¿Molestó a Bachelet la cita Lagos-Burgos?

¿Molestó a Bachelet la cita Lagos-Burgos?

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El domingo 9, el ministro del Interior, Jorge Burgos, llegó acompañado por su esposa hasta el restaurante Rívoli, en Providencia, donde lo esperaban para almorzar dos emblemáticos camaradas y críticos de la actual administración: Genaro Arriagada y Edmundo Pérez Yoma. Para el abogado y ex diputado DC, el día había comenzado de la peor manera, con una entrevista de la Presidenta Michelle Bachelet, publicada en Reportajes, que lo desconcertó. A él, a sus cercanos y a su partido.

A pesar de que la convocatoria dominical estaba pensada para que el grupo de viejos amigos se pusiera al día, no pudieron esquivar las declaraciones de la Mandataria. La casualidad hizo que en la mesa estuviera Pérez Yoma, el último ministro de Interior del primer gobierno de Bachelet, quien ante las dudas de su amigo no demoró en comentar que su propia relación con la Presidenta también fue siempre estrictamente formal, que nunca llegaron a generar especial complicidad y que -por todo ello- no tenía que preocuparse tanto.

La inquietud a esa hora del día, sin embargo, ya estaba instalada. Las palabras de Bachelet -reafirmando el rumbo original de su gobierno, pese al drástico cambio de gabinete de mayo pasado- había vuelto a tensionar los vínculos de la DC con La Moneda, que ya habían comenzado a crisparse tras el cónclave del lunes 3.  “Hay personas que no quieren que haya cambios en este país, y eso es porque defienden determinados intereses, lo que es legítimo. Pero parece que algunos leyeron sólo la palabra ‘realismo’ y no escucharon el ‘sin renuncia’”, afirmó la Jefa de Estado.

Lo que más tensionó -sin embargo- fueron las alusiones de Bachelet a la dupla conformada por Burgos y el titular de Hacienda, Rodrigo Valdés (PPD), al afirmar que el supuesto giro al centro que algunos esperaban con el ingreso de los nuevos ministros “era lo más parecido a un wishful thinking”. O mejor dicho, una expresión de deseo.

Quienes conversaron el domingo 9 con el titular de Interior confidencian que Burgos se oía incómodo, como que no sabía bien qué conclusión sacar. Con el paso de las horas, el disgusto -sin embargo- fue tiñéndose de abierta molestia.

Durante el día, Burgos fue contactado, al menos, por el presidente de la DC, Jorge Pizarro, y por otros dirigentes cercanos para discutir la naturaleza de los mensajes de la Mandataria. Pero el jefe de gabinete comentó a quienes lo llamaron que él estaba igual de sorprendido que ellos con las palabras de Bachelet.

El ministro transmitía incomodidad y preocupación, en especial porque su interpretación era que lo habían desautorizado, que no era el momento para una intervención pública como esa y que no comprendía bien cuál era entonces el rol que verdaderamente ejercía como líder del comité político.

“Tranquilo, hay que procesar lo que la Presidenta dice. Releer la entrevista”, le aconsejó uno de sus amigos.

LA RABIA

La evidente incomodidad de Burgos y la creciente molestia de la mayoría de los diputados y senadores DC obligaron a Pizarro a salir en defensa del jefe del gabinete. “Pensé que Burgos y Valdés habían llegado a cambiar el rumbo de un gobierno que estaba funcionando mal”, dijo el líder de la falange.

Al día siguiente, en tanto, escaló sus dichos. “Es una confusión”, afirmó a la salida del comité político.

Las palabras de Pizarro fueron muy mal recepcionadas en Palacio. Más bien provocaron decepción, en especial porque quien las pronunciaba ha sido considerado un aliado estratégico del bacheletismo, que ahora optaba por disparar directamente a la Presidenta.

A primera hora del lunes 10, Burgos había notificado por vía telefónica al presidente de la DC que no asistiría a la tradicional reunión del comité político que reúne a los jefes de partidos de la Nueva Mayoría con los ministros de La Moneda y de Hacienda. El titular de Interior señaló que necesitaba tiempo y que una buena excusa era partir a la Onemi a monitorear la situación de Tocopilla, afectado por el fuerte temporal del fin de semana.

A pesar de las excusas entregadas, los timoneles advirtieron que mientras se desarrollaba la reunión, Burgos estaba en su oficina, y que permaneció en ella por unos 40 minutos, lo que dejó aun más en evidencia su molestia con el escenario que enfrentaba.

Con su equipo más cercano, en horas de esa mañana, el jefe del gabinete volvió a repasar los dos párrafos que Bachelet dedicó en la entrevista a los ministros del comité político, y en particular a la dupla Burgos-Valdés. Los repasaron línea por línea, con un destacador en la mano.

La conclusión del círculo de Burgos fue menos dramática que la del propio ministro. Según le señalaron, los mensajes de la Mandataria afectaban menos su influencia de lo evaluado inicialmente; que, de hecho, la Jefa de Estado sostenía que tomaba sus decisiones con el acuerdo del comité político, y que quizá la mejor estrategia a seguir ahora era la que estaba utilizando su compañero de fórmula, Rodrigo Valdés, que según ellos ha ido cambiando de a poco las cosas, sin aparecer enfrentado a la Presidenta.

Al mediodía, Burgos volvió a recibir el consejo de un ex ministro del Interior DC. Esta vez se encontró en La Moneda con Andrés Zaldívar, quien le entregó su apoyo y se comprometió a sumarse a la defensa desplegada hasta esa hora por  Pizarro. Los flancos abiertos iban en aumento.

Todos los que pudieron conversar del tema con el abogado y ex diputado aseguran que nunca escucharon de su boca la palabra renuncia, pero sí sostienen que repitió y repite hasta hoy que si no se siente empoderado, no tiene sentido que siga ocupando ese lugar. También notaron que estaba evidentemente más irascible de lo normal.

Por la tarde, en el consejo nacional DC surgieron las primeras voces de militantes que creían que a partir del episodio del ministro del Interior era necesario comenzar a considerar un debate sobre la permanencia del partido en la Nueva Mayoría.

La toma de posiciones en la DC respecto del escenario que enfrentaba Burgos fue la tónica de la jornada. En la bancada de diputados hubo miembros tan molestos que afirmaban que si el ministro se decidía a salir del gobierno, la colectividad tenía que acompañarlo en su retiro. Varios de ellos llamaron a su ex compañero de bancada para manifestarle su apoyo.

Si bien los reclamos más airados fueron aislados y no se multiplicaron debido a las rápidas gestiones de la mesa DC, varios en el oficialismo tomaron nota de que a un año y medio de iniciado el gobierno de Bachelet se instalaron los primeros brotes serios de la desafección de la colectividad con la actual administración.

El azar también aportó su cuota de tensión a la coyuntura. Por la noche llegó la cita de la directiva de la DC junto a ministros y subsecretarios -que había sido agendada la semana pasada- y que se convirtió en una reunión clave, en el momento de mayor tensión, y que incluso llegó a ser calificada por algunos dirigentes como un “ejercicio de enlace” de la falange.

Del gabinete llegaron a la cita, además de Burgos, la ministra de Justicia, Javiera Blanco, cercana a Bachelet y que es adherente al partido, pero no militante, lo que sorprendió positivamente a los organizadores, y su par de Medio Ambiente, Pablo Badenier. Alberto Undurraga (Obras Públicas) y Luis Felipe Céspedes (Economía) se excusaron, mientras que la titular del Trabajo, Ximena Rincón, ni siquiera justificó su inasistencia.

Los dirigentes DC optaron por no gastar demasiado tiempo en especular sobre las razones que pudo tener Bachelet para intervenir públicamente y se dio por hecho que la Mandataria estaba molesta: la interpretación fue que Burgos y Valdés habían traspasado límites en su esfuerzo por encauzar algunas de las reformas.

El titular de Interior, en tanto, manifestó su “preocupación” -palabra que ocupó durante toda la cita-, por ejemplo, en temas como la ejecución presupuestaria de cara al erario 2016 o la dificultad que ha tenido para encontrar nombres para los cargos que aún siguen vacantes y para la renovación pendiente de subsecretarios. “Nadie pasa el cedazo”, habría dicho el jefe del gabinete.

LA CALMA

Quienes lo conocen saben que Burgos utiliza la ironía y se muestra displicente cuando algo no es de su agrado. Así se dejó ver en la cena del lunes 10, incluso, utilizando metáforas futbolísticas de comentaristas argentinos para dar a entender que lo querían poner a jugar en una posición para la que no había sido convocado.

Sus cercanos dicen que de a poco el titular de Interior ha ido retomando el ritmo esta semana, pero que quedó golpeado.

Pasó inadvertido, en el intertanto, que las palabras de la Mandataria no sólo habían generado profunda molestia en la DC. La noche del lunes, Pizarro recibió un llamado desde el Partido Radical. La colectividad que dirige Ernesto Velasco, en su reunión de mesa había decidido manifestar públicamente su rechazo a las expresiones de la Mandataria y manifestaba su disposición para llevar adelante una declaración conjunta con la DC. El líder de la falange agradeció el gesto, pero desactivó la idea. El y Burgos habían optado por la calma.

Al día siguiente, Pizarro bajó los decibeles de sus declaraciones, conversó con la bancada de diputados de su partido en el Congreso, habló largo rato con el senador Ignacio Walker -uno de los más críticos de las declaraciones de Bachelet- y fue el primero en proponer a sus pares del comité político -que se había reunido por segundo día consecutivo en La Moneda y al que Burgos, esta vez, asistió por breves minutos- para que se retomen las conclusiones del cónclave.

Con todo, el tema seguía siendo ineludible en el oficialismo. En Valparaíso, en el almuerzo de senadores de la Nueva Mayoría, el asunto fue ampliamente analizado.

La bancada del PPD aprovechó el encuentro, a ratos tenso, para hacer sus propios descargos, apuntando a Ignacio Walker y a sus críticas a las conclusiones del cónclave oficialista en el que había sentenciado que “el PC se salió con la suya”. Mientras Ricardo Lagos Weber le recordó algunos mensajes que el ex canciller envió vía Twitter durante la semana, Guido Girardi lo acusó de ser un “defensor de las ideas de la derecha”.

En el PPD están convencidos que el enojo de Burgos está influenciado por el ex canciller, con quien es amigo desde que ambos estudiaban en la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile. “Walker desafió a la Presidenta y eso es gravísimo”, dijo un alto dirigente de la tienda que lidera Jaime Quintana.

En La Moneda también habían tomado nota de las palabras de Walker y de la trayectoria que ha elegido seguir desde que dejó la presidencia de la DC.

LA INCÓGNITA

La silla vacía con el nombre del ministro del Interior no fue lo único que llamó la atención de los dirigentes oficialistas al inicio de la reunión del comité político del lunes 10. Pese a que la cita estaba destinada a coordinar la agenda legislativa, el primero en intervenir fue el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés.

El jefe de las Finanzas tomó la conducción del encuentro en reemplazo de Burgos. Había sido el propio ex diputado DC quien le había pedido poco antes que se hiciera cargo de dirigir la cita, en la que estaban presentes también el ministro de la Segpres, Nicolás Eyzaguirre, y el vocero de gobierno, Marcelo Díaz.

Para varios de los presentes se trataba de una nueva señal del jefe de gabinete para potenciar a su compañero de equipo en medio de los cuestionamientos atizados por la propia intervención presidencial.

La idea de la existencia de la dupla Burgos-Valdés, como garantes del realismo en la elaboración y ejecución de las reformas del gobierno, había sido reforzada por ambos ministros, con algunos hechos inéditos, como fue la vocería conjunta realizada el miércoles 5 de agosto, para enfrentar las críticas que surgieron tras el cónclave oficialista.

Lo cierto es que -más allá del entorno presidencial- la imagen lejos de cohesionar al equipo político, molesta a los ministros Eyzaguirre y Díaz.

Desde la semana pasada, el titular de la Segpres se venía quejando con dirigentes y parlamentarios del PPD por el uso del concepto de la dupla, pues daba la impresión de que había una fisura al interior del equipo político, entre quienes estarían por ablandar las reformas (Burgos-Valdés) y quienes estarían por defenderlas.

Las quejas de Eyzaguirre fueron el preámbulo de la reunión que este miércoles 12 sostuvieron en el Ministerio de Hacienda el timonel del PPD, Jaime Quintana, y el senador Guido Girardi con Valdés. “Tenemos que dejar de caer y pisar las trampas cazabobos, porque considero que la discusión de esta semana ha sido totalmente artificial, artificiosa y de personas que ingenuamente han pisado el palito”, dijo Girardi. “No apoyamos ni a un dúo, ni a un trío. Apoyamos a todo el equipo de gobierno, al ministro del Interior, al de la Secretaría General de la Presidencia, Secretaría General de Gobierno y también al de Hacienda”, añadió Girardi.

Los dirigentes del PPD habían aprovechado la coyuntura para intentar desactivar el creciente entendimiento de Valdés con Burgos. En esta línea, le hicieron ver al titular de Hacienda que había que evitar la idea de la dupla, pues ésta sólo favorecía a Burgos, complicando las cosas dentro del comité político. También le transmitieron que la mesa del partido debía administrar la relación con sus dos ministros más poderosos en el gabinete de Bachelet y que no se perdían respecto de la influencia y cercanía que tiene Eyzaguirre con Bachelet.

Poco antes, en una entrevista con radio Duna, el propio titular de Hacienda había intentando desmitificar el tándem con Burgos. “Se está generando un mito urbano con la dupla”, dijo.

Las quejas por la forma en que se venía instalando el concepto de la dupla Burgos-Valdés también llegaron al PS. Desde hace varios días, el vocero de La Moneda le había hecho llegar a la mesa de su partido y a parlamentarios cercanos su molestia.

La incomodidad de algunos de los miembros del equipo de La Moneda quedó de manifiesto nuevamente el jueves 13. Investido como vicepresidente de la República -debido a la breve gira que Bachelet emprendió por el centro y norte de América-, Burgos invitó a Palacio al ex Presidente Ricardo Lagos.

La reunión fue leída como una nueva señal de fuerza del jefe de gabinete, que mantiene una larga amistad con el ex mandatario, y para quien incluso estaba planeada una inédita puesta en escena: un podio para que pudiese responder a todas las preguntas de la prensa, como si fuese un residente más de La Moneda.

Pero el despliegue no terminaría ahí. Al día siguiente sumó otra señal de un histórico de la Concertación: el ex ministro José Miguel Insulza, quien lo visitó también en Palacio.

Así las cosas, el reencuentro de Burgos y la Mandataria -quien regresaba ayer en la mañana de una gira por México y El Salvador- será clave para el futuro del ministro del Interior.

Cercanos al jefe del gabinete afirmaron que el martes 11, antes de partir de viaje, la Mandataria habló con él y se comprometió a volver a conversar -esta vez extensamente- a su regreso. Ese encuentro, afirman en la Nueva Mayoría, será una señal para aclarar realmente cuál es su situación en el gobierno.

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