Technology, Development, and State Capitalism in China
Ya-Wen Lei, Nueva Sociedad, Fundación Friedrich Ebert
The author explores how China has reshaped its economy and society in recent decades, from the era of Chen Yun to the leadership of Xi Jinping. Lei’s meticulous analysis illuminates how China’s blend of marketisation and authoritarianism has engendered a unique techno-developmental capitalism. Twenty years ago, people inside and outside China were wondering whether the country would eventually capitulate to dominant capitalist and democratic models. American politicians such as Bill Clinton were enthusiastically looking forward to the future integration of China into globalisation.
Hace 20 años, dentro y fuera de China la gente se preguntaba si el país finalmente capitularía frente a los modelos capitalistas y democráticos dominantes. Políticos estadounidenses como Bill Clinton ansiaban la futura integración de China a la globalización. Cuando esto ocurriera, millones de personas comunes se enriquecerían y se transformarían en una clase media mediante el rápido crecimiento del comercio internacional y el desarrollo de industrias nacionales intensivas en trabajo. No obstante, pronto se demostró que esta idea era errónea. De manera simultánea, China emuló a Estados Unidos en las industrias de alta tecnología pero también se volvió un Estado autoritario sin parangón, que controla a sus ciudadanos mediante tecnología intelectual y herramientas de alta tecnología. ¿Cómo logró esto y cuáles son los efectos? La socióloga Ya-Wen Lei intenta desentrañar estas cuestiones en su libro The Gilded Cage: Technology, Development, and State Capitalism in China [La jaula dorada. Tecnología, desarrollo y capitalismo de Estado en China].
Al momento de elegir el título de su libro, la autora se inspiró en la «economía de la jaula de pájaros» de Chen Yun. Con su participación en la construcción de la economía planificada a comienzos de la década de 1950 y su apoyo a las reformas económicas en los años 80, Chen Yun fue uno de los principales arquitectos de los sistemas económicos de la China comunista. Al tiempo que era partidario de dar más espacio a las economías privadas, creía firmemente en la eficacia de las regulaciones gubernamentales. El control estatal es la jaula, y a las economías privadas, como a pájaros cautivos, solo se les permite volar dentro de ella. Chen Yun era especialmente cauteloso respecto de las reformas liberales, tales como la desregulación de las finanzas y la descentralización fiscal, y se oponía claramente a la privatización. Tras su muerte en 1995, Deng Xiaoping y sus discípulos, entre ellos Jiang Zemin y Hu Jintao, llevaron adelante audazmente la desregulación hasta fines de la década de 2000. Pero el ideal de la «economía de jaula» de Chen Yun no es abandonado jamás por los comunistas que temen perder control sobre la sociedad.
La crisis financiera de 2008 inició el gran giro en las políticas macroeconómicas chinas. Para estimular una economía alicaída, el gobierno reaccionó con rapidez e invirtió un enorme capital en unas pocas industrias estratégicas claves, entre ellas la bioindustria y la fabricación de aviones y de productos electrónicos. Chen Ling y Barry Naughton (2016) creen que esta acción señaló el punto de inflexión en la orientación económica china. El presupuesto estatal se volcó a estas industrias y las unidades burocráticas responsables de la supervisión y la regulación adoptaron políticas intervencionistas. La tendencia se afianzó aún más luego de que Xi Jinping, quien cree que la combinación entre la economía de libre mercado y los principios políticos leninistas es el mejor plan para China, llegara a la Presidencia en 2012.
La ambición por desarrollar las industrias de alta tecnología marcha en tándem con el singular sistema político chino. El crecimiento económico contribuyó a sostener la legitimidad política del Partido Comunista Chino (PCCh) desde la década de 1980. Luego de que el socialismo se viera desprestigiado por la Revolución Cultural (1966-1976) y sus desastrosas consecuencias económicas, el crecimiento económico fue identificado como la fuente de legitimidad política más importante. El desempeño económico se ha convertido en el indicador para la promoción burocrática, lo que ha fusionado la política y la economía chinas. Este mecanismo de organización política les facilita a los dirigentes dar impulso a cualquier cambio deseado y en esto se basa precisamente el giro de China hacia el desarrollo tecnológico. Desde la década de 2010, los nuevos líderesquieren emular el desarrollo de alta calidad occidental en lugar de proveer a Occidente de productos de baja calidad, baratos e intensivos en trabajo.
Sin embargo, queda por responder una pregunta clave: ¿por qué los burócratas chinos, a quienes les interesa fundamentalmente la estabilidad social y el monopolio político, están dispuestos a reemplazar el trabajo humano por robots, lo que tiende a reducir el empleo a corto plazo? La autora rastrea, además, el proceso de robotización en empresas que antes dependían de la mano de obra barata, entre ellas Foxconn. Mientras que los beneficios de la robotización podrían ser evidentes para empresarios que aspiran a reducir costos a cualquier precio, la potencial inestabilidad podría ocasionar problemas a los burócratas comunistas. La respuesta está en la posibilidad de que las mejoras tecnológicas conduzcan a un crecimiento de la economía capaz de incorporar a más trabajadores de los que pueda expulsar. No obstante, esto resulta en un dilema: si la tasa de crecimiento se desacelera, el apetito por la mecanización y la robotización podría provocar tensiones sociales.
En vistas de la oportunidad de superar a Occidente en el desarrollo de las industrias de alta tecnología, el PCCh está más que dispuesto a fortalecer el control sobre las esferas públicas y la sociedad civil y a incrementar la inversión en el sector para lograrlo. En palabras de la autora, «el Estado chino cree firmemente en la tecnología intelectual y el poder instrumental y emplea ambos para mejorar el gobierno y la economía» (p. 9). Es muy posible que, con la ayuda de un régimen autoritario y de su voluntad de desarrollar capacidad tecnológica, el futuro sombrío que Max Weber predijo alguna vez –la «jaula de hierro de la burocracia», en la que la racionalidad instrumental despersonalizada y osificada dominará cada esfera de la sociedad – llegue más rápido a China que a Occidente.
Karl Marx sostenía que el poder productivo, incluidas las condiciones tecnológicas, determina las relaciones de producción. Esta idea se justifica en China. La mezcla entre economías mercantilizadas y un régimen autoritario atravesada por instrumentos de alta tecnología facilita el surgimiento de un capitalismo tecnodesarrollista, como propone la autora en el capítulo 9. Por un lado, las grandes empresas tecnológicas chinas han incubado uno de los mayores mercados del mundo. Por el otro, la creciente demanda de reformas institucionales (si no políticas) de los profesionales tecnológicos (capítulo 8) lleva a los burócratas a estar más preocupados por su influencia social. Por ejemplo, Jack Ma, el dueño de Alibaba, atacó el sistema financiero estatal y fue castigado de inmediato por las autoridades. China está desarrollando una nueva variante del capitalismo: el crecimiento económico es impulsado principalmente por industrias de alta tecnología que son promovidas por el capital privado y estatal, ambos bajo el control del gobierno, con el propósito unificado de rejuvenecer a la nación china.
La autora incluye una excelente variedad de material relevante en el libro, que abarca bibliografía académica y entrevistas personales con empresarios privados y profesionales de la tecnología de la información. Lei, también audazmente, aplica el término «racionalidad instrumental» en relación con la realidad socioeconómica de China. Al hacerlo, identifica la naturaleza ambivalente del desarrollo tecnológico chino, por el cual la sociedad disfruta de una mayor productividad pero se vuelve más rígida y ocluida debido a una tecnoburocracia omnipotente. Sin embargo, el libro podría haberse mejorado si Lei hubiese tomado en consideración la estructura político-económica de China al explicar la motivación para desarrollar industrias de alta tecnología. Si bien la autora se concentra en la era posterior a la década de 2000, el surgimiento del capitalismo tecnodesarrollista está profundamente arraigado en la lógica persistente del PCCh desde fines de los años 70. En otras palabras, el capitalismo tecnodesarrollista no es efecto de la contingencia sino un resultado dependiente de la trayectoria, el producto directo del sistema político chino. A pesar de no analizar exhaustivamente las dimensiones históricas, Lei presenta una buena guía para el desarrollo integral de China, no solo en las dos últimas décadas sino para las décadas venideras.
Fuente: https://nuso.org/articulo/la-via-china-al-capitalismo-tecnologico/
A 50 años de relaciones Brasil-China: El desafío de elevar la calidad de la cooperación
50 years of Brazil-China relations: the challenge of raising the quality of cooperation
Ana García, REDCAEM
BRICS Policy Center
El 50º aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre China y Brasil ofrece una oportunidad para hacer un balance de los alcances, logros y limitaciones de estas relaciones. A nivel multilateral, los dos países participan en el G20, BRICS y BASIC, además de ser miembros fundadores del Nuevo Banco de Desarrollo y del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura. A nivel regional, China creó y mantuvo importantes foros de cooperación en América Latina, como el Foro China-CELAC, creado en 2014. Brasil es fundamental para China como el mayor mercado sudamericano y socio estratégico regional. En este breve articulo el objetivo es presentar una visión general del entrelazamiento de las relaciones económicas y diplomáticas, situando el contexto actual como una oportunidad para elevar la calidad de la cooperación entre los dos países y apoyar la inserción de Brasil en las cadenas de valor globales.
Entre 2005 y 2020, Brasil recibió el 47% del stock de inversiones chinas en América del Sur. En una investigación reciente, demostré que China mantiene tratados bilaterales de inversión con quince países de América Latina y el Caribe, y hoy también avanza hacia el libre comercio con otros cuatro países de la región, pero no con Brasil. A diferencia de otros países latinoamericanos, Brasil es más refractario en el uso de instrumentos y busca adaptar su legislación interna para atraer inversiones, sin estar obligado por tratados. Aún así, es el país de la región que recibe la mayor inversión china. En una investigación realizada en el ámbito del BRICS Policy Center, mapeamos 138 proyectos en Brasil entre 2010 y 2021, que recibieron un total de aproximadamente USD72.253 millones de dólares. Las empresas estatales chinas representan la mayor parte del volumen invertido, especialmente centrado en el sector de la energía y la transmisión. La industria manufacturera, por su parte, tuvo el mayor número de proyectos.
Las inversiones directas chinas se vieron facilitadas, en gran medida, por la intensificación de las relaciones diplomáticas desde el primer mandato del gobierno de Lula da Silva (2002-2006). En 2004, se creó la Comisión de Alto Nivel Sino-Brasileña para la Coordinación y la Cooperación (COSBAN), y en 2009 China se convirtió en el principal socio comercial de Brasil. En 2010, los dos países fortalecieron sus vínculos con la firma del Plan de Acción Conjunto Brasil-China 2010-2014, que definió lineamientos y objetivos estratégicos y promovió el diálogo entre sectores específicos. En 2012 se elaboró el Plan Decenal de Cooperación Brasil-China que, junto con el Plan de Acción Conjunto, tenía como objetivo identificar áreas prioritarias y proyectos clave para ser explorados bilateralmente. Todavía en 2012, el Primer Ministro chino Wen Jiabao visitó Brasil para la Conferencia Río+20 y elevó las relaciones bilaterales al nivel de “Asociación Estratégica Global”.
Los años 2014-2016 estuvieron marcados por esfuerzos para fortalecer los vínculos entre China y los países de América Latina y el Caribe. En 2014, el presidente Xi Jinping visitó Brasil por primera vez con motivo de la cumbre BRICS, cuando se firmaron 32 acuerdos, como los acuerdos de cooperación en los sectores ferroviario y eléctrico de Brasil, que incluyeron la participación de State Grid en la construcción de la línea de transmisión de alta tensión para la central hidroeléctrica de Belo Monte; acuerdos entre BNDES, China Eximbank, China Development Bank (CDB) y China Investment Corp para ampliar el crédito a exportadores e inversores, y uno con BYD para la producción de baterías recargables y sistemas de almacenamiento de energía en Brasil.
Además, se firmó el acuerdo para la creación del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD) y se anunció la creación del Foro China-CELAC. En 2015, el Primer Ministro de China, Li Keqiang, visitó Brasil para formalizar la firma de un nuevo Plan de Acción Conjunto para el período 2015-2021. También se firmaron otros 35 acuerdos bilaterales, incluidos un memorando de entendimiento entre ApexBrasil y BYD; y acuerdos de cooperación entre Petrobras y tres bancos chinos: CDB, China Eximbank e ICBC Leasing.
Podemos observar, por tanto, que en el período clave del ascenso chino en el mundo, entre 2010 y 2016, hubo un aumento significativo en la intensidad de las interacciones de alto nivel entre China y Brasil. Durante este período, China vivió la transición a la era Xi Jinping, el inicio de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, la expansión más acelerada de las inversiones de las multinacionales chinas en América Latina, combinada con la creación de espacios políticos multilaterales como el Foro China-CELAC y los BRICS. Este último se convierte en una agrupación política y económica fundamental para China y Brasil, que tienen, desde sus inicios, una agenda común de reforma de las instituciones de gobernanza económica global. Considero el período comprendido entre 2014 y 2016 como un punto de inflexión de los BRICS hacia un grupo con un sesgo geopolítico más evidente, con la creación del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD) y el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (BAII) y la ocupación de Crimea por parte de Rusia (cuando el G8 vuelve a convertirse en G7 con la expulsión de Rusia). En el contexto de la crisis económica posterior a 2008, China tenía un espacio estratégico en los BRICS donde podía negociar sin necesariamente considerar los intereses de los países del G7, consolidando así su lugar central en esta alianza. Para Brasil, la alianza BRICS se ha convertido en un espacio privilegiado de relaciones con China.
Entre 2015 y 2017, el sector energético brasileño recibió el mayor volumen de inversiones chinas, principalmente debido a la adquisición por parte de State Grid de una participación mayoritaria en la Companhia Paulista de Força e Luz (CPFL) en 2017. Otros proyectos relevantes son la instalación de la línea de transmisión Xingu-Rio por parte de State Grid y la adquisición de las centrales hidroeléctricas Jupiá e Ilha Solteira y de los activos de Duke Energy y Triunfo Participações por parte de China Three Gorges (CTG). Aquí es importante señalar que, a pesar de estar registradas como energía renovable, las megacentrales hidroeléctricas tienen altos impactos sociales y ambientales, ya ampliamente documentados, como es el caso de la central de Belo Monte. Las empresas chinas deben ser conscientes de estos impactos y trabajar con los gobiernos y organizaciones locales para evitarlos y/o mitigarlos.
El año 2016 estuvo marcado por un cambio de gobierno en Brasil tras el impeachment de la presidenta Dilma Rousseff (2011-2016) y el ascenso a la presidencia de Michel Temer (2016-2018). El foco de la política exterior brasileña se reoriento hacia la construcción de vínculos más estrechos con sus socios tradicionales, como Estados Unidos y la Unión Europea, y hacia una relación más pragmática con China. En 2016, Michel Temer visitó el país asiático para participar en el Seminario Empresarial de Alto Nivel Brasil-China, realizado antes de la cumbre de líderes del G20 en Hangzhou. Al seminario asistieron representantes de una treintena de empresas y organizaciones. En 2017, Temer realizó otra visita a China para participar en la cumbre de los BRICS, durante la cual firmó 22 acuerdos en diversos sectores.
A partir de 2018, el número de acuerdos firmados entre Brasil y China comenzó a disminuir. Las elecciones de 2018 en Brasil estuvieron marcadas por la incertidumbre sobre las relaciones con China, principalmente por las posiciones hostiles del entonces candidato Jair Bolsonaro, quien se había alineado con la administración de Donald Trump en Estados Unidos. A pesar de la retórica beligerante hacia China, en el primer año de mandato de Jair Bolsonaro el 2019, se realizaron visitas mutuas de alto nivel, como la visita del vicepresidente Hamilton Mourão a la reunión de la Comisión de Alto Nivel Sino-Brasileña de Coordinación y Cooperación (COSBAN), seguida del viaje del Ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, a Brasil para la III Reunión del Diálogo Estratégico Global. También en 2019, Bolsonaro realizó su primera visita a China, durante la cual se firmaron ocho acuerdos, incluido el acuerdo de licencia que autorizó a State Grid a comenzar a operar la línea de transmisión entre la central hidroeléctrica de Xingu y Río de Janeiro. Luego, Xi Jinping viajó a Brasil para la Cumbre BRICS, que condujo a la firma de nueve acuerdos de cooperación.
El regreso de Lula da Silva al gobierno a partir de 2023 marca un nuevo momento en las relaciones con China. Como principal economía de América Latina, principal receptor de inversión directa china en la región y socio estratégico de los BRICS, la relación con Brasil es fundamental en términos económicos y políticos para China. El viaje del presidente Lula da Silva al socio asiático en abril de 2023, fue un paso importante para ir más allá de las relaciones comerciales basadas en commodities agrícolas, estableciendo acuerdos en el área de ciencia, tecnología e innovación, como la renovación como la renovación del Programa Chino-Brasileño de Satélites de Recursos Terrestres (CBERS).
Actualmente, hay un aumento de proyectos greenfield para expandir las energías renovables, la necesidad de electrificación y un creciente interés por el hidrógeno verde. Esta tendencia está en línea con el anuncio del presidente Xi Jinping en 2021 de que apoyaría sistemas energéticos verdes y bajos en carbono en los países en desarrollo, así como con el compromiso de no financiar nuevos proyectos de carbón en el extranjero. La instalación en Brasil del mayor polo de producción de automóviles eléctricos de BYD fuera de China (BYD Auto es la subsidiaria automotriz de la multinacional china BYD Co. Ltd, que tiene su sede en Xi’an) es un ejemplo de inversión productiva, con potencial para impulsar la inserción del país en cadenas globales de mayor valor agregado.
En un mundo en transición, Brasil enfrenta un momento crucial en las relaciones con China como futura potencia hegemónica. Si China tiene objetivos y estrategias claras a largo plazo, Brasil necesita aprovechar el buen momento político para extraer mejores beneficios y obtener los mejores resultados de las relaciones bilaterales. En el presente y futuro es necesario buscar inversiones y comercio que permitan a Brasil avanzar en cadenas tecnológicas y dirigir la cooperación hacia áreas económicas y socialmente importantes, como el medio ambiente, cambio climático, salud, infraestructura y áreas sociales que mejoren los niveles de vida de las sociedades de ambos países.
Fuente: http://chinayamericalatina.com/a-50-anios-de-relaciones-brasil-china-el-desafio-de-elevar-la-calidad-de-la-cooperacion/
China realiza maniobras militares alrededor de Taiwán para simular bloqueos y asaltos a la isla
China carries out maneuvers around Taiwan to simulate blockades and assaults on the island
Rubén Asenjo Morillas
Las fuerzas militares de China realizan desde el 14 de octubre de 2024 un conjunto de ejercicios y maniobras militares sobre la isla de Taiwán. El objetivo es entrenar en entornos de simulación el bloqueo de los puertos y los posibles asaltos tanto marítimos como terrestres contra la isla. Esta decisión de Pekín llega tras las afirmaciones del presidente taiwanés, Lai Ching Te, de «resistir a la anexión» china. De igual modo, el mandatario citó a las máximas autoridades a una asamblea de urgencia para «defender la democracia» contra «amenazas externas».
«Con buques y aviones aproximándose a la isla de Taiwán desde diferentes direcciones, tropas de múltiples servicios participan en ejercicios conjuntos, centrándose en temas de patrulla de preparación para el combate mar-aire, bloqueo de puertos y áreas clave, asalto a objetivos marítimos y terrestres, así como la toma conjunta de la superioridad integral», explicó Li Xi, delegado del Mando de Operaciones Oriental de China. Las maniobras llevan el nombre ‘Joint Sword-2024B‘ (‘Espada Unida-2024B’ en español), y tiene como misión «legítima y necesaria» valorar la capacidad militar para «salvaguardar la unidad nacional», y advertir a Taiwán por sus «actos separatistas».
Respuesta de Taiwán
El Ministerio de Defensa de Taiwán ha denunciado en redes sociales estas maniobras militares de China, ya que asegura son «irracionales y provocativas». Además, han anunciado un despliegue de «fuerzas apropiadas como medida preventiva». Su presidente reunirá a las máximas autoridades. «Ante las amenazas externas, el Gobierno seguirá defendiendo el sistema constitucional libre y democrático, con total confianza y capacidad para defender la seguridad nacional», confirmó.
La representante de la presidencia de Taiwán ha confirmado que las fuerzas del país «supervisan totalmente» estos ejercicios militares de China. Asimismo, ha subrayado «la importancia de mantener la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwán y en la región indo-pacífica», en declaraciones a la agencia de noticias CNA. «China debe hacer frente a la realidad de la existencia de Taiwán y respetar la elección del pueblo taiwanés por una forma de vida libre y democrática. Pekín debe poner fin a las provocaciones militares que socavan la paz y la estabilidad regional y dejar de amenazar la democracia y la libertad en Taiwán», explicó.
«China debería comprender el mensaje de buena voluntad expresado por el presidente en el Día Nacional de resistir a la anexión, y abordar sus propios problemas económicos y de subsistencia internos, en lugar de persistir en el uso de la fuerza militar para coaccionar a los países vecinos. Las Fuerzas Armadas están en máxima alerta, con la firme voluntad de prepararse para la guerra sin buscarla y enfrentarla sin evitarla. Seguirán fortaleciendo sus capacidades disuasivas y profundizando el patriotismo entre los soldados, construyendo una fuerza militar confiable y resiliente, con la capacidad, determinación y confianza para garantizar la seguridad nacional», ha sentenciado la portavoz.
EEUU denuncia las «provocaciones injustificadas»
El portavoz del Departamento de Estado de los EEUU, Matthew Miller, confirmó su «profunda preocupación» por estos ejercicios. «La respuesta de China con provocaciones militares ante un discurso anual y rutinario es injustificada y supone un riesgo de aumentar las tensiones. Pedimos a China que actúe con contención y evite nuevas acciones que puedan socavar la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwán y la región, algo esencial para la paz y la prosperidad regional y un asunto de preocupación internacional», aseguró.
«Seguimos supervisando las actividades de China y coordinándonos con aliados y socios en torno a nuestras preocupaciones compartidas. Estados Unidos sigue comprometido con su política de una sola China, guiada por la Ley de Relaciones con Taiwán, los tres comunicados conjuntos y las Seis Garantías», continuó.
China no permitirá una independencia de Taiwán
China se opone firmemente a la independencia de Taiwán por razones históricas, políticas y estratégicas. Desde la perspectiva de Beijing, Taiwán es una provincia rebelde que forma parte integral del territorio chino, una posición respaldada por la política de «Una sola China» que el gobierno chino ha mantenido desde 1949 (fecha en la que el Kuomintang perdió la guerra civil contra el Partido Comunista y se trasladó a la isla). Esta visión está profundamente arraigada en la identidad nacional china y en su concepto de integridad territorial. Permitir la independencia de Taiwán sería visto como una amenaza directa a la soberanía china y podría incentivar movimientos separatistas en otras regiones como Xinjiang o el Tíbet.
Además, China considera que la reunificación con Taiwán es un objetivo nacional fundamental y un paso necesario para completar lo que ve como la reunificación del país tras el «siglo de humillación». En 2005, China aprobó la ley antisecesión que autoriza el uso de la fuerza militar si Taiwán declara su independencia formal. Estratégicamente, una Taiwán independiente podría servir como base para la influencia estadounidense en la región, lo que China percibe como una amenaza a su seguridad nacional y a sus ambiciones de convertirse en la potencia dominante en Asia Oriental.
Taiwán envía tropas para “proteger” su soberanía ante el ensayo de China para bloquear los puertos de la isla
Taiwan sends troops to “protect” its sovereignty facing China’s attempt to block the island’s ports
Antonio Fernández
El Mando del Teatro Oriental del Ejército Popular de Liberación (EPL) chino organizó el lunes a sus tropas del ejército, la armada, la fuerza aérea y la fuerza de cohetes para realizar simulacros «Espada Conjunta-2024B» en el estrecho de Taiwán y el norte, sur y este de la isla. En consecuencia, Taiwán ha desplegado a su Ejército para “proteger” su soberanía frente a maniobras de Pekín y condenó «el comportamiento irracional y provocador» chino.
El Ministerio de Defensa taiwanés anunció que está «en alerta» tras detectar este domingo un grupo de portaaviones chinos al sur de la isla. Se trata del portaaviones Liaoning, que entró en aguas cercanas al Canal Bashi, que conecta el Mar de China Meridional y el Océano Pacífico y separa a Taiwán de Filipinas. Las autoridades creen que el barco chino ingrese al Pacífico Occidental. Por su parte, la Guardia Costera taiwanesa desplegó varios barcos patrulleros ante la presencia de buques chinos en las inmediaciones de la isla.
El Ejército Popular de Liberación de China ha publicado hace unas horas un video de propaganda en sus cuentas de redes sociales titulado «Totalmente preparados y esperando el momento adecuado antes de la batalla». En el vídeo se muestran aviones de combate y buques de guerra operando juntos, lanzadores de misiles móviles siendo trasladados a su lugar y vehículos de asalto anfibios.
«Es una operación legítima y necesaria para salvaguardar la soberanía nacional y la unidad nacional», señaló capitán Li Xi, portavoz del Comando del Teatro de Operaciones Oriental del ejército chino.
Estados Unidos ha condenado los ejercicios militares de China al calificar el movimiento de «injustificado y con riesgo de escalada», al tiempo que llamó a Pekín a actuar con moderación. «Estados Unidos está seriamente preocupado por el ejercicio militar conjunto del Ejército Popular de Liberación en el estrecho de Taiwán y alrededor de Taiwán», advirtió en un comunicado el vocero del departamento de Estado, Matthew Miller, al referirse al ejército chino.
China busca con estas maniobras «apretar la cadena» sobre la isla, según un vídeo publicado hoy por el Ejército Popular de Liberación, así como demostrar su capacidad de «combatir cualquier intento separatista».
En respuesta a las últimas declaraciones del presidente taiwanés, William Lai, consideradas como separatistas por Pekín, el Comando del Teatro Oriental de Operaciones del EPL advirtió de que «cada provocación de independencia recibirá una respuesta más contundente». Según las fuerzas armadas chinas, los ejercicios apuntan directamente en contra de la independencia de Taiwán y son una advertencia a las autoridades de la isla.
Asimismo, Zhang Chi, profesor de la Universidad de Defensa Nacional, afirma en la las oficial del EPL en la red social Weibo -semejante a X- que estas operaciones ejercen una «presión sin precedentes», limitando las defensas taiwanesas y acercando las fuerzas del EPL a la isla desde múltiples direcciones. «El cerco tridimensional demuestra nuestra capacidad para combatir cualquier intento separatista», señala.
Taiwán expulsa cuatro barcos de la Guardia Costera china cerca de las Matsu
El Comando del Teatro Oriental de Operaciones subrayó que sus tropas permanecen listas para actuar en cualquier momento, y advirtió que cualquier intento de independencia será aplastado. «La reunificación es inevitable, y los intentos de división serán aniquilados», declararon en su cuenta oficial de Weibo.
Estas maniobras se producen en respuesta a las declaraciones de Lai durante el Día Nacional de Taiwán, celebrado la semana pasada, donde reafirmó la soberanía de la isla, destacando que es una tierra de “libertad” y “democracia” y no está subordinada a China. En los días previos a su discurso, Lai provocó polémica al declarar que Taiwán es un “país soberano e independiente” y que era imposible considerar a la República Popular China como la «madre patria» de los taiwaneses.
La de hoy es la quinta vez en que China recurre a este tipo de maniobras desde 2022, cuando llevó a cabo las primeras de este calibre en respuesta a la visita de la entonces presidenta de la Cámara de Representantes de EE.UU., Nancy Pelosi, a Taiwán, que enfureció a Pekín y elevó la tensión en el estrecho a límites inéditos en décadas.
La isla es uno de los principales motivos de fricción entre China y EE. UU., ya que el país norteamericano es el principal proveedor de armas de Taiwán y podría intervenir para defenderla en caso de conflicto. China reclama la soberanía de Taiwán, un territorio que considera una «provincia rebelde» desde que en 1949 los nacionalistas del Kuomintang se replegaron allí tras perder la guerra contra el ejército comunista.
La reacción del presidente taiwanés
El presidente taiwanés, el soberanista William Lai, aseguró este lunes que su Gobierno “continuará defendiendo el sistema constitucional de libertad y democracia” de Taiwán frente a las “amenazas externas”, horas después de que China anunciase maniobras militares alrededor de la isla. “Los ejercicios militares que China ha lanzado tienen la intención de socavar el estado de paz y estabilidad en la región, y continúan utilizando la coerción militar contra los países limítrofes, lo cual no está alineado con las expectativas de la comunidad internacional”, manifestó el mandatario en su cuenta oficial de Facebook.
Monitor 2049®
2049® se hace eco de una fecha simbólica en la perspectiva de los grandes cambios mundiales. Los ejes de poder global se consolidarán en el área del Pacífico, particularmente en torno a China, provocando transformaciones geopolíticas que marcarán el rumbo del siglo. 2049® irá dando cuenta de los escenarios nuevos y en proceso de configuración.
Para ello, siguiendo la lógica de Nuevo Poder, irá registrando materiales periodísticos de fondo -léase reportajes de investigación, entrevistas, historias de portada, columnas de análisis- así como papers académicos, referidos a tales asuntos.
Pensando en ampliar la audiencia objetiva, se recogerán semanalmente registros en español e inglés.
Editor: IW, miembro asociado de REDCAEM (Red China y América Latina) y de CESCOS (Centro para el Estudio de las Sociedades Abiertas Contemporáneas)
Contact: iw@2049.cl
—
2049® echoes a symbolic date in the perspective of the upcoming changes worldwide. The axes of the global power will be consolidated in the Pacific area, particularly around China, causing geopolitical transformations that will mark the course of the century. 2049® will track these new and ongoing scenarios.
To do this, following the logic of Nuevo Poder, it will track background journalistic materials -investigative reports, interviews, cover stories, op-eds – as well as academic papers referring to such matters.
Thinking about expanding the target audience, records will be collected weekly in Spanish and English.
Editor: IW, senior fellow of REDCAEM (Latin America & China network) and of CESCOS (Centre for the Study of Contemporary Open Societies)
Contact: iw@2049.cl