéramos más casos confirmados de los que él informaba en su reportería”.
“¿La información contenida en los reportes diarios del ministro y la de los informes epidemiológicos era consistente?”, le preguntó el fiscal. “En un principio tenían que ser concordantes con la información oficial. Era un requisito que provenía del ministro. Eso todos lo sabían dentro del departamento (…) no podría explicar cómo se hacían calzar ambos reportes si tenían fuentes distintas”, indicó.
Añadió que “en relación a la información que nosotros producíamos y que discrepaba de lo que comunicaba el ministro, incluso elaboré un gráfico en donde se describe el diferencial. Me comprometo a aportarlo por correo y también aquellos mails en que yo informaba las brechas a mi jefatura”.
MARIO SOTO: «HACER COINCIDIR INFORME EPIDEMIOLÓGICO Y EL MINISTERIAL»
Estudió en la U. de Chile Obstetricia y Puericultura y en 2017 hizo un posgrado en Epidemiología en la UC. Dos años después, en 2017, empezó a trabajar en el Minsal.
Dijo que los reportes diarios no provenían de información del Departamento de Epidemiología, sino que de un canal de comunicación directa entre seremis y el gabinete. «Las seremis siempre han tenido acceso a Epivigila, pero cuando nosotros contrastábamos los datos del reporte público elaborado por el gabinete con la información de Epivigila, podíamos contrastar que los datos contenido en aquel, no necesariamente tenían correlación con la plataforma”, explicó.
Dijo que por eso tenían que pedirle a las seremis la información y se designaron “puntos focales: funcionarios del departamento que se vinculaban con la unidad de epidemiología correspondiente de la seremi”.
Así, el objetivo final dijo era acatar la instrucción «de hacer coincidir la cifra del informe epidemiológico con la cifra que decía la autoridad. Una alternativa para llegar a ese ajuste y lograr congruencia, era la de sacar. Nosotros no íbamos a sacar casos de la base. Por lo mismo, lo que se hizo fue variar el horario de corte, pero decidimos dejar indicación de esto de forma expresa en la parte del informe que expone la metodología. El corte es la hora en que se cierran los datos con que se está trabajando”.
Indicó que la orden la transmitía Johanna Acevedo, pese a no estar de acuerdo, y que la instrucción sobre el ajuste de las cifras “provenía de la autoridad”.
Respecto al conteo paralelo, dijo que quien estaba a cargo era la jefa de gabinete de Mañalich.
También describió un episodio que involucra a la subsecretaria Daza. “Sobre si recuerdo alguna oportunidad en que se haya dado una instrucción directa por parte del ministro para correlacionar los informes con la base de datos, recuerdo, por ejemplo, que estando en la oficina con Johanna y Fuentes, fui testigo de una indicación de la subsecretaria Paula Daza a Johanna Acevedo. Esta indicación le fue entregada por teléfono y consistía en generar el informe epidemiológico todo de nuevo, pero a partir de la base de datos de laboratorio. Sin embargo, dicha base de datos no tiene antecedentes epidemiológicos (…) Este informe definitivamente no se hizo. No sé cuál era su objetivo, no le gustaron los datos, la forma. Fue en abril, tiene que haber sido la segunda semana de abril”, aseguró.
PATRICIA CERDA: «CREIAMOS QUE HABÍA UN TEMA ÉTICO»
Es enfermera matrona, magíster en Epidemiología de la UC y en marzo de 2019 comenzó a trabajar en el departamento de Epidemiología.
Le preguntaron si la información que reportaba Mañalich se obtenía de Epivigila. “Yo entiendo que no, porque no coincidían los datos al principio. De hecho, nos preguntábamos de dónde sacaba la información el gabinete. Aunque me consta que la obtenía de regiones”, dijo.
Agregó que “yo sabía que había que hacer calzar los datos nuestros con los que reportaba el ministro, pero desconozco de dónde provenía esa instrucción”. En ese sentido, indicó que cuando ella llegó al equipo ya se estaba trabajando así. “Tuvimos una conversación entre cuatro profesionales, Andrea, Rodrigo, Mario y yo. Creíamos que había un tema ético detrás, que podía tener consecuencias en el futuro, pero finalmente el tema se zanjó”, recordó.
SYLVANA ALVARADO: «EN MOMENTOS EL MINISTRO TENÍA MÁS CASOS»
De profesión matrona con magíster en Epidemiología, en 2017 empezó a trabajar en el departamento.
Respecto a dónde se obtenía la información de los reportes diarios, dijo que ella no era de ese equipo, pero que ahí se comentaba que “en un comienzo eran llamadas telefónicas del ministro a las seremis y luego mutó a la base de datos Epivigila”.
Indicó que el 29 de abril detectaron un desfase en la Región Metropolitana de 23 mil casos que informaron por correo a sus superiores, entre ellos, a Fabio Paredes y a Acevedo, pero no obtuvieron respuesta.
En otra parte de su testimonio, declaró que “en un momento el ministro tenía más casos que Epidemiología, pero luego con el aumento de la información se cambió a seguir Epivigila, pero no sé cómo ocurrió que este ‘más’ que tenía el ministro se fue equiparando a Epidemiología y luego Epidemiología lo superó y hubo un gallito”.
Relató también el episodio de Fuentes con Albagli: “Ella estaba hecha una furia, decía ‘cómo se le ocurre que voy a alterar un informe para hacerlo coincidir con el ministro, si me hacen hacer eso yo renuncio’ y se fue enojada a hablar con Johanna, pero no sé qué pasó después. Alguien así bien decidida supongo que le deben haber dado muy buenas razones, porque siguió haciéndolos después”. (La Tercera)